Hacia el valor agregado a la madera

La puesta en marcha de una inversión de 136 millones de dólares por la empresa forestal Lumin para construir su tercera planta industrial en Uruguay, es un acontecimiento significativo para la región y el país, no solo por tratarse de una inversión –que siempre es bienvenida– sino porque se inscribe en la fase que debe seguir al desarrollo y entrada en producción de los emprendimientos forestales en el Uruguay para tender a cerrar el círculo de inversión y agregado de valor dentro de fronteras.
Con esta iniciativa situada en Cerro Largo, la empresa se convertiría en el segundo mayor productor de plywood (paneles contrachapados) de América Latina. La planta de paneles contrachapados se ubicará sobre la Ruta 8 (unos 12 kilómetros al sur de Melo) y se estima emplear en la obra entre 250 a 300 personas. Las operaciones de la fábrica se iniciarían los primeros meses de 2026 y tendrá una planilla de 320 trabajadores.

Actualmente, las dos plantas existentes de Lumin en Tacuarembó emplean a 780 personas y producen 304 mil metros cúbicos de plywood anualmente. Con el nuevo proyecto de Cerro Largo se espera que la producción llegue a casi los 500 mil metros cúbicos por año, lo que convertirá a Lumin en la segunda empresa productora de plywood en América Latina.
Una creciente demanda global de productos madereros sustentables por los sectores de la construcción y la mueblería es lo que busca capitalizar Lumin, que gestiona unas 120 mil hectáreas de pino y eucalipto en Cerro Largo, Rivera, Tacuarembó y Treinta y Tres.

En los últimos dos años, la empresa viene de invertir 48 millones de dólares en sus instalaciones ya existentes (que incluyeron la construcción de una fábrica de plywood Thin Peel en Tacuarembó y un centro logístico de almacenamiento cercano al Puerto de Montevideo).
Pero como bien sostiene el refrán, una flor no hace primavera, y se requiere mucho más que esta promisoria inversión, desde que hasta ahora el grueso de la producción y prácticamente el 90 por ciento de los ingresos por este rubro se registra por las exportaciones de celulosa. De acuerdo a lo señalado por el presidente de la Sociedad de Productores Forestales (SPF), Nelson Ledesma, el año pasado los ingresos por celulosa y madera se situaron en los 2.378 millones de dólares, lo que equivale a un 11 por ciento más que en 2021. Los países de la Unión Europea y Asia fueron los principales destinos de las exportaciones de productos forestales desde Uruguay.Pero, como bien reconoce el empresario, un gran desafío para el sector es seguir incorporando proyectos de transformación mecánica de la madera. Al respecto destaca que “hay anunciados dos proyectos y uno de ellos está en ejecución. Otro seguramente podrá comenzar a ejecutarse a mediados de año. Ese es un poco el desafío para darle más madurez a lo que es otra área del sector forestal que no es la celulosa. En todo lo que es producción de fibra para celulosa está muy maduro, tenemos varios proyectos”.

Considera asimismo que las empresas forestales en Uruguay tienen “tecnología de punta”, pero que a la vez el reto para el sector “está en consolidar la construcción de plantas de transformación mecánica de la madera (aserraderos, paneles, etcétera) para que de alguna forma podamos aprovechar y madurar en esa otra área que es el aprovechamiento de la madera a través de los bosques manejados, podados y raleados, que de alguna manera le podemos generar un valor agregado”.
Asimismo, hay un área que se desarrolló, que está en maduración forestal, y que está pronta para que la industria la reciba y genere productos de alta calidad como se generan en otros continentes con la materia prima de Uruguay. Pero según Ledesma, el desafío de agregar valor a la materia prima “es donde juega fuerte la competitividad, poder ser competitivos, para que de alguna manera el valor que le agregamos al transformar una materia prima en un producto final, sea mucho más que el valor que recibimos de pago, que el costo que nos significa transformar esa materia prima en ese producto”.

El punto es que con un millón 243.000 hectáreas de plantaciones efectivas, el sector aporta aproximadamente el 3,8 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) y está generando unos 18.000 puestos de trabajo directos. La mitad de los empleos directos está vinculada a la fase primaria (viveros, silvicultura y operativa forestal) y el 35 por ciento a trabajos vinculados a industrialización en fase primaria.

Sin embargo, con una producción en marcha o por ingresar de más de un millón de hectáreas, las expectativas están todavía muy lejos de colmarse en cuanto al reciclaje de riqueza, por más que se ha incorporado infraestructura en torno a estos emprendimientos y se han instalado polos de desarrollo en torno a localidades olvidadas de las áreas rurales, en medio o cercanas a las implantaciones forestales.

La industrialización de la madera, sobre todo para el empleo en la construcción y la fabricación de muebles, es el paso pendiente de calidad que requiere sin embargo superar factores adversos relacionados con los costos y los riesgos del mercado, ante la inversión que conlleva y el hecho de que si bien hay un ahorro de flete respecto a los competidores, hay un costo país que conspira contra la masificación o por lo menos la extensión de este tipo de emprendimientos, tanto en lo que refiere a la exportación como al mercado interno.
Y este es el punto clave, el generar la masa crítica para captar las inversiones como la de la planta de Cerro Largo, y en este contexto es oportuna la intervención del Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial en cuanto al proyecto de llamado a interesados para la construcción de complejos habitacionales en madera, como experiencia piloto, lo que implica beneficiarios desde el punto de vista social pero también para la creación de puestos de trabajo en el sector.

Pero se necesita más, mucho más, tanto desde el Estado como catalizador como así también de cultura empresarial de riesgo, para la percepción de oportunidades, y sobre este déficit es preciso trabajar con imaginación y sentido común, por encima de coyunturas.