Escribe Danilo Arbilla: Aprendamos de los argentinos. ¡Hagámoslo!

El mundo observa con asombro el proceso electoral argentino que lidera Javier Milei, con la fusta bajo el brazo. Mas atrás Patricia Bullrich y Sergio Massa pelean por entrar al balotaje, si es que el puntero no consigue la presidencia en primera vuelta. La atención planetaria crece a medida que se conoce la trayectoria y costumbres del favorito: habla con sus perros, incluso con uno que está muerto, como lo hacía Maduro con el “pajarico”, y en su momento dijo que el Papa Francisco –al que señaló como “el imbécil que vive en Roma”– representaba “lo maligno” en la tierra. Llama la atención, ¿ o no?
Y que lo voten, más; por mucha bronca que tengan.
Aprendamos de los hermanos de enfrente. Siempre nos marcan claramente qué es los que no deberíamos hacer.
Por ejemplo cuestionar a jueces y fiscales por fallos que afectan a dirigentes políticos o gremiales. Hablar de “judicialización”, de “persecución”, “limitación de derechos” ( no hemos visto hasta el momento lo de lawfare pero ya aparecerá) tal cual ocurre en estas horas respecto al presidente del sindicato de funcionarios de OSE. Habrá movilización, paros y cortes de calles, ¿piquetes? Igualito a lo que no habría que hacer. Es que el Pit Cnt no reniega ni se resiste a marchar “codo a codo” con con los compañeros de ruta chavistas y kirchneristas.

Siempre aparece algo impensado. Los argentinos han hecho guasca el sistema jubilatorio, se han quedado con fondos de reserva y garantías de los jubilados y hoy da pavor verlos arrastrar sus desgracias. ¿Queremos eso?
No. Los gobiernos de izquierda tuvieron en agenda la reforma jubilatoria: inevitable para evitar el colapso del sistema en un futuro cercano. No hicieron nada, como con las represas o la enseñanza. Ahora viene la “coalición republicana” y lo hace. Lacalle Pou les saca las castañas del fuego. Pues hete aquí que no lo quieren y el Pit Cnt, siempre “codo a codo” con el Frente Amplio –aunque esta vez no tanto por razones muy largas de explicar aquí y ahora– arranca para tirar abajo la reforma. Por joder digamos, por aquello que me gusta citar de que si muero en el valle que me entierren en la montaña y si muero en la montaña que me entierren en el valle.

Y arremeten contra todo, no respetan represa, ni reservas ni garantías. Que desaparezcan las AFAP. Así nomás; y que sus fondos pasen a propiedad del BPS. Pero ocurre que “sus fondos”, –la friolera de 22 mil millones de dólares– no son de las AFAP, meras administradoras, –por cierto muy vigiladas, controladas y limitadas– sino que son de un 1 millón 550 mil trabajadores. Son propiedad privada. ¿Qué, los van a expropiar por vía de una reforma constitucional? ¿Y lo de la debida compensación? Parece que los muchachos del BPS y la SS, son previsores y no quieren que falte plata al momento de cobrar sus sueldos.
Los funcionarios de las cuatro AFAP en total son 489, los del BPS suman 4 mil. Yo sé que las comparaciones son odiosas, pero mucho peor es comparar la media que cobran los jubilados y pensionistas con la media que cobran los funcionarios del BPS, incluyendo beneficios como alimentación “cumplimientos”, hogar constituido, prima por hijos, mutualista, licencia por duelo, matrimonio, paternidad, maternidad, y algunos días mas, además del día del “funcionario de la Seguridad Social”.
No aflojan con la dialéctica: lo peor es lo mejor.
¡Con tantos ejemplos y tan cerca!