Ya llegan a 100 los caballos liberados por programa Basta de TaS en Montevideo

El programa Basta de TaS (Tracción a sangre), es una alternativa para sacar de a poco los carros tirados por caballos de Montevideo sin quitar la fuente de trabajo de sus conductores y mejorar su situación desde todo punto de vista.

Esta campaña surgió en el año 2011 en Argentina de la mano de la Fundación Franz Weber y la Asociación Animalista ¡Libera! Luego se esparció por varias ciudades de México, Uruguay y Colombia, habiéndose logrado en algunas, su completa erradicación.
Básicamente se trata de un programa que, mediante aprobación de los gobiernos locales, se realiza la compra de motocarros –algunos compran camiones pequeños– y la organización Libera, brinda la hoja de ruta para su ordenada implementación, mientras que también realiza el proceso de selección de adoptantes que se requerirán para los caballos que dejarán de trabajar en las calles.

La Intendencia de Montevideo compra los motocarros, se los entrega al clasificador a cambio del caballo y el trabajador continúa el pago en cuotas accesibles. Se trata de un comodato donde el trabajador no puede vender ni permutar el vehículo.
“Si bien se trata de un proceso lento y nos gustaría que hubiera ya muchos más caballos jubilados, hasta ahora ha sido todo un éxito”, contó a EL TELEGRAFO, Karina Kokar, representante de Libera en Uruguay.

Cien familias reconvertidas

Desde aproximadamente el año 2018 –luego de una prueba piloto– se han reconvertido alrededor de 100 familias en un proceso algo lento, pero con resultados favorables. En esta tanda que se realizará los primeros días de febrero, se sustituirán 27 caballos más.

“Los clasificadores ya están capacitados y ya están trabajando porque empezaron para las fiestas. Nosotros seguimos buscando adoptantes que nos faltan para 3 caballos. No ha sido fácil encontrar interesados en adoptar a estos animales porque se complicó por la gran sequía que se está padeciendo”.

Las exigencias del protocolo de adopción de los caballos son estrictas, ya que se procura que los animales encuentren un destinatario que los tenga en muy buenas condiciones, se haga cargo de los gastos de veterinaria y alimentación, pero sobre todo, que no vuelvan a ser utilizados para ningún tipo de trabajo. Estudios de comportamiento de estos animales, aseguran que muchos de ellos que han recibido maltrato o que su salud se ha deteriorado por exceso de trabajo, no están tampoco aptos para realizar equinoterapia. “Buscamos gente que quiera adoptarlos por el fin de sacarlos de lo mal que pasan –por más que haya dueños que los tratan bien, el trabajo en las calles es muy duro–, que tengan el descanso tan merecido, comida y agua siempre y que jamás vuelvan a ser utilizados. Los adoptantes deberán tener paciencia y hay muy poca gente que comprende eso. Es como que los quieren tener para algún otro fin y no simplemente para que dejen de sufrir y sean libres”, explicó Kokar.

El trabajo en las calles

En todo Montevideo se ven carritos y muchos son alquilados. Eso significa que un mismo caballo puede llegar a acarrear residuos o cualquier carga durante todas las horas por las que fue alquilado y para aprovechar más lo que se paga por ellos, trabajan casi de continuo en jornadas agotadoras donde algunos incluso caen en las calles destruidos.

En Paysandú, este programa fue presentado durante varios años y en diferentes administraciones, pero no se logró su implementación. Si bien la cantidad y las distancias son diferentes a las de la capital, también se los ve por las calles a toda hora en invierno y verano con temperaturas insoportables; yeguas en estado de preñez, así como le trabajo insalubre que realizan las familias que van sobre los carros y la temática del trabajo infantil.

Inclusión laboral

Mediante el Programa de Reconversión Laboral de Clasificadores de Residuos Sólidos Urbanos, en la ciudad de Montevideo, ya son 100 los vehículos motorizados de este programa que circulan por las calles.

Se trata de familias de clasificadores que optaron por el cambio y con ello accedieron a ser monotributistas y tendrán una jubilación asegurada, además de confesar que se sienten “más incluidos” en la sociedad. “Este programa ya se consolidó como un plan de la Intendencia. Por un lado, los trabajadores se reconvierten y de a poco se van restringiendo las zonas de acceso de carros. Lo que pasó con la pandemia fue que mucha gente perdió su trabajo y tuvo que salir con un carro para sobrevivir. Este año se hará una prueba de cómo está la situación y cómo se sigue”.

La representante de la organización Libera, también explicó que al principio fue difícil convencer a los clasificadores al cambio, pero después accedieron y les fue muy bien.
“Los trabajadores que deciden cambiar a vehículo motorizado, reciben una capacitación que lleva un tiempo y a muchos les cuesta, pero luego será esa capacitación la que les permitirá –luego de vencido el contrato por dos años con la Intendencia– desenvolverse en tareas donde pueden utilizar el motocarro. A muchos les renovaron el contrato y no nos ha llegado hasta ahora, ningún comentario negativo de parte de los trabajadores, sino todo lo contrario”, finalizó Kokar.