El director general de UTU, ingeniero agrónomo Juan Pereyra, acompañado de directores de áreas específicas de la universidad y las máximas autoridades a nivel nacional, visitaron días pasados el Instituto Nacional de Rehabilitación, y fueron recibidos por el director de la Unidad N.° 16 del INR, comisario Álvaro Ruiz, y personal de la institución. La reunión permitió dar el puntapié inicial al comienzo de los talleres educativos para las mujeres privadas de libertad. En esta primera etapa, se llevará a cabo el curso en el Área Estética, que incluye maquillaje, tratamiento capilar, depilación, etcétera. Para ello, los reclusos que trabajan en carpintería han reacondicionado dos pequeños salones.
Una de las ventajas con las que cuenta nuestra ciudad, que según Pereyra no sucede en otros departamentos, es la disponibilidad de docentes interesados en capacitar en el lugar de reclusión.Ruiz agregó que una funcionaria del INR acompañará a la docente durante el desarrollo de las clases.
Esta instancia se corresponde con las acciones a llevar a cabo en el marco del convenio que UTU tiene con el INR para lograr varios objetivos, como preparar a las internas para que, al momento de obtener la libertad, tengan herramientas que les permitan abrir las puertas del mercado laboral, lo que redundará en una más rápida y mejor inclusión social. En este sentido, se remarcó la importancia de un diploma “público”, que certifique las sapiencias. Por parte de las autoridades de UTU, “existe un compromiso para colaborar y brindar todo el apoyo necesario y los insumos para el desarrollo de los cursos”.
El comisario Ruiz planteó la inquietud sobre muchas personas privadas de libertad (hombres y mujeres) que están capacitados en áreas como albañilería, electricidad o mecánica porque aprendieron de manera no formal o autodidacta; son experientes pero no tienen título. En respuesta a esto, de UTU se informó que a partir del año próximo la División de Acreditación de Saberes permitirá acreditar los conocimientos y la experiencia laboral mediante un proceso que evalúa la trayectoria de vida, hasta qué nivel cada persona recibió capacitación formal y, de acuerdo a los saberes, podrán retomar la preparación para obtener su diploma.
El compromiso de colaboración mutua en un “ida y vuelta” quedó sellado y el convenio comenzará a ponerse en práctica en pocos días.
