Títulos, programas y ainda mais

Hoy bullen en mi cerebro las ideas, a propósito de los temas en discusión actuales. El de los títulos, ¡qué tema! Considero que es insignificante, comparado con los problemas actuales de esta sociedad. Lo importante no es si la persona tiene título o no, lo que interesa es si sabe hacer su trabajo con eficiencia, si cumple con su misión a conciencia y no se envanece porque sabe. Está lleno de profesionales con título, que saben mucho menos que otros sin ningún título, que se han formado en la universidad de la vida, que no tuvieron oportunidad de formarse en un centro de enseñanza. Pensemos, por ejemplo, en los profesores de liceo, siempre hubo y los sigue habiendo, creo, que son llamados así, pero carecen de título. (Pertenecí a esa categoría, años ha). Igualmente, me consta que hacen lo posible por cumplir bien con su trabajo. Aunque no todos. En todos lados se cuecen habas…
Otro tema, los programas, la reforma, tan odiada por algunos y tan ansiada por otros, la reforma de la enseñanza. Hace unos 60 años, en mi época de estudiante, aprendimos que “Hay que cambiar de Educación”, como decía el título de un libro que estudiábamos. Pues bien, se ha cambiado varias veces desde entonces, pero seguimos diciendo lo mismo, hay que hacer una reforma profunda. Claro, no se puede instrumentar de un día para otro, pero hay que empezar a caminar, porque “se hace camino al andar”.
Ya sabemos que algunos profes adelantados a su tiempo, empezaron hace unos años, en algunas materias, pero se siguen enseñando algunos conceptos que han quedado obsoletos, se sigue con una enseñanza demasiado teórica y no adaptada a la realidad actual. Se discute si humanística, si científica, si artística, pero la realidad no está dividida en sectores, todo está relacionado con todo. Pienso que debería enseñarse en una forma más “globalizada”, que la música, la expresión artística y las manualidades tendrían que darse en todas las materias, como se hace –o se hacía–, en las escuelas. En el mundo está todo relacionado, no hay parcelación en asignaturas.

La enseñanza de la geografía y de la historia, así como se realizan actualmente, en base a conceptos complicados para entender, deberían partir de la observación de la realidad y la situación actual del país y del mundo. Pero en cambio he visto, en una clase de quinto, escolar, que estudian la Revolución Francesa, las nuevas ideas –nuevas para aquel tiempo– ideas que hasta el día de hoy no se cumplen totalmente. Son palabras, palabras difíciles para un niño de 10 años. Y encima tiene que dar su opinión, cosa casi imposible dada la edad y sus intereses.
Tenemos que corregir algunos errores, por ejemplo, el norte de los mapas. Mapas que están hechos con la mirada europeísta, olvidamos o no sabemos que para nosotros, del hemisferio sur, tendría que estar “arriba” el sur, porque nuestro cielo no es igual al europeo, ellos no ven la Cruz del Sur.
Se olvida muchas veces que el alumno necesita motivación. Necesita sentir la emoción de aprender, las emociones positivas o negativas, influyen grandemente en el aprendizaje, puede decirse que son las emociones quienes dirigen el aprendizaje. Por eso hay que insistir en el desarrollo de la inteligencia emocional, para saber enfrentar los desafíos de la vida y saber compartir y comprender a los otros.

En lo que respecta al Derecho, se insiste en los derechos, pero no se da suficiente importancia a los deberes. Y existe demasiada reglamentación, tantos fines, tantos proyectos, tantas leyes, que difícilmente se cumplen.
Los programas de historia son tan largos que nunca o casi nunca se terminan y al final los alumnos se quedan sin saber, a veces lo más importante, por ejemplo, la Revolución Oriental, los problemas actuales en el mundo. Además, se insiste en los sistemas de gobierno, lo que hace árido el estudio para quienes no les gusta, en vez de estudiar las características de las sociedades, sus costumbres, cómo se vivía en cada época y lugar.
El medio ambiente y sus problemas, se estudia teóricamente, pero se hace muy poco, dicho esto no sólo para la enseñanza. En general somos bastante ignorantes con respecto a este tema y así es que la degradación, el calentamiento, van aumentando. Está el caso de los humedales, no se les da la importancia que tienen debido a la ignorancia. Son reservas de agua, de vida vegetal y animal, son los biomas que mantienen la biodiversidad, protegen contra las inundaciones, el calentamiento y las variaciones extremas de temperatura.
Respecto a la geografía, hace años que no se tortura a los alumnos pidiendo mapas calcados y marcando ríos y ciudades con diferentes tintas –sufríamos horrores–. No aprendimos casi nada, repetíamos nombres, en eso se ha mejorado mucho, pero falta la observación práctica. Por distintas causas, no es posible hacer excursiones, que sería la mejor forma de enseñar esta materia, in situ. Se miran videos y películas, pero no es lo mismo. Cuando es in situ, todo el mundo se interesa y nadie olvida.

La filosofía es la disciplina que enseña –o debería enseñar– a pensar. Pero la mayoría de los alumnos se queja de que no entienden, no les gusta. A pesar de que ya se han hecho reformas, se ve que no son suficientes. O tal vez el problema es la formación de los profes. Creo que en este caso se necesita vocación para enseñar, a veces no alcanza con el título.
En Física y Química todavía se sigue, sobre todo en la primera, como hace un montón de años, mucho problema teórico, pero muy poca práctica. No se insiste en la física cuántica, que es la actual.
(Hay que decir que sobre esta física son muy pocos los que saben, son conceptos muy complicados, hace falta mucho estudio, de alumnos y profes). Cuando se hacen ejercicios y problemas sobre la velocidad y la aceleración, por ejemplo, se debería relacionar con el tránsito y los accidentes. Y cuando se estudia la caída de los cuerpos, ver ese hecho en un surtidor, en la fuente de la plaza, en el riego con manguera.
En vez de estudiar el número de átomos que hay en un compuesto, y cuánta energía se puede producir en una reacción atómica, relacionar la química con la cocina y ahí sí, estudiar la materia y la energía, hacer el estudio mucho más práctico y útil para la vida.

En cuanto al Idioma Español, generalmente no les gusta a los alumnos, pienso que los programas tendrían que cambiar totalmente, y trabajar insistiendo en las distintas formas de expresión oral, escrita, musical, artística, manual, física. Creo que las clases de Literatura son dinámicas, pero lo dicho antes vale también para estas. Sé que algunos profes lo hacen.
Hay que incentivar la lectura, tarea extremadamente difícil en estos tiempos, pero muy necesaria para enriquecer el pensamiento y el lenguaje, que cada vez se hace más parco y más reducido. Porque de nada sirve tener libertad de pensamiento si no tenemos palabras para pensar. Y es así que muchas veces decimos imbecilidades, como dice un filósofo español.
Matemáticas, siempre han sido el cuco para muchos, y lo sigue siendo. Creo que aquí también hace falta una reforma, más práctica, pero no de ejercicios teóricos, sino más práctica real, sobre el terreno, mediciones, observaciones, cálculos en situaciones vividas, no sólo supuestas. Más geometría, más matemáticas aplicadas, más ver las regularidades en la naturaleza, las simetrías, las proporciones, las funciones, los infinitos.
En cuanto al aprendizaje de idiomas, sé que en algunos liceos se trabaja en coordinación con los profes de música, se rechaza la traducción, y sin embargo el programa Duolingo, de Internet, la usa con gran éxito. Doy sólo un ejemplo: hace varios años empecé a estudiar alemán, después dejé y ahora recomencé con el Duolingo. Recién ahora entendí que la palabra “Man” significa “se” y “Mal” significa “vez”, gracias a la traducción.

Mucha gente dice que hay que dar más importancia al razonamiento que a la memoria, para aprender. Pero olvidan que la memoria es la base, a su vez para retener un conocimiento se necesita en primer lugar, la atención, que es lo que falla en estos tiempos vertiginosos en que se nos presentan montañas de conocimiento, que dificultan la atención. Es necesario enseñar a pensar, para saber elegir los conocimientos adecuados, pero también hay que recordar los procedimientos, los conceptos, o sea, usar la memoria a corto y a largo plazo. Las computadoras, la inteligencia artificial, se basan en la memoria. Si nos falla el disco duro del cerebro, nos falla la memoria, no es posible hacer nada.
Pienso que tal vez tengan razón los italianos, que han prohibido el uso del celular en el aula. Porque es muy difícil para el docente ser tan motivador como este aparatito que impide la concentración, necesaria para adquirir conceptos nuevos. Pero dada la realidad actual, no hay más remedio que tratar de incorporarlo a la clase, tarea bastante difícil pero imprescindible.
Los programas demasiado largos no permiten reflexionar y por tanto, aprender. Y en los sistemas de evaluación no se tiene en cuenta las diferencias individuales, cuando lo que tendría que evaluarse es la evolución de cada alumno con respecto a sí mismo, si se supera o no.

Me falta “criticar” la Biología. Creo sinceramente que los profes de esta materia están muy actualizados y trabajan muy bien, por lo que he visto. Pero los programas son largos y no sé si hay tiempo para estudiar bien el cuerpo humano, por ejemplo. Los conceptos en este caso, son bastante difíciles, y la mayoría aprende muy poco sobre las funciones de su propio cuerpo.
Actualmente estoy fuera del sistema, pero me gusta ser metiche, y aunque sé perfectamente que nadie tendrá en cuenta mis reflexiones, igual me doy el lujo de expresarlas.
La Tía Nilda