Empresas y Derechos: La OIT y la COVID-19 en Uruguay

La semana pasada la Organización Internacional del Trabajo (OIT) dio a conocer el informe titulado “Uruguay: Impacto de la COVID-19 sobre el mercado de trabajo y la generación de ingresos” cuyos principales aspectos compartiremos con nuestros lectores.

1. Seguros de paro

El documento señala que “la recesión económica está teniendo un impacto significativo en el mercado de trabajo y en el ingreso de los hogares. En relación a los trabajadores y trabajadoras en la economía informal que no cotiza a la seguridad social, que en Uruguay abarca a un 25% de los ocupados, el deterioro en sus ingresos laborales fue rápido y severo. Con respecto al segmento formal, el freno económico más o menos pronunciado según el sector de actividad generó un incremento de solicitudes al seguro de desempleo sin precedentes, que permitió dar cobertura a aquellos trabajadores que cumplían los requisitos para tener derecho al subsidio. (…) En cuanto a la distribución por sector de actividad, el documento destaca que “las solicitudes al seguro de desempleo en relación al total de asalariados privados cotizantes de dicho sector muestra los sectores más afectados fueron actividades inmobiliarias (72,1%), actividades de alojamiento y servicios de comida (54,4%) y las actividades artísticas, de entretenimiento y recreativas (49,0%). Sin embargo, si se observa la cantidad de solicitudes por sector, el Comercio (43.544) y la Industria Manufacturera (39.679) son los sectores que lideran el ranking. Entre los sectores importantes menos afectados se encuentran las actividades financieras y de seguros, la salud y el sector primario que de todas formas registra un 10,2% de solicitudes al seguro de desempleo”.

2. Mercado laboral

La OIT destacó que en el año 2014 los indicadores mostraban una tasa de empleo de 60,4% y una tasa de desempleo de 6,6%. Para esa organización internacional, “a partir de 2015 se inició un período de deterioro en las tasas de empleo y desempleo, que en febrero de 2020 se ubicaron en 56,6% y 9,1% respectivamente. Luego de alcanzar la cifra récord de 1.678 000 ocupados en 2014, en los 5 años siguientes se perdieron unos 53.500 empleos, lo que determinó que el desempleo afectara a casi 159.000 personas en 2019. Aún presentando un mejor panorama relativo respecto a la mayor parte de los países de la región, Uruguay cerró el 2019 con una tasa de informalidad de 24,8%. Entre los más de 400.000 ocupados que no cotizan a la seguridad social, un 67% son no asalariados mientras que entre los trabajadores formales, un 84% son asalariados”.
De acuerdo con los datos más recientes divulgados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en el trimestre marzo-mayo se habrían perdido unos 100.000 puestos de trabajo (reducción de 6,2% en el total de ocupados), con una tasa de empleo que cayó 3,8 puntos porcentuales respecto al mismo trimestre del año anterior. Por su parte, la tasa de no registro a la seguridad social durante marzo-mayo se ubicó en 21,3%, un valor menor al promedio de 24,8% registrado en 2019.

3. Acciones

Según el informe, “Uruguay pudo responder mejor a esta crisis a partir de la alta tasa de formalidad del empleo, así como por contar con un seguro de desempleo que abría la posibilidad de mantener la relación laboral al utilizar la causal suspensión. Adicionalmente, los ajustes introducidos para incorporar la causal de reducción de jornada para trabajadores mensuales y la flexibilización de los requisitos, sirvieron para ampliar la cobertura del seguro. Este mecanismo funcionó con agilidad cuando detonó la crisis y en la actualidad, en la medida que se está recuperando la actividad, está permitiendo la reincorporación de trabajadores a sus puestos de trabajo. (…) En el caso de los trabajadores informales y de otros colectivos no alcanzados por los mecanismos automáticos del sistema de protección social contributiva, el gobierno reforzó o implementó nuevas transferencias no contributivas. El monto de estas transferencias ha sido motivo de debate en cuanto a su capacidad para contener el aumento de la pobreza y la desigualdad”.

4. Diálogo social

Para la OIT “Uruguay es un país con tradición de diálogo social, y tal como ha quedado de manifiesto fueron varias las instancias en las que el sistema político convocó a los actores sociales a los efectos de buscar acuerdos en distintos ámbitos. Considerando el carácter sanitario de esta crisis, se debe destacar que los protocolos sanitarios desarrollados específicamente para cada uno de los sectores de actividad fueron producto del diálogo tripartito. (…) hay que destacar que desde un comienzo se abordó la tarea de desarrollar protocolos sanitarios en forma tripartita, implicando directamente a los actores sociales en la búsqueda de las mejores alternativas. Este involucramiento de empresarios y trabajadores fue de gran ayuda para una mejor implementación de los protocolos. Adicionalmente, la inspección del trabajo contribuyó a la mejor implementación de los mismos protocolos”.
Dr. Rodrigo Deleón