Escribe Ernesto Kreimerman: 1973, la muerte de los tres Pablos inmortales

Fue un año terrible 1973. Lo recuerdo con gran dolor a pesar de ser apenas un niño. Tenía aún diez años cuando el 27 de junio un sector del ejército y unos civiles de peor tono antidemocrático acabaron con la democracia en nuestro país. Recuerdo perfectamente las protestas populares y democráticas, muchas de ellas pasaban por la puerta de mi casa, por Leandro Gómez y Misiones.
También recuerdo la tristeza el golpe de Estado cruento en Chile, la valentía de un pueblo acorralado, y la voluntad democrática de Salvador Allende, arrasados por la insania fascista de Augusto Pinochet y sus secuaces.

“Que ano mais sem critério / esse de ‘73 / Levou para o cemitério / três Pablos de uma só vez” (Qué año tan sin criterio / este del ‘73/ que se llevó al cementerio / a tres Pablos a la vez). Versos emocionados del más brasileño de los brasileños, Vinicius de Moraes.
En aquel triste 1973, murieron también los tres grandes Pablos: Picasso, Neruda y Casals. En ese orden: el genial Picasso el 8 de abril, el intenso Neruda el 23 de setiembre, y el genial violinista Casals el 22 de octubre.

Los tres Pablos del siglo XX. Genios, de la pintura, de las letras y de la música. A los tres los unía la dura experiencia del exilio, la guerra y la dictadura. En particular, los tres sufrieron la violencia del franquismo, un aliado del nazismo que frente a la derrota de Hitler intentó, con éxito, sobrevivir y fungir como “caudillo de España por la gracia de Dios”, hasta el mismísimo día que murió, el 20 de noviembre de 1975.

Los tres Pablos, dos países, Chile y España, y dos dictadores. Y ésta es otra coincidencia “malvada” del destino. Dos generales inteligentes y grises, que no fueron iniciadores de las insurrecciones que los llevaron al poder, sino que se sumaron cuando la felonía ya estaba iniciada y “clamaba” por un liderazgo. Uno y otro, esperaron su mejor momento, y condujeron el país según su capricho autoritario.

Francisco Franco, el general más joven de Europa, que alcanzó su grado con apenas 34 años, tejió su fama temeraria en Marruecos, siendo comandante del ejército y desde 1936 jefe del estado mayor. Colabora con Adolfo Hitler, y como resultado de su entrevista en Hendaya, surge la división azul, tropas voluntarias de españoles que se unieron al ejército nazi para pelear con la URSS.
La victoria del alzamiento sangriento que a último momento termina liderando Augusto Pinochet significó el mayor derramamiento de sangre de la historia chilena; años signados por la represión, la ausencia de las libertades y la violación de los derechos civiles. Un período que, caracterizado por la represión, la violencia, las medidas autoritarias, transformaciones sociales regresivas y económicas redistributivas en beneficio de los poderosos.

Los Pablos

Los tres genios, Neruda, Picasso y Casals, hablaban español, su lengua de origen. Eran defensores inclaudicables de la libertad de los pueblos y de los derechos humanos, y cada vez que debieron jugarse, se la jugaron.
Pablo Picasso y Pablo Casals murieron en el exilio. Y Neruda, ahora lo sabemos, fue asesinado. Hasta su lecho de enfermo llegó la mano siniestra de la dictadura naciente. Pablo Neruda era, en vida, un problema para Pinochet. La dictadura nació a sangre y muerte; asesinado ya Salvador Allende, destruida la Casa de la Moneda, asesinaron a otros referentes culturales.

Picasso

Pablo Ruiz Picasso, original de Málaga, nacido el 25 de octubre de 1881, pintor y escultor, fue junto a Georges Braque, creador del cubismo. El Guernica, su obra emblemática, fue pintada en París, en 1937. Es un testimonio de denuncia y memoria, a solicitud del gobierno de la Segunda República, para ser exhibido en el pabellón español de la Exposición Internacional de 1937. Pero unos pocos años después, Picasso decidió dejar esta obra en custodia del Museo de Arte Moderno de New York. Recién en 1981 la más significativas de las obras de Picasso llegaría a España.

En el debate casi permanente acerca de la divulgación del arte, en sentido amplio, Picasso sería categórico: “No, la pintura no está hecha para decorar las habitaciones. Es un instrumento de guerra ofensivo y defensivo contra el enemigo”. Aquí converge el genio artístico y el hombre político. Este Pablo, y los otros dos, se asumían como pacifistas. Y él y el poeta, además, comunistas.
Picasso comprendía el comunismo como un método hacia la libertad y la felicidad. Fue un activista y un luchador por la paz, y un hombre de polémicas.

Pablo Casals, músico

Fue uno de los más destacados músicos del siglo XX. Es más, no pocos críticos lo destacan como uno de los mejores violonchelistas de todos los tiempos. Casals significa una técnica de violonchelo absolutamente innovadora. Los críticos advierten que marcó un antes y un después en el significado y expresión de este instrumento. Sin embargo, su máxima creatividad y expresión la alcanza en la combinación de su condición de compositor y la de director de orquesta. Por ello, Pablo Casals fue un músico total. Cuando alcanza reconocimiento después de su presentación en el Carnegie Hall, en 1922, se dispara un debate: ¿debe un solista convertirse en director? Pero era otra la discusión: ¿puede un autodidacta realmente alcanzar el mismo desarrollo que un director formado de manera convencional?

Irónicamente, el prestigio de Pablo Casals como director de orquesta se vio opacado por su inmensa fama como violonchelista.
Catalán de convicciones firmes, se negaba a presentarse en países que reconocían oficialmente al gobierno del dictador Francisco Franco. Hizo una sola excepción a esta regla, el concierto que en 1961, dio en la Casa Blanca, para el presidente John F. Kennedy. En 1971, a los 95 años, interpretó su “himno de las Naciones Unidas”. Falleció casi dos años después, el 23 de octubre de 1973.

El poeta

Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, o simplemente Pablo Neruda, fue un poeta y político chileno. Pero más que nada, fue un hombre apasionado de los sentimientos. Fue senador de la república, embajador de Chile en Francia, pero antes funcionario en otras representaciones, especialmente, España, donde fue un actor más, y destacado, de la movida cultural de la república, y profundamente antifranquista. Fue miembro del Comité Central del Partido Comunista de Chile.

En 1971 recibió el Premio Nobel de Literatura, la mayor distinción que se puede recibir. Y fue reconocido por varias universidades, en particular, la de Oxford, con un doctorado honoris causa.
Los poemas de Neruda han destacado por su sensibilidad y su compromiso. Aunque él no lo veía como su mejor trabajo, la popularidad de “Veinte poemas y una canción desesperada” es única. “Residencia en la Tierra”, “Los versos del Capitán”, “Fulgor y muerte de Joaquín Murieta”, “Confieso que he vivido” y “Para nacer he nacido”, son obras que todos deberíamos leer.

En estos días, científicos del Centro de ADN Antiguo de la Universidad de McMaster, en Canadá, y del Departamento de Medicina Forense de la Universidad de Copenhague, en Dinamarca, entregaron a la justicia chilena el informe definitivo sobre la muerte de Pablo Neruda que, según adelantó la familia, confirma que fue envenenado con la bacteria clostridium botulinum, causante del botulismo.

Se confirma así la sospecha que sus allegados denunciaron desde la primera hora: ha pasado casi medio siglo, y sabemos ahora que el viejo poeta y militante comunista fue asesinado por la dictadura del general Augusto Pinochet, a poco menos de dos semanas de dar el golpe contra Salvador Allende.
Ahora sí descansa en paz Pablo Neruda, poeta. Pablo de Chile y del mundo.