
Ayer, con un cielo que alternaba ráfagas de sol y nubes grises, la Meseta de Artigas volvió a vibrar con uno de los eventos más esperados por el público en general. Entre el viento persistente y el clima que no terminaba de acomodarse, más de siete mil jinetes concluyeron estos días de celebraciones para, una vez más, cumplir con la promesa del Encuentro con el Patriarca que, desde hace 31 años, reúne a familias, caballos, estandartes y banderas.

Era la última jornada de cuatro días de marcha, un trayecto de cerca de 100 kilómetros que había comenzado el jueves en la Expo Feria de nuestra ciudad. Pese a los caminos dañados por las lluvias que obligaron a suspender la Noche de los Fogones en Quebracho y dificultaron el acceso de varias aparcerías --algunas no pudieron desfilar ayer y así lo hicieron saber en redes sociales, debido a que los caminos internos de la meseta eran un barrizal--, la celebración no perdió su carácter festivo y multitudinario. Los organizadores estimaron la participación de más de 300 agrupaciones de todo el país y esperaban alrededor de 30.000 personas en la zona.

Pese a esa suspensión en Quebracho, el resto del programa se cumplió. El itinerario conectó también a Constancia, Queguayar y Chapicuy. En cada una de esas localidades se organizaron eventos y presentaron música popular. Este año, como en ediciones anteriores, se escucharon los acordes de Alfonso y su grupo Renacer, La Charanga, Wanco, Willy Pedreira, Abriendo Caminos, Catherine Vergnes y, en la noche grande de la meseta, los Hermanos Cabillón, Carlos Malo y la Sinfónica de Tambores.
Una procesión a caballo
A las 11.42, se avistaron los primeros caballos en arribar hasta la cima de la meseta. Frente al monumento a José Gervasio Artigas, la Asociación de Sociedades Tradicionalistas fue la primera aparcería en aparecer. Durante casi hora y media, el estrado de autoridades --encabezado por el intendente Nicolás Olivera, su familia y representantes departamentales y militares-- aplaudió el desfile de forma constante.
El público, apostado en las laderas de la meseta, había llegado temprano con sillas, termos y banderas. Sapucays, “¡viva la patria!” y pañuelos al aire acompañaban a los jinetes, muchos de ellos en atuendos típicos, niños en brazos o montados con destreza. Una aparcería de Rivera desfilaba por primera vez, que incluía entre sus insignias una bandera del estado brasileño de Rio Grande do Sul; otras lo hacían desde el inicio de la tradición. Entre los rostros conocidos se distinguió al exfutbolista Cristian “Cebolla” Rodríguez, cabalgando con un grupo de Colonia, y al excandidato a intendente Jorge Larrañaga Vidal.
Con el relato de Hugo Núñez, y la musicalización e interpretación de los payadores Leonardo Silva y Walter Silveira, cada aparcería era nombrada y destacada. Los jinetes saludaban con la mano, con sus sombreros, y hubo quienes se acercaron a la tribuna para estrechar la mano del intendente. No faltaron el poni o la carreta tirada por un elegante caballo. Las banderas de Uruguay, Artigas y 33 Orientales dominaban casi todo el paisaje y, por supuesto, también la de Paysandú, llevada por las aparcerías sanduceras.
Honores y memoria
La Banda Municipal José Debali --ubicada a un lado del estrado y que antes del inicio del desfile amenizó la espera con un variado repertorio-- interpretó los himnos de Uruguay y de Paysandú antes del discurso central. Para entonces, algunas aparcerías se habían marchado meseta abajo y otras se quedaron para seguir los himnos de cerca y cortejar a las autoridades.
Así fue que Olivera comenzó su parlamento. Con tono firme y gesto emocionado, recordó que en esa misma tierra Artigas había soñado con “libertad y justicia social”.
“Busco y quizá no encuentro qué explica que un niño de cuatro, cinco, seis años saque fuerza y grite ¡viva la patria! Sin entenderlo todo, algo más fuerte que él lo mueve”, dijo, mirando a las familias que seguían la ceremonia. Recordó que fue en ese mismo suelo donde Artigas pensó “en términos de libertad y justicia social”, promovió la fundación de la primera escuela pública del país y diseñó el reglamento de tierras que priorizaba a “los más desposeídos”.
Para Olivera, el Encuentro con el Patriarca trasciende el homenaje a una figura de mármol. “Lo que nos convoca hoy no es la devoción al monumento, sino a las ideas”, subrayó. El intendente insistió en que la educación, como motor de libertad y factor nivelador, fue una de las obsesiones de Artigas. “Y lo pensó desde acá, desde el Interior, no desde la capital”, recalcó, hilando pasado y presente ante un público que seguía cada frase.
“Vaya si hay motivos para honrarlo, para honrar sus ideas, para honrar su lucha, su gesta. Y durante 31 años se han mantenido incólumes, intactas, porque el único propósito que motivó a aquellos que arrancaron y que motivan hoy a los que están es llegar y decir presente al general, presente al mejor de todos los orientales. Qué lluvia, qué viento, qué tempestad pudo contra un mar de gente que hoy dice presente al general en las mejores de nuestras tradiciones”, ahondó.
Y cerró su discurso: “Por eso hoy más que nunca, señores, viva la patria, viva Uruguay, viva Paysandú, viva el prócer. Hasta pronto, hasta la próxima marcha, y sigamos haciendo de este legado lo que nos une como orientales”.
Ofrenda floral
Tras sus palabras, una ofrenda floral se depositó a los pies del monumento y el toque de silencio recorrió la meseta. Algunas aparcerías, en señal de respeto, escoltaron el homenaje. También se recordó a los responsables de la Marcha del Regreso a Montevideo, que hace 25 años unió este mismo punto con la Plaza Independencia de la capital, evocando el histórico retorno del prócer.

Desde el estrado, además de Olivera, se encontraban la secretaria general Gabriela Gómez, la presidenta de la Junta Departamental Valeria Alonzo, los diputados Fermín Farinha, Walter Verri y Sandra Betti --en representación de Juan Gorosterrazú--, y una nutrida delegación de alcaldes: Martín Álvarez (Guichón), Sylvia Visoso (Quebracho), John Cáceres (Piedras Coloradas), Orlando Stoletni (Lorenzo Geyres), Nilson Ayende (Porvenir), Leonardo Moreira (El Eucalipto), Gerald Vásquez (Cerro Chato), Melina Figueroa (Chapicuy) y Daniel Giménez (Tambores).
La ceremonia también contó con autoridades nacionales, como el presidente del Instituto Nacional de Bienestar Animal, Esteban Vieta, y la directora departamental de Salud, Ángela Almeida. Del otro lado del río, el intendente de Colón, Entre Ríos, José Luis Walser, cruzó para acompañar la celebración.
Una idea que se hizo multitud
La marcha nació en 1994, cuando un puñado de hombres y mujeres salió desde Arbolito rumbo a la meseta para rendir homenaje al prócer. Nadie imaginaba que aquella travesía sería el germen de la mayor cabalgata del país. “Cuando empezó, nadie pensó en un evento multitudinario. Nació como un homenaje a Artigas y, con el tiempo, la gente se lo apropió”, había explicado Olivera en la conferencia de prensa previa. “Cada vez vemos más niños y adolescentes que deciden organizarse para estos cuatro días a caballo”, celebró.
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