Una frontera que inquieta

En este mundo occidental en el que estamos súper inmersos, en el que parece solo importar Estados Unidos, Europa y lo que suceda en el barrio –Argentina y Brasil, por sobre todas las cosas–, solemos olvidar que en el planeta existen otros agentes poderosos que pueden remover todos los ejes, como China, por supuesto, y también India. Son las dos naciones más pobladas del mundo y… están en conflicto. Con enfrentamientos armados. No debe de dejar de llamar la atención.
Estos dos países, con poder nuclear y con 1.400 millones de habitantes uno y 1.300 millones otro –los dos más poblados del globo–, se encuentran ante la peor crisis entre ambos en los últimos 60 años. China e India mantienen conflictos territoriales en sus cerca de 4.000 kilómetros de frontera común, en los que se han producido momentos de tensión como los que ocurren en estos días.
Han habido muertos del lado indio como en el enfrentamiento del lunes pasado entre tropas chinas e indias en el Himalaya occidental, que ha generado un fuerte sentimiento anti chino mientras Nueva Delhi y Pekín negocian para tratar de rebajar la tensión. Los dos gigantes asiáticos ya están manteniendo reuniones de alto nivel para rebajar la tensión.
Los ministerios de Exteriores chino e indio reiteraron esta semana su intención de resolver la crisis por los canales diplomáticos, implementando el acuerdo militar suscrito el 6 de junio entre mandos militares de ambos países, tras otra reyerta fronteriza en mayo. Pero los funerales dispararon el fervor anti chino en la India.
Las redes sociales se llenaron de imágenes de los caídos, mientras se reclamaba no olvidar su sacrificio, al tiempo que la etiqueta “boicotchina” se convirtió en tendencia en Twitter. De su lado, el Global Times, publicación en inglés del Diario del Pueblo, el órgano oficial del Partido Comunista Chino, advertía de que el “creciente nacionalismo indio dañará las relaciones de negocios” bilaterales.
“Si el efervescente sentimiento nacionalista continúa invariable en India (…) solo debilitará la atracción de ese mercado para el resto del mundo y hará fácil reemplazarlo por otros mercados del sudeste asiático”, afirmaba. Entretanto, el Ejército Popular de Liberación de China hacía una exhibición de fuerza con unos ejercicios militares que incluyeron tanques diseñados para grandes alturas, en la denominada “Región Autónoma del Tíbet”, en el suroeste del país, fronteriza con la India.
China e India entraron en guerra en 1962 en esa misma región del Himalaya. En aquel tiempo, tras un mes de combate, la victoria militar se decantó del lado chino, con Pekín declarando un alto el fuego después de asegurar el control de facto de Aksai Chin, un área reclamada por ambos países. Esa batalla cobró la vida de alrededor de 700 soldados chinos y aproximadamente el doble en el lado indio. Pero los militares que se enfrentan en el Himalaya son muy diferentes de los que lucharon hace casi seis décadas. El poderío militar, además de ser potencias nucleares, es muy grande por parte de ambos bandos.
Por eso, esta noticia no sea una más en el movido tablero mundial, si bien todos en todos lados están ocupados tratando de paliar la crisis generada por el nuevo coronavirus, el COVID-19, que justamente se originó en China.
El incidente de esta semana debe ser interpretado a la luz de las pugnas geopolíticas globales, que tienen a China como uno de los dos actores centrales del mundo actual. En los últimos años, Estados Unidos buscó un acercamiento con India, en un intento de contrarrestar el ascenso de China en la escena global, a través de la llamada Indo-Pacific Strategy.
“A medida que el poder económico y militar chino crecía, las sucesivas administraciones estadounidenses buscaban incrementar más y más su aproximación estratégica con India. El último y más significativo paso en este sentido data de febrero de 2020, cuando el presidente Donald Trump –recibido en India con masivas manifestaciones populares de respaldo– demostró estar en plena sintonía con el gobierno nacionalista de Narenda Modi, el poderoso e hiperactivo primer mandatario de esta potencia emergente”, dijo el experto en asuntos internacionales y defensa, Fabián Calle, al sitio argentino Infobae.
Como no podía ser de otra manera, Estados Unidos se ubica indirectamente –o casi directamente– involucrado en el conflicto, y con esta administración de Trump, siempre a la cabeza de hacer disminuir la influencia china a nivel regional y mundial. China y Estados Unidos se han visto enfrentados en lo comercial, político y geopolítico en los últimos meses, con la acusación incluida del presidente estadounidense de que los chinos son los responsables de la expansión del COVID-19. Al mismo tiempo, China se ha acercado a Pakistán, el histórico rival de India.
Al mundo no le faltan conflictos como para que resurja uno entre dos países con poderío nuclear, entre los dos más poblados. Más allá de la atención prestada al coronavirus, sería bueno enfocar y poner en contexto la tensión china-india que, como todo, afecta a la población, claro está, pero también a los mercados y los negocios.