
Si bien las olas de calor no generan daños evidentes como otras amenazas naturales que pueden causar mortalidad y morbilidad, de acuerdo a lo indicado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), entre sus efectos se encuentra un agravamiento de enfermedades cardiopulmonares y renales.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) no hay un consenso en la definición de ola de calor. Asimismo, ambas coinciden en que consiste en un período inusualmente caliente, seco o húmedo, de día o de noche, que se inicia y termina de forma abrupta. Además, las olas de calor tienen una duración mínima de dos o tres días y se percibe su impacto tanto en los seres humanos como en los sistemas naturales.
En tal sentido, el médico sanducero e integrante de la Regional Norte del Colegio Médico del Uruguay, Gonzalo Deleón Lagurara, explicó a EL TELEGRAFO que “nuestra ciudad y la región están pasando por temperaturas que han superado ampliamente los valores habituales en esta época del año y es pertinente alertar a la población sobre los riesgos que esta situación puede causar y generar recomendaciones para prevenir problemas de salud”.
“Tenemos grupos de riesgo que pueden ser afectados por altas temperaturas como son los adultos mayores, los niños pequeños, los pacientes con enfermedad crónica, como hipertensión, diabetes, afecciones cardíacas o respiratorias, y las personas que trabajan al aire libre. La generación de un golpe de calor puede producir deshidratación y el agravamiento de enfermedades existentes que son algunas de las consecuencias graves que pueden pasar”, precisó el médico.
Asimismo, indicó de importancia en este entorno los medidas de prevención. La más importante, sin dudas, “es una hidratación constante, que a veces es difícil en las personas añosas o en los niños pequeños. Por eso es importante beber agua regularmente aún sin tener sed”, dijo Deleón Lagurara. “Los niños pequeños y los adultos mayores a veces no tienen el acceso por sus propios medios a tomar agua, por lo que es necesario darles líquidos en forma permanente”. Pero la hidratación, dijo, debe ser con agua y no “con bebidas azucaradas o refrescos que tengan cafeína. Ni tampoco bebidas alcohólicas, en caso de los mayores. Es necesario tener disponibilidad de agua siempre”, comentó.
Otro aspecto es “evitar la exposición solar directa, sobre todo entre las 10 y las 17 horas, que no solamente tiene que ver con la temperatura sino también con el riesgo de cáncer de piel por la exposición a los rayos ultravioletas”. Igual de valioso es “permanecer en ambientes frescos para disminuir la transpiración y la pérdida de líquido; y poder tener una alimentación ligera, fundamentalmente en frutas, verduras y comidas livianas, evitando comidas saladas”.
Un detalle no menor es el caso de personas que deben trabajar al aire libre, como ocurre con los obreros de la construcción, entre otros, “que reciben rayos solares sobre todo en la hora máxima”. Estos “no solo tienen altas temperaturas sino que además pierden muchísimo líquido por la transpiración, entonces las medidas deben ser aun más en cuanto a mantener una hidratación constante”, dijo el médico.
Por su parte, recomendó que “frente a una persona que presente piel enrojecida, temperatura corporal elevada, mareos, confusión o desmayos, lo primero que hay que hacer es consultar inmediatamente a un servicio de salud”.