El tenis uruguayo tiene un representante sanducero en Estados Unidos. En la Universidad de Troy, Alabama, Francisco Erramuspe, de 19 años, estudia economía de la mano de una beca deportiva. Gracias al tenis. Asegura que experimenta una oportunidad única y que, dentro de sus aspiraciones a futuro a nivel profesional, se encuentra representar al país en una Copa Davis.
Erramuspe se inició en esta disciplina a los 7 años de edad, en las canchas de polvo de ladrillo del Club Remeros. Cuando tenía 10, pasó a entrenar al Paysandú Golf Club. Y ya cuando contaba con 16, se marchó a Buenos Aires para perfeccionar su juego, disputar más torneos y tener más roce con otros tenistas. Así estuvo dos años en la academia de Fabián Blengino, entrenando, viajando y compitiendo. También, haciendo el colegio vía online.
De ese modo, le llegó la chance de conseguir una beca en Estados Unidos, una idea que siempre rondó por su cabeza y que se concretó luego de hablar con entrenadores de universidades estadounidenses. “Con el tiempo fui sacando buenos resultados en el tenis y pude lograr una beca con eso”, dice Erramuspe a EL TELEGRAFO en su paso por la ciudad para visitar a la familia en esta época de fiestas de fin de año.
El sanducero lleva un año en aquel país: un semestre estuvo en la universidad de East Tennessee State, para luego pasar a la de Troy, en una ciudad de 14 mil habitantes en el estado de Alabama. En este tiempo, además de estudiar y afinar su tenis, ha aprendido a convivir con la presión de que la beca dependa de su rendimiento deportivo. “Si te va mal te pueden bajar la beca, o al revés, la podés mejorar”.
De cualquier modo, la experiencia resulta enriquecedora desde todo punto de vista. “Irme a Estados Unidos me cambió la vida totalmente. En ningún lugar vi tantas oportunidades como ahí. Creo que todos los chicos que hacen deporte deberían aprovechar algo que les puede solucionar la vida”, afirma con contundencia.
En cuanto al nivel tenístico, Erramuspe subraya que es “muy competitivo y durísimo”. Además, “te tratan como si fueras un deportista de primer nivel. Tenés para vos kinesiólogo, preparador físico, nutricionista, entrenador, ropa, raquetas; te pagan los viajes y los hoteles. Parece soñado”.
La rutina que lleva cada día resulta ser muy exigente. “Estás todo el día al palo”, dice. “Empezamos a las 6.40 con el entrenamiento de tenis, el que dura dos horas y cuarto. Terminamos y hacemos una hora de preparación física. Luego vamos a clase hasta al mediodía. Por la tarde, más clases o estudio. Así todos los días. Es muy lindo pero te tiene que gustar”.
“Le das mucho más valor al tiempo, que vale oro y aprovecharlo es clave porque si no, no llegás con todas las cosas que tenés que hacer”, continúa el tenista sanducero quien piensa quedarse esos cuatro años de carrera en Estados Unidos y maneja la posibilidad de aplicar la misma beca para hacer un posgrado. “Con eso completaría alrededor de seis años (en Estados Unidos). Esa es la idea por ahora”, explica.
Más allá de sus proyectos estadounidenses, Erramuspe no olvida su país ni las ganas de vestir la celeste. “Mi sueño máximo es jugar por Uruguay por la Copa Davis. (Ante de venir a Paysandú) estuve entrenando en el Carrasco Lawn Tennis con el “Bebe” Pérez Cassarino, el capitán de Uruguay. Me gustaría tener esa experiencia que ya tuvieron mis amigos (Francisco) Llanes y (Juan Martín) Fumeaux (otros dos sanduceros). Ojalá algún día me toque. Doy lo máximo por eso”.
El 3 de enero, Erramuspe pegará la vuelta a Estados Unidos para seguir compitiendo a partir del 15. La pandemia del coronavirus no ha frenado la actividad. “Allá se hace vida normal, eso sí, con tapabocas”.