Importancia de una parición concentrada

Todos los aspectos señalados por el ingeniero agrónomo Gianni Bianchi toman mayor dimensión aún cuando la parición no es concentrada, “producto generalmente de servicios tempranos y sobre todo de encarneradas innecesariamente prolongadas”.
El profesional entiende que habrá “colas de parición” con animales que llegarán al verano todavía más chicos (aunque no haya mellizos) y los riesgos de mortandad aumentarán considerablemente.
“Si además contemplamos en el análisis a las medias hermanas de esos machos que demoraron mucho tiempo en el campo antes de embarcarlos a frigorífico, la importancia es todavía mayor”, agrega.
“Si las corderas hembras no ganan peso –como deberían mientras están al pie de sus madres y en el destete inmediato– se incrementa la edad al primer servicio y mientras no entran en etapa reproductiva solo producen lana”.
Pero además y tal cual está demostrado científicamente, “disminuye la productividad de por vida y afecta el desempeño reproductivo global del número de hembras totales del rebaño”.
El ejemplo de las hembras es válido para todas las razas, inclusive Merino Australiano, raza que por el precio de su lana, generalmente los machos se venden tras la esquila de su primer vellón, particularmente en sistemas de producción donde la alimentación de calidad o no existe o su presencia es marginal y se destina al vacuno.
“Nótese que no mencionamos el costo de oportunidad que sin dudas ocurre al ser ineficientes en el crecimiento de los corderos”, acota Bianchi. “Para ello basta mencionar que en el mismo período en que se engorda y termina un cordero pesado tradicional es posible, recurriendo a comida de calidad y genética adecuada, vender todos los corderos propios y además realizar una segunda invernada de corderos, a pesar de la dificultad en conseguir dicha categoría cuando no se genera”.
Considera que “alternativamente se podría aumentar la cantidad de ovejas de cría o mejorar la alimentación de la recría o utilizar ese recurso forrajero con vacunos. En cualquier caso es tiempo perdido que generalmente no se considera en la evaluación final”.
En resumen, el profesional sostiene que “es muy importante que los corderos sólo ganen peso mientras están al pie de sus madres y cuánto más ganen, mejor será. Esto implica brindarle la mejor comida del establecimiento durante la lactancia y en las primeras etapas post-destete. Si además partimos de cruzamientos con razas carniceras, el impacto de la mejora alimenticia durante la lactancia será significativamente mayor”.
“En cualquier caso los servicios no deberían extenderse más allá de 37 días y si hay comida en el invierno, se sugiere echar los carneros a partir del 1º de marzo, de forma tal de asegurarnos que al llegar la estación más crítica los machos (o gran parte de ellos) habrán sido embarcados y las hembras habrán conseguido gran parte de los kilos que precisan al servicio para preñarse y sobre todo parir”.
En la próxima entrega a EL TELEGRAFO, “se analizarán las alternativas alimenticias de menor a mayor grado de intensificación a las que se puede recurrir para que los corderos machos y hembras crezcan en forma ininterrumpida desde su nacimiento hasta finalizar su primer verano de vida”.