Tiempo de Cuaresma

Dice la Biblia que hay un tiempo para todo. Y ahora, para los creyentes, es el tiempo de Cuaresma, cuarenta días para la meditación, para adentrarnos en nosotros mismos y expulsar las sombras que nos invaden el subconsciente y purificar nuestro yo, haciendo brillar la luz que todos llevamos escondida. Es tiempo de sacarnos las máscaras y tratar de ser más auténticos, mostrarnos a los demás con sinceridad, tal como somos.
Según Jung, el famoso sicoanalista, la máscara “designa aquellas partes del Yo que mostramos a los demás. Está formada por los aspectos que valoramos y que creemos que los demás valorarán en nosotros. Todo lo que no sea la máscara, suele rechazarse y y expulsarse a las profundidades, conformando la sombra”
Según Murray Steins, “la Máscara o Persona es el rostro con el cual nos presentamos al mundo que nos rodea. Es el individuo tal como se presenta y no el individuo tal como es”
Según mi interpretación, vivimos en un mundo de apariencias, difícilmente nos mostramos tal como somos, con nuestras virtudes y defectos. Y es momento de expulsar las miserias, de purificarnos y mostrarnos más humanos, más auténticos. Tiempo de encontrarnos con nosotros mismos, tiempo de silencio, soledad y meditación.
Según Jung, nuestra personalidad es muy compleja, somos muchas subpersonas, que se manifiestan según el contexto en que vivimos y actuamos. Tenemos distintas máscaras, la personalidad es muy versátil, es decir, cambiante, y se adapta al medio en que se encuentra. Dicho de otra manera, tenemos distintas identidades, como si fueran diferentes Yos. Somos padres, hijos, estudiantes creyentes,. trabajadores, amigos, esposos, gobernantes, etcétera, distintas personas en una misma. Sucede a veces que hay discrepancia entre algunas de estas identidades, y entonces la persona está enferma mentalmente.
Desempeñamos distintos papeles en la vida real. A veces el Yo se identifica con un solo papel, y deja en las sombras todos los demás, entonces la persona no crece. A veces el individuo “restringe su potencialidad
creativa, prioriza lo adecuado según la máscara, entonces agranda la sombra y la oscurece”.
En este tiempo de Cuaresma, el papa Francisco nos aconseja despojarnos de las máscaras y de los pensamientos y juicios negativos, a estar en silencio y a callarnos a tiempo, antes de decir palabras hirientes. Despojarnos de todas las máscaras de hipocresía y ser más auténticos. Encontrar la fuerza para sonreír a pesar del dolor, de las dificultades y problemas.
Tenemos que ayunar de palabras hirientes y transmitir palabras de bondad. Ayunar de descontentos, llenarse de gratitud. Saludar y dar las gracias, siempre. Ayunar de pesimismo y llenarse de esperanza y optimismo.
Ayunar de enojos y llenarse de mansedumbre y de paciencia. Ayunar de preocupaciones y llenarse de confianza en Dios. Ayunar de quejarse y llenarse de las cosas sencillas de la vida. Ayunar de presiones y llenarse de oración. Ayunar de egoísmo y llenarse de compasión por los demás. Ayunar de falta de perdón y llenarse de actitudes de reconciliación. Ayunar de palabras y llenarse de silencio y de escuchar a los otros. Si todos intentamos este ayuno, nuestra vida se llenará de paz, confianza y alegría.
Alguien compartió en Internet estas palabras de gran sabiduría de Francisco. Son palabras para los cristianos, pero válidas para todos los humanos.

La Tía Nilda