La madrugada del 19 de julio de 2015 resultó fatídica para la familia de Yemina Karina Stagi, de 38 años, quien fue encontrada sin vida en la finca que habitaba en el barrio P-1, luego de un voraz incendio. Lo que parecía ser un infortunio –a raíz de algún problema eléctrico–, pasó en pocas horas a caratularse como homicidio, ya que la víctima tenía un paño tipo rejilla en su garganta, con el que había sido asfixiada.
La investigación realizada en ese entonces por la Comisaría Tercera y la Unidad de Investigaciones arrojó que al menos dos personas estaban involucradas en el deceso de Stagi. Uno de ellos, Edgardo “Lalo” Peluffo, fue procesado (por el antiguo código penal) como autor del homicidio de su por entonces pareja.
Cuatro años después del crimen, la defensa de Peluffo solicitó que se realice la investigación de elementos probatorios que, a su entender, no fueron hechos en tiempo y forma. De esta manera, dando lugar al pedido, al mediodía de la víspera, policía Científica y la forense Rosa López se hicieron presentes en el Cementerio Central y exhumaron los restos de Stagi. Con las recaudos necesarios hicieron la apertura del féretro y extrajeron un hueso.
El objetivo principal, pudo conocer de primera línea EL TELEGRAFO, es establecer que fehacientemente la persona enterrada sea Yemina Karina Stagi. “Algo que no se hizo en su momento. Todavía no sabemos si es ella”, dijo una fuente cercana. En tanto, el abogado defensor de Peluffo se abstuvo de manifestarse al respecto.
