Javier Milei fue el candidato más votado en las primarias

Buenos Aires, 14 (EFE)
Javier Milei, economista y líder de La Libertad Avanza, obtuvo en las primarias argentinas el 30,04% de los votos (con el 97,4% escrutado), y entró a las elecciones presidenciales del 22 de octubre como el candidato más votado.
En segundo lugar quedó la coalición opositora Juntos por el Cambio, con un 28,27%, en la que resultó elegida para competir en las presidenciales la exministra de Seguridad Patricia Bullrich, y en tercer puesto, el oficialista Unión por la Patria, con el 27,27%, que tendrá en la pugna al ministro de Economía, Sergio Massa.
Los analistas observan que Argentina requiere aplicar reformas estructurales de forma rápida que deben ser negociadas en un Congreso que hoy parece que emergerá fraccionado.

El triunfo de Milei ha sorprendido a propios y extraños, pero ahora se analiza como una reacción “inevitable” de los “perdedores” del modelo actual y ciudadanos hartos de los fracasos de una clase política incapaz de rever sus conductas.

El “panorama es sumamente sombrío” y hasta “peligroso”, dijo a EFE el editor y ensayista Alejandro Katz, porque considera que Milei sería un presidente de “derecha extrema radicalizada”, desde el punto de vista ideológico, y con “un desequilibrio psicológico muy importante”, desde el punto de vista personal.
Katz explicó que Bullrich y Massa son “dos personas que están más amparadas por las estructuras partidarias, que contarían con más cuadros con conocimiento del aparato del Estado para la gestión del próximo ciclo de gobierno”.

Sin embargo, el experto considera que Massa lo haría “maximizando” los intereses corporativos que apuestan al statu quo y Bullrich representa una propuesta “confrontativa y brutal con un riesgo serio para la gobernabilidad y bienestar general”.
Hoy parece improbable que Milei no llegue a una eventual segunda vuelta, prevista para el 19 de noviembre.
Milei, acompañado por la candidata a vicepresidenta, Victoria Villarruel, prometió, en un país acosado por desequilibrios macroeconómicos y una inflación cercana al 116%, dolarizar la economía, para abandonar el devaluado peso argentino, demoler el Banco Central y pasar una “motosierra” por el gasto del Estado.
Sus propuestas amigaron a la sociedad con ideas liberales, aunque también generó conmoción la defensa del mercado de compra-venta de órganos.