Cierra último tambo en zona de Queguayar y la cuenca del Litoral Norte se desmantela

El cierre de la industria Pili y la deuda que dejó en los productores, terminó impactando en el cierre de varios tambos.

Dos décadas atrás, la zona de Queguayar contaba con 21 tambos entre predios chicos, medianos y grandes, que generaban un intenso movimiento en esa región del departamento. Este mes, con la decisión de Walter De Benedetti de vender sus últimas vacas, desaparece el último de los que hasta ahora permanecía activo.
Corría el año 2000 y la crisis comenzaba a comprometer en todo el país a los emprendimientos lecheros. En ese entonces, la Asociación de Productores de Leche de Parada Esperanza (Aplpe), contaba con alrededor de 95 socios, y la Asociación de Productores de Leche de Paysandú (APLP) cerca de 150 tambos, en su mayoría remitiendo a Pili.
Hoy, con con una situación adversa para la producción, con números que cierran en rojo todos los meses aumentando el endeudamiento, la gremial que reúne a los remitentes a Conaprole cuenta con 54 socios y otros 12 que sin ser socios envían su leche a la cooperativa. En tanto, la gremial de exremitentes a Pili y que hoy envía su producción a Claldy se integra con poco más de 40.
“Se juntaron varias cosas para cerrar el tambo”, dijo a EL TELEGRAFO el productor sanducero. “Por un lado la edad, además no tenemos recambio generacional, y el otro aspecto es el problema del precio y tamaño, porque somos un tambo muy pequeño”, explicó.
“A eso se suma lo que nos quedó debiendo Pili, que para un pequeño productor como yo incide enormemente”, sostiene De Benedetti. “Si trasladara lo que nos debe Pili, quedaríamos sin deuda, pero sabemos que será muy difícil recuperar ese dinero que nos debe la empresa por la leche que remitimos en su momento”.
El productor trabaja en un predio de su hermana de 65 hectáreas, y alcanzó a ordeñar hasta 68 vacas. “De a poco tuve que ir vendiendo vacas para pagar el Banco de Previsión Social (BPS). Cada 4 meses había que vender 4 vacas para pagar”. A eso le sumó que tuvo “dos encontronazos grandes con la alfalfa, que me mató 8 vacas, 5 primero y 3 después, y eso también incide en un tambo chico”.
Recuerda que “cada vez que venía la liquidación me daba solo para el tambero y la ración. Y tenía que sacar crédito por un lado para pagar la luz, crédito por otro para pagar la patente y el seguro de la camioneta”.
Y si algo le faltaba al productor, “ahora me voy a jubilar (tengo 67 años) y hace un mes fui al BPS, y me dicen que voy a cobrar $ 11.190 y tengo 47 años, 9 meses y 6 días aportados”. Explicó que su hermana arrendó el campo y ahora nos aferraremos con la patrona a las dos jubilaciones y con eso tenemos que tirar. Entre los dos vamos a cobrar entre 24 y 25 mil pesos y con eso tenemos que vivir. Además tenemos una hija estudiando, que le falta poco para terminar la carrera de ingeniera agrónoma y hay que ayudarla para que termine”.
Enfatizó que “puntualmente a nosotros, el cierre de Pili nos terminó de liquidar y tocamos fondo”.