Solicitada: Para Ramón De los Ángeles

Referente al fallecimiento de Don Ramón De los Ángeles Díaz, esta es una muy pequeña reseña de quienes fuimos sus amigos desde niños y que nos ha causado mucho dolor su partida tan repentina y sin vueltas. Como él se transformó en un referente de contacto en muchos temas y que nos envolvió a todos por su carisma excelente.
Creo no ser repetitivo y por ello demoré unos días para pensar si lo que sentíamos era dolor o nos reunía el cariño y respeto por él.
Cuando un amigo se va, queda un espacio a llenar y si era mi amigo mucho más. Éramos niños y ustedes aparecieron en nuestro barrio, una familia muy grande reunida de Tacuarembó. Como niños de la época todos corríamos detrás de una pelota de trapo que solíamos hacer todos los días.

Jugábamos en la calle y en el campito de turno de calle Juncal, Guayabos o Cerrito. Pasamos al Baby Fútbol y al Oratorio Don Bosco, tu hermano Atilio los llevaba a todos con su San Miguel, los cuidaba y ordenaba. ¿Se puede olvidar de eso en una niñez feliz con tan poco? No había nada de nada y menos algo de marca, recolectábamos medias viejas, pantalones como pudiéramos y todo así. Pero no me olvido de Atilio que los llevaba a todas partes, algo muy valioso para un grupo de niños en formación. Ello junto a la entrada de Walter Costagnin, que con su Plaza Rivera hizo que se juntaran un montón de jugadores y luego se fue armando de a poquito el nuevo Bella Vista. Fuimos al catecismo juntos a escuchar el pregón del padre Pías que nos abrazaba a todos como hermanos y quien escuchó su catequesis verdaderamente enriqueció su persona.

Nos juntamos todos detrás de una desgracia del club, descendimos con un muy buen cuadro, cosa que nos dolió en el alma. Hasta aquí todos como hermanos, pero nacimos de nuevo y qué club que fuimos armando hasta hoy.
Construimos la sede de la mano de “Maceta” Pagani, Santín, Carreiro, los Soria, Quique Oyarbide y mucha gente que nos ayudó. Otra barra se arrimó y con fuerza y tesón compró el Parque Don Bosco. No quiero dejar de nombrar gente que estuvo e hizo realizable todo esto y de la mano se armó la nueva etapa bellavistense que todavía funciona, pero distinto.

Los que saben pueden decir de la enorme cantidad de jugadores de primera línea que han pasado por el Club y que la mayoría de la gente reconoce. Y la cantidad de colaboradores que ha habido para llevar esto adelante, pues solo no se hizo. Y de esto mamamos nosotros y aprendimos a ser hermanos y amigos frente a todo y ganamos fama de “carasucias” y aún pertenecemos a ello con gusto. Por esa formación que tuvimos es que me doy cuenta lo rico que soy al estar en un club que siempre fue devoto de Don Bosco.

Contigo Ramón se nos fue alguien nuestro totalmente y te fuiste a acompañar a otros tantos del club que hoy quiero recordar.
El dolor que me dejó tu partida realmente es fuerte, pero bueno, me hizo saber cuánto nos queríamos y respetábamos. Dios te tenga en la gloria junto a otros bellavistenses que han dado mucho y no pasaron factura por ello.
Debemos cumplir otra etapa obligada que hará que cumplamos los sueños de niño, un club social para los niños de hoy.
Ramón, un abrazo, pero cuando nos toque volveremos a construir el Bella de esencia pura de trabajadores carasucias y que se animaron a construir algo especial que otros mancharon.
Un abrazo de verdad. Cuidanos desde allá arriba.
Bulón Santos