En el marco de la apertura de la Conferencia de las Partes de la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres (CMS), de las Naciones Unidas, se presentó este mes el primer Informe sobre el estado de las especies migratorias del mundo. Desde antes de su presentación este informe ya se consideraba un hito, por ser, justamente, el primero, pero también lo ha sido desde que se conocieron algunos de los datos que en él se presentan. Tristemente no son datos alentadores acerca del bienestar de las especies migratorias, por el contrario, la situación que revela es preocupante, por más que no se pueda hablar de una situación inesperada en el contexto que conocemos y del que largamente nos hemos ocupado: crisis ambiental, pérdida de hábitats y la amenaza de la basura que se acumula en todos los rincones del globo.
Plantea este estudio que, aunque algunas especies migratorias consideradas están mejorando, se están registrando descensos de población en casi la mitad de ellas (41%). Más de una de cada cinco (22%) de las especies incluidas en la CMS están en peligro de extinción. Casi todos (97%) los peces incluidos en la CMS están en peligro de extinción. El riesgo de extinción es cada vez mayor para las especies migratorias a nivel mundial, entre ellas las que no están incluidas en la CMS. La mitad (51%) de las Áreas Clave para la Biodiversidad identificadas como importantes para los animales migratorios incluidos en la CMS no tienen estatus de protección, y el 58% de los sitios monitoreados reconocidos como importantes para las especies incluidas en las listas de la CMS están experimentando niveles insostenibles de presión causada por el hombre. Esos son apenas algunos de los principales datos contenidos en el informe, que instantáneamente provocó reacciones entre organizaciones ambientalistas como WWF, que realizó un llamado “a una mayor ambición” de las partes “para asegurar la conectividad ecológica para las especies y hábitats en grandes paisajes terrestres y marinos. Esto significa tener planes espaciales integrados para la tierra y el agua, y ubicar la infraestructura adecuada en los lugares adecuados, asegurando que la vida silvestre pueda moverse libremente mientras se satisfacen las necesidades de las personas”, publicó Colmán Ó Críodáin, director de Política para la Práctica de Vida Silvestre, de WWF.
Es que justamente, las dos mayores amenazas tanto para las especies incluidas en la CMS como para todas las especies migratorias, de acuerdo a lo descrito en el informe, son “la sobreexplotación y la pérdida de hábitats debido a actividades humanas. Tres de cada cuatro especies incluidas en la CMS se ven afectadas por la pérdida, degradación y fragmentación del hábitat, y siete de cada diez especies incluidas en la CMS se ven afectadas por la sobreexplotación (incluidas la captura tanto intencional como incidental)”. Sumado a ello, “el cambio climático, la contaminación y las especies invasoras también están teniendo importantes impactos en las especies migratorias”.
Se define en el informe que una prioridad clave es “cartografiar y tomar las medidas adecuadas para proteger los lugares vitales que sirven de sitios cría, alimentación y parada a las especies migratorias”. Más de la mitad (en superficie) de las áreas claves para la supervivencia de estas especies, no se encuentran designadas como áreas protegidas o conservadas y están amenazados debido a las actividades humanas.
El mismo informe supone un llamado de atención y plantea una serie de recomendaciones que se entienden prioritarias para la acción, entre las que se incluyen: reforzar y ampliar los esfuerzos para hacer frente a la captura ilegal e insostenible de especies migratorias, así como a la captura incidental de especies no objetivo; incrementar las acciones para identificar, proteger, conectar y gestionar eficazmente los lugares importantes para las especies migratorias; abordar urgentemente las especies en mayor peligro de extinción, incluidas casi todas las especies de peces que forman parte de los listados de la CMS; ampliar los esfuerzos para hacer frente al cambio climático, así como a la contaminación lumínica, acústica, química y por plásticos, y considerar la ampliación de los listados de la CMS para incluir más especies migratorias en peligro que necesitan atención nacional e internacional.
Por supuesto que el informe (disponible para descargar en esta dirección: https://www.cms.int/es/node/25000) está sumamente detallado en cuando a las categorías de las especies y en las gráficas se puede apreciar con claridad el riesgo de extinción y con mucho mayor precisión en cuanto a las acciones que se recomienda llevar a cabo.
El ser humano no puede sobrevivir aislado en el planeta, por más que lo quisiésemos —y algunos parece que lo quisieran—. Tristemente, no hemos aprendido a convivir siquiera entre nosotros mismos, al punto que más de una vez nos hemos visto rezando para que alguien no apriete un botón rojo y nos exterminemos. Sabemos qué estamos haciendo mal, qué tenemos que dejar de hacer y qué cosas hay que hacer para intentar revertir la situación. Que no lo hagamos es la mera descripción del dicho “morir con los ojos abiertos”.