La edad del plástico

El plástico es un excelente material que el ser humano ha creado, adoptado y adaptado a casi cualquier uso posible. Pero en su propio éxito radica la razón por la cual cada vez está peor visto.
En su libro “La era del plástico” el biólogo Carlos Luna Fernández lo define como “un símbolo de nuestra civilización”. Es moldeable, liviano, flexible, económico y con propiedades aislantes, tanto térmico como eléctrico. Su nobleza es indiscutible: por su uso en el ámbito de la salud ha permitido salvar enorme cantidad de vidas, así como ha hecho mucho más cómoda la vida del ser humano. Pero nada de esto es gratuito. El plástico se ha convertido en uno de los principales dolores de cabeza por su virtual indestructibilidad: aún reducido a partes micrométricas, sigue siendo plástico, microplástico, y es tan omnipresente que se lo ha encontrado en cualquier lugar donde sea que el ser humano haya llegado. En la Luna, por supuesto, pero incluso a los confines del sistema solar, a donde el hombre acaso llegará algún día, hemos enviado artefactos con partes de plástico como avanzada.
Pero el problema, por ahora, no está más allá de Plutón, sino acá mismo, en nuestra superficie terrestre, en los sitios de disposición final, en los mares hacia donde corren todos nuestros ríos arrastrando los desechos que el agua de lluvia se lleva de las ciudades. El plástico está presente en nuestro día a día, donde queremos que esté para hacernos la vida más fácil, y donde no desearíamos que estuviera, como en nuestra propia comida.
La situación respecto a su uso la definió claramente Bea Pérez; la jefa del área de sustentabilidad de Coca Cola dijo a la BBC, que la empresa continuará usando envases plásticos porque los clientes aún los quieren.
“Los negocios no serían negocios si no mantenemos cómodos a los consumidores”, expresó, según la cadena británica. Agregó que a medida que cambien su infraestructura de embotellado, pasen al reciclaje e innovan, tendrán que mostrarle al consumidor cuáles son las oportunidades, para que cambien con ellos.
La firma fue señalada el año pasado por la organización Break Free Form Plastic como la más contaminante en cuanto a desechos plásticos y una de las mayores productoras de plástico a nivel mundial. Pérez reconoció que sin estas botellas Coca-Cola no sobreviviría.
La empresa ha asumido un compromiso de reciclar todo el material que usa para el 2030, pero, mientras avanza en esa dirección, saca cartel con acciones de pequeño impacto ambiental, como los cambios que introdujo en sus botellas que le permitieron un “ahorro” de “264 toneladas de PET y 94 toneladas de polietileno en el transcurso de 2015”. Estos datos corresponden a nuestro país y eso se logró solamente reduciendo el tamaño de las tapas y acortando la rosca de la botella. Imaginemos el impacto si se eliminara el uso de estas botellas descartables, reemplazándolas por plástico reutilizable. Cabe señalar que la empresa ha hecho campañas por fomentar el uso de estas botellas reutilizables y, de hecho, son más baratas. Pero, como decía Pérez, su público las prefiere. Además, no por ser la empresa que más vende es la única que contamina. Todas las demás productoras de agua mineral, jugos, aguas saborizadas y bebidas de cualquier tipo que usan embases plásticos contaminan de igual forma, o posiblemente más si sumamos los volúmenes. Así que el problema no es “Coca Cola” sino la tecnología de moda.
Aunque es indiscutible el impacto que genera, el problema del plástico no es exclusivo de la industria de las bebidas; ya conocemos, por ejemplo, el impacto que generan las bolsas de nylon, que, aún costando 4 pesos, siguen siendo tan contaminantes como antes. Es más, en una auténtica muestra de la creatividad humana, ahora se puede ver como la vieja bolsa de plástico transparente, autorizada para entregar gratuitamente en contacto con los alimentos, ha incorporado asas y reemplazado a la popularizada como “bolsa camiseta”. Y ni hablar que aún con las fronteras cerradas hace meses siguen ingresando bolsas de origen argentino (con suerte) que se anuncian como “biodegradables”, como las que se cobran.
A nivel internacional la industria del turismo se ha embarcado en una iniciativa que pretende generar un impacto significativo en la reducción del uso de plásticos.
Las empresas y destinos turísticos han dado grandes pasos para reducir su impacto ambiental y operar en armonía con la naturaleza. Sin embargo, el problema de la contaminación plástica en el turismo es demasiado grande para que una sola organización lo solucione por sí sola. Para igualar la escala del problema, es necesario que se produzcan cambios en toda la cadena de valor del turismo. Por lo tanto, las partes interesadas del turismo de todo el mundo están trabajando juntas y adoptando un enfoque sistémico a través de la denominada “Iniciativa Global de Plásticos Turísticos”, un acuerdo que requiere que las organizaciones turísticas asuman un conjunto de compromisos concretos y viables para 2025. Estos compromisos implican: Eliminar envases y artículos de plástico problemáticos o innecesarios; Tomar medidas para pasar de modelos de un solo uso a modelos de reutilización o alternativas reutilizables; Involucrar a la cadena de valor para avanzar hacia que el 100% de los envases de plástico sean reutilizables, reciclables o compostables; Tomar medidas para aumentar la cantidad de contenido reciclado en todos los envases y artículos de plástico utilizados; Colaborar e invertir para aumentar las tasas de reciclaje y compostaje de plásticos e Informar pública y anualmente sobre el progreso realizado hacia estos objetivos.
Parte de estas recomendaciones bien pueden usarse como una guía personal y familiar para ayudar a abordar el problema.
Acá en Paysandú el impacto de la contaminación por plástico se puede apreciar a simple vista en las calles de la ciudad. Cada persona puede hacer algo al respecto de varias formas: en primer lugar y más directo, reduciendo el uso de plástico; también puede sumarse a iniciativas como las de las organizaciones que realizan jornadas de limpieza, pero además, puede hacerle saber en estas fiestas que se avecinan, a las empresas envasadoras de refrescos qué tipo de envases prefiere.