Los factores de riesgo para desarrollar enfermedades cardiovasculares, primera causa de muerte en nuestro país, pueden ser: edad, sexo, antecedentes familiares, tabaquismo, mala alimentación, sedentarismo, consumo de alcohol, hipertensión, diabetes y obesidad.
Se detallan a continuación los FRCE o también llamados no clásicos.
Condiciones vasculares
Espesor íntima-media arterial: medida por ecografía, está relacionado con el proceso aterosclerótico.
Rigidez arterial y calcificación arterial: los depósitos de calcio en las arterias coronarias, aorta abdominal, mamarias y renales pueden ser marcadores de riesgo de eventos cardiovasculares.
Cambios electrocardiográficos: depresión del ST, inversión de la onda T, hipertrofia ventricular izquierda o distensión, arritmias, cambios en la frecuencia cardíaca máxima en reposo y durante el ejercicio puede predecir la mortalidad cardiovascular.
Otras condiciones
Enfermedad autoinmune: probablemente relacionado a inflamación crónica: Se incluye Lupus, artritis reumatoidea.
Deficiencia de andrógenos.
Infecciosas: Chlamydia pneumoniae, Helicobacter pylori, gripe, SARS-CoV-2: se asocian a eventos de infarto y ACV.
Periodontitis: el riesgo vascular es por la inflamación crónica de encías.
Hígado graso no alcohólico: Existe evidencia de un mayor riesgo cardiovascular independiente si coexiste con obesidad y diabetes.
Sueño anormal: la duración anormal del sueño, tanto muy poco como demasiado, se asocia con un mayor riesgo vascular.
Pequeños para la edad gestacional: Condiciona en el adulto riesgo de cardiopatía coronaria.
Fibrinógeno elevado en plasma se asocia a riesgo cardiovascular.
Apnea obstructiva del sueño e hiperuricemia: ambas condiciones se asocian con una mayor incidencia de mortalidad cardiovascular.
Contaminación del aire (CE). Componentes específicos asociados a mortalidad cardiovascular incluyen partículas finas (PM2.5), ozono, monóxido de carbono y óxidos de azufre.
Causas genéticas
Nivel socioeconómico deficitario y depresión asociados a mayor riesgo de cardiopatía coronaria.
Conclusión
Un mejor conocimiento de los factores de riesgo cardiovascular emergentes redundará en prácticas preventivas y terapéuticas en beneficio de los pacientes.