Ineludibles inversiones ambientales

De acuerdo a lo informado en las últimas horas, el gobierno argentino aprobó la construcción de cinco plantas de tratamiento de efluentes cloacales sobre el río Uruguay. Las obras que se estima implicarían una inversión de aproximadamente 80 millones de dólares, representarán al concretarse una significativa mejora ambiental permitiendo disminuir los vertidos crudos del saneamiento en forma directa al río, una práctica que hace tiempo tendría que haberse abandonado en ambas orillas pero que continúa hasta la actualidad.
Las nuevas plantas de tratamiento de efluentes cloacales estarán ubicadas en los municipios entrerrianos de Concordia, Colón, San José, Concepción del Uruguay y Gualeguaychú, en el marco del Programa de Saneamiento Integral de las Ciudades de la Cuenca del Río Uruguay.
Las obras, a desarrollarse en plazo de cinco años, cuentan con financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) e implican también la ampliación de los sistemas de alcantarillado y el tratamiento de aguas residuales, pero tienen una relevancia ambiental muy importante en la medida que permiten disminuir el impacto por contaminación directa y avanzar en lo que hace al cuidado y preservación del medio ambiente, considerando la importancia del río Uruguay en toda la cuenca.
Según lo informado por medios argentinos de Entre Ríos y difundido también en nuestras páginas, las mejoras beneficiarán unos 100.000 hogares de las cinco ciudades antes mencionadas, en las que se también se realizarán otras obras nuevas y de rehabilitación, optimización y expansión de los sistemas de recolección (incluyendo conexiones intradomiciliarias), así como para el tratamiento y disposición de efluentes cloacales y –no menos importante– la remediación de pasivos ambientales asociados con las instalaciones que saldrán de funcionamiento.
Desde el punto de vista de la atención a los temas ambientales y de preservación de calidad de las aguas del río Uruguay, contar con plantas de tratamiento de efluentes cloacales es una necesidad reclamada desde hace tiempo por las comunidades litoraleñas, incluida Paysandú, donde aún no contamos con esta posibilidad comprometida por distintos gobiernos de turno desde hace más de 20 años.
Paysandú cuenta con servicio de saneamiento desde principios del siglo pasado aunque posee una alta cobertura (más del 70%), alcanzando incluso amplias zonas de Nuevo Paysandú. En la actualidad el efluente recolectado en el sistema de saneamiento es vertido sin tratamiento al río Uruguay, en la zona de la desembocadura del arroyo Sacra a través de un canal a cielo abierto y en una zona inundable, por lo que las crecidas del río lo tapan en mayor o menor longitud. Las obras a realizarse en la vecina orilla, a partir de la ampliación de la cobertura de los desagües cloacales, el tratamiento de las aguas residuales y la mejora de la capacidad de gestión de los servicios, forman parte de un programa que prevé garantizar la seguridad del agua y evitar que la comunidad aledaña al río Uruguay –incluyendo las ciudades de la costa uruguaya– quede expuesta a brotes de enfermedades infecciosas y gastrointestinales por la contaminación orgánica provocada por la descarga de aguas cloacales sin tratamiento en las playas. Esto sin lugar a dudas resulta fundamental para la población local pero también para un destino de turismo regional que –en épocas de la normalidad pre COVID-19– era visitado por gran número de turistas, especialmente en la costa argentina del río.
No es un detalle menor, dado que en la nueva normalidad el turismo seguro y ambientalmente sustentable resulta un valor fundamental, pues toda la situación actual ha llevado a las personas a preocuparse más por su salud y las condiciones de higiene y sostenibilidad de los lugares que visita y decide conocer y disfrutar.
Como es sabido, el turismo es uno de los sectores más gravemente golpeados en la crisis desatada por la pandemia de COVID-19, pero no es menos cierto que tiene una capacidad demostrada para recuperarse e impulsar la recuperación de otros sectores. A eso habrá que volcar los esfuerzos en el tránsito hacia el nuevo modo de vida y sociabilidad al que se encamina el mundo.
En esta reconfiguración, la sostenibilidad ambiental no solo tiene una oportunidad sino que se convierte en un diferencial que suma en la búsqueda de espacios más saludables en todo sentido.
En este contexto, y sabiendo que la demanda de turismo interno de nuestros países podría llegar a recuperarse antes que la demanda internacional, contar con un río Uruguay más sano, en el que comiencen a frenarse las descargas contaminantes a nivel local se impone como un valor y una necesidad para las comunidades litoraleñas.
Paysandú no puede quedar fuera de estos avances y menos aún, comenzar a ser señalada por propios y ajenos en un futuro próximo como uno de los sitios residuales de contaminación de vertidos sin tratamiento al río Uruguay. La obra que se demanda desde hace más de dos décadas no es un reclamo antojadizo sino que se relaciona con una necesidad real de protección de la calidad de un importante recurso acuático que está sufriendo diferentes presiones.
Si bien, de acuerdo a los informes oficiales, la calidad de las aguas del río no está amenazada en lo inmediato es innegable que el río viene sufriendo situaciones de deterioro como consecuencia de una serie de impactos derivados de cuestiones tan diversas como el uso de agroquímicos en la región, la variabilidad climática y los vertidos industriales y del saneamiento en las ciudades litoraleñas.
Contar con plantas de tratamiento de efluentes cloacales también tendrá un impacto positivo en lo que respecta a la disminución de las descargas de fósforo y nitrógeno, lo cual atenta contra la sustentabilidad del recurso y colabora a la generación de nuevos problemas como por ejemplo las floraciones de cianobacterias que son cada vez más frecuentes y, un verano y otro, generan incertidumbre respecto a las posibilidades efectivas de la utilización de la costa para baños recreativos.
Otro aspecto interesante de tener en cuenta en un contexto de recesión económica, aumento del desempleo y pérdida de fuentes laborales es la ocupación de mano de obra –aunque sea de forma temporal– que una construcción de una planta de tratamiento tipo como la proyectada para nuestra ciudad puede representar para la plaza local.
Tras una reunión mantenida en mayo con jerarcas de OSE, en la que se adelantó el inicio de la construcción de la planta de tratamiento de OSE de Paysandú para principios del año próximo, el ahora intendente electo, Nicolás Olivera, la señaló como “una necesidad imperiosa” y recordó que desde el punto de vista técnico ya está estudiada, estimando que será una de las grandes obras que tendrá el departamento en inversión pública. Que así sea y cuanto antes, mejor.