Aventura a la mexicana por el río Uruguay

Juan Pablo Garza y Xiomi González son una pareja de mexicanos que están pasando algunos días de sus vacaciones navegando por el río Uruguay en un kayak inflable. Luego de haber participado de actividades sociales en la ciudad entrerriana de Chajarí, se hicieron a las aguas en Corrientes y de camino llegaron a Paysandú, antes de seguir hacia el sur.
“Somos de México, venimos a hacer una travesía con nuestro amigo José (Gómez) en el río Uruguay. Salimos de Concordia, la idea es bajar todo lo que podamos hasta acercarnos a Buenos Aires”, explica Garza simplificando en el relato la experiencia que vienen llevando a cabo, corriente abajo, pero en estos días con viento en contra.
Todo comenzó a través de las redes sociales. “Tengo algunos amigos de Facebook de Argentina, vi que tenían planeadas algunas travesías muy interesantes, una de ellas se llama ‘Tres Ríos’, y escuché que la mencionaban como la travesía grupal más larga del mundo, eso me llamó la atención”, dijo.
“Después de eso empecé a contactar gente, aprovechamos para venir a un evento que hace mi amigo José Gómez para el Día del Amigo, un evento de kayak en el lago de Salto Grande, en Chajarí; entonces aprovechamos todo: vinimos al evento en Chajarí, luego José nos invitó a su casa en Concordia, estuvimos algunos días y empezamos a platicar y ahí planeamos la travesía del río Uruguay”, detalló el azteca.
Garza se percató de que “al principio José no nos tenía mucha fe, porque vinimos en un kayak inflable, entonces nos miró así como diciendo ‘estos mexicanos están locos’, pero ya nos agarró más confianza. El kayak lo trajimos desde México, en avión, desinflado”. El equipo completo una mochila grande con asientos, cobertores, remos y demás pesa unos 25 kilos.
EXPERIENCIA
Por ahora la travesía ha sido plenamente satisfactoria. “La estamos pasando increíble, es un lugar realmente maravilloso, disfrutando el paisaje, la calidez de la gente, la comida, los paisajes, es algo muy, muy natural. Ustedes tienen bastantes lugares naturales selváticos, en México es más difícil, allá navega uno y cada dos, tres kilómetros te encuentras una casa, por ejemplo, y además los ríos son muy distintos y sobre todo hacerlo en invierno, que aquí con las temperaturas de 5, 6, 7, 8 grados, que no estamos nosotros acostumbrados en México, le agrega otro ingrediente a la aventura”, señaló.
“Al principio José nos asesoró un poco para conseguir ropa térmica, pero bien, ya estando arriba del kayak y remando, no se siente el frío; el problema es cuando uno se baja, pero estando arriba del kayak, entre la emoción, lo divertido y el calor que generan los músculos al estarse moviendo realmente no sentimos frío”, agregó.
“Está muy bonita la travesía, es algo diferente, el clima nos está tratando un poquito mejor que hace como una semana, estamos muy emocionados la verdad”, apuntó Xiomi, que envuelta en un camperón buscaba el abrigo contra el muro que delimita la playita del Amandayé Ipeguá, donde desembarcaron.
GUÍA
José Gómez tiene hechas varias travesías largas. “El río Uruguay lo he bajado desde los Altos del Moconá, hasta Villa Paranacito, así que conozco. A ellos les expliqué más que nada las condiciones climáticas de esta época y los vientos, que acá en el río Uruguay predominan los vientos del sur, sureste, y el río no es una recta, sino que tiene sus curvas y por ahí lo tenés de frente y por ahí tenés el viento de costado, entonces traté de asesorarlos en cuanto a la indumentaria para que sea agradable la travesía”, dijo.
“Yo no tengo problema porque tengo equipo, porque hago todo el año esta actividad, estoy habituado; aparte es un kayak cerrado, tiene mucha capacidad de carga. Navego con mi perro, él siempre va conmigo. Benito es mi amigo, hace 8 años que navega conmigo”, agregó el concordiense, que a la hora de la foto reclamó que Benito no quedara fuera.
VIENTO
La primera etapa fue desde Concordia al Parque Nacional El Palmar (Entre Ríos), la segunda desde allí a Colón y la tercera, que los trajo hasta Paysandú, fue la más corta, pero en la que el viento más se hizo sentir.
“Hoy tenemos viento del sudoeste, sud, sudoeste, más que nada. Tiramos el cruce a la isla San Francisco y tratamos de ponerle la popa al viento un tramo, pero hay momentos que nos tocó de la banda de estribor y realmente nos azotaba mal; yo he filmado y ojalá haya salido bien”, señaló. (Ver video en QR adjunto)
Gómez explicó que “esta es una navegación en la que por lo general se trata de ir próximo a una costa, pero si uno tiene que tirar un cruce del río, hay que tratar de ubicar, o ponerle la proa al viento. Pero también el viento sopla hacia un lado y la corriente va hacia otro, entonces es mucho de técnica; cuando vienen las olas fuertes o altas, uno tiene que tener la técnica para que no lo dé vuelta. Tuve un momento bastante bravo cuando ya casi llegábamos a la costa uruguaya: pasando la San Francisco, una ola grande me pegó de costado”. (En video QR).
Es una preocupación adicional el hecho de hacerlo con personas que si bien están acostumbradas a remar, no está habituadas a las características del río, indicó. “Voy muy preocupado por ellos, permanentemente, voy preparado para en algún momento tener que asistirlos, entonces es toda una preocupación. Traigo cabo de remolque, tengo hechas todas las previsiones, ellos traen bomba de achique, yo también traigo, ellos van sacando el agua que ingresa, porque es un kayak abierto. Es muy bueno el kayak, es un inflable que es de alta presión, por eso es muy bueno, es distinto a lo que nosotros conocemos acá”.
AVENTURA
Para Garza la experiencia que están teniendo va mucho más allá de una visita turística. “Es hermoso, realmente es hermoso, es toda una aventura. Es muy bonito, e inclusive viniendo como turista, porque realmente lo que estamos haciendo es más una aventura, es más que turismo, estamos viviendo Argentina, viviendo Uruguay, con amigos argentinos, con amigos uruguayos. El primero de agosto celebramos con caña con ruda; la gastronomía, la naturaleza, anécdotas con José, ha sido muy, muy emocionante para nosotros”, dijo.
En las provincias argentinas de Misiones y Corrientes está enraizada la costumbre de tomar esta preparación alcohólica. Los pueblos originarios de esas zonas reconocían en la ruda múltiples propiedades medicinales efectivas contra parásitos y malestares gastrointestinales, además de usarla para calmar el ardor y la irritación por picaduras de insectos.
Gómez señaló que para el primero de agosto –fecha en que se la consume siguiendo tradiciones amerindias–todos los años la prepara con tiempo. “Por supuesto que traje, porque no me podía faltar, así que conocieron la historia de la caña con ruda; eso yo creo que nos dio más coraje para hacer esto”, dijo.

 

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