¿Alguien tiene la percepción que los años transcurren cada vez más rápido? ¿Ya han pasado 22 años de este siglo? ¿Ya comenzamos el 23? ¿Dónde quedó aquella vida apacible de días y noches interminables? Peor aun, en un abrir y cerrar de ojos estaremos en 2024 y así sucesivamente.
El 2020 se caracterizó por las restricciones, el 2021 por la llegada de las vacunas, el 2022 una progresiva recuperación de la vida anterior a la pandemia, en casi todos los rincones del planeta.
2023 ya es locatario aunque lleno de incertidumbre y con numerosos retos en el horizonte. Pero también con un verano ideal para el disfrute en la playa, en los arroyos. Para unos chorizos a la parrilla cualquier noche, en la zona costera. Aquí en Paysandú, aprovechando los momentos libres, sin necesidad de tener licencia, ese privilegio que por obvias razones solo disfruta una parte de la sociedad. El resto debe continuar trabajando normalmente. Pero siempre se encuentran horas para el esparcimiento. Incluso con el agregado de Playa Park, habilitada después de unos cuantos años durante los cuales los baños públicos estuvieron prohibidos debido a los altos niveles de contaminación del agua.
El verano está aquí y –claro– la frase más taquillera vuelve a ser “¡Qué calor!”. Se podría responder “chocolate por la noticia”. Mejor no, no es buena época para un chocolate caliente.