
En los últimos días publicamos datos relacionados con la operativa del puerto. Entre lágrimas, podríamos agregar, porque los datos lo primero que transmiten es tristeza y que el resultado financiero ha sido favorable gracias a un modelo de negocio consistente en que se amarren allí buques con la intención de permanecer por tiempo prolongado. Expresado en otras palabras, es como si en la terminal de ómnibus se instalase un parking para ómnibus y camiones que no van a circular por determinado tiempo. Lo preocupante es ver cómo en determinados momentos, con los portacontenedores funcionando, existió demanda por el servicio. Pero claro, una cosa es que exista demanda y otra muy diferente es que cierren los números, eso está claro.
Durante el año pasado el puerto no alcanzó –en toneladas de carga– a la quinta parte de la operativa de 2018 –y eso contando la arena de Indre, que en las estadísticas que publica la ANP no se anotan– con 43.593, contra las 229.640 toneladas de hace apenas seis años atrás. En 2018 hubo 213 arribos de buques, entre ellos el portacontenedores Provincias Unidas, que operaba Naviport, registró 41. Se movieron 4.090 contenedores con productos de exportación como arroz, madera, cítricos y carne.
Y aquí haremos un enganche con otro tema, porque entre las cargas que se registran ese año como importaciones figuran 7.076 toneladas de rieles que se emplearon en la reconstrucción de la vía férrea en el tramo (proyectado) entre Piedra Sola y Salto Grande, que terminó siendo entre cerca de Chamberlain y cerca de nuevo Paysandú, con un poco de voluntad y paciencia los trenes podrían llegar a Paso de los Toros, pero allí terminaría su viaje, porque la línea del Ferrocarril Central no llega hasta esa ciudad en costas del río Negro y por ella solamente circulan los trenes que transportan materia prima y pulpa de celulosa para la empresa UPM, es decir que tampoco hay buenas noticias para compartir por ese lado desde el punto de vista de la conectividad. Recordemos que a mediados del año pasado dábamos cuenta de una iniciativa de la empresa logística Grupo RAS de emplear los ferrocarriles al norte del río Negro mediante una inversión de varios millones de dólares, de la que nada más se supo hasta el momento. En cualquier caso lo primero que habría que hacer sería terminar de construir la vía que falta para comunicar los trozos sueltos que hay desperdigados, algunos hechos a nuevo, otros con los materiales originales que les pusieron los ingleses de la Midland y de las otras empresas que circularon por el norte del país desde fines del Siglo XIX. Al respecto el ministro José Luis Falero había anunciado que la cartera buscaba “una herramienta financiera” con la que se pudieran construir los tramos faltantes en el tendido: Chamberlain-Tres Árboles y Queguay-Salto, y que las opciones pasaban por “estudiar si es conveniente ampliar licitaciones ya efectuadas o convocar a una nueva”. Falero ya avizoraba entonces que era poco el tiempo que quedaba en este período de gobierno. Ahora que queda menos de un mes para ir liberando los escritorios, difícilmente pueda venir algún anuncio en ese sentido.
Pero, hablando de conexión, en los últimos días del año pasado presenciamos la inauguración del nuevo Aeropuerto Internacional Tydeo Larre Borges. En el acto inaugural el intendente Nicolás Olivera decía que el aeropuerto será determinante para la vida del departamento. “Estar conectados hace la diferencia”. En los hechos la operativa del aeropuerto es prácticamente nula. Pero una noticia que recogemos en la edición de hoy hace albergar una esperanza de que en el futuro esta situación cambie. Tiene que ver con la posibilidad de que lleguen hasta allí vuelos argentinos de cabotaje. El asunto fue abordado en una reunión entre autoridades de nuestro departamento y de la ciudad de Colón, desde donde se ha mostrado interés en estudiar la posibilidad de que se otorgue la condición de binacional al aeropuerto. Que no es una novedad en absoluto, de hecho el actual gobierno reconoció, junto al gobierno de Brasil, esta condición al aeropuerto de la ciudad de Rivera, y de hecho también durante muchos años se llevaron adelante gestiones en ese sentido por parte del grupo Amigos del Aeropuerto. Incluso desde estas páginas surgió la idea, propuesta en editoriales de 2006 en adelante, donde se proponía que la desaparecida Aerolíneas de Entre Ríos estableciera líneas con “destino Colón” aterrizando en el Larre Borges, donde los pasajeros en tránsito hacia Argentina subirían a un ómnibus hacia Colón, donde llegarían sin tener que realizar trámites de aduanas ni migraciones.
En el caso de la frontera seca con Brasil, la designación con esta condición de binacional permite que operen desde Rivera compañías aéreas brasileñas con pasajeros y cargas. Suena muy interesante esta posibilidad, que podría significar para Paysandú un cambio estratégico. Ahora, según publicó la Municipalidad de Colón en su portal oficial, es factible captar vuelos desde ciudades como Córdoba, Mendoza, San Juan, Posadas, Corrientes, Jujuy, Iguazú, Tucumán y Bariloche, con lo que crecería sobremanera la conexión turística de la región, que es el principal interés de las autoridades de la vecina ciudad, que tiene en el Turismo su principal actividad. Pero sin dudas es de suma relevancia para el departamento de Paysandú, que mientras tanto debe seguir prendiendo velas porque nada malo ocurra con la Ruta 3, hoy en día, y hasta nuevo aviso, la única conexión entre el mundo y el trabajo de los sanduceros.