El importante cambio de la finura en el Merino Australiano uruguayo

Ingeniero agrónomo Roberto Cardellino.

El ingeniero agrónomo Roberto Cardellino, de Delta Consultores, elaboró un informe donde se visualiza el cambio en la producción de lanas en el Uruguay, enfocado a los resultados que ha obtenido el Proyecto Merino Fino en sus dos etapas y el actual Consorcio Regional de Innovación en Lana Ultrafina (Crilu), donde se remarca el pasaje de 3,2 millones de kilos de lana por debajo de las 22,5 micras en 1997 a los 7,5 millones de kilos en dicho micronaje en la zafra 2019.
Es imposible obviar la caída que ha tenido el stock ovino y la producción de lana en el país, entre dichas fechas. El informe indica que la producción de lana, base sucia, cae de 80 millones de kilogramos en 1997 a 23,5 millones de kilogramos en 2019. Este descenso del stock ovino también es visible en otros países del mundo, así como también en la producción de lana para vestimenta.

El camino recorrido

Cardellino retrocede hasta la década del ‘80, para marcar el comienzo de este largo camino que ha desarrollado la producción de lanas finas y superfinas en el país, cuando “Don Simón Berkowitz, un distinguido y conocido industrial de lana, el cual, al regreso de las reuniones anuales de la IWTO (Federación Lanera Internacional), sistemáticamente, en los informes públicos planteaba e insistía en la necesidad de nuestro país de producir lanas merino más finas, las cuales en los años 80-90, tenían un diámetro promedio estimado mayor a 22,5 micras”.
Dicha idea se concreta en 1996 cuando se crea por parte de Central Lanera Uruguaya, el Club Merino Fino. A partir del mismo se realiza la importación de materiales genéticos desde Australia y comienzan las primeras evaluaciones locales. En el ‘98 comienza la primera fase del Proyecto Merino Fino, donde participan el INIA, SUL y la Sociedad de Criadores de Merino Australiano del Uruguay.
El objetivo general, para el Proyecto Merino Fino, “fue buscar la producción de lanas merino de menos de 18,5 micras, de alta calidad, buen largo y buen color, para la industria topista y tejeduría locales”. Cardellino recordó además que la primera fase del proyecto contó con el respaldo del Gobierno Nacional del Dr. Jorge Batlle y del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), quienes aportaron los recursos para concretar la compra del Laser-scan y el OFDA.
En este momento del proceso, Cardellino remarcó la importancia del acuerdo comercial con Lanas Trinidad SA, “que referenciaba los lotes locales de acuerdo a su micronaje con los precios internacionales de Australia”.
El Proyecto Merino Fino, que también atravesó una Fase 2, continuó hasta el 2010, cuando se transforma en lo que actualmente es el Crilu; con la participación de INIA, la SCMAU y representantes de los industriales laneros, apuntando a la producción de lanas ultrafinas.

Mediciones del proyecto

De acuerdo a Cardellino, “la calidad de las lanas Merin28o producidas en el país ha tenido un cambio positivo muy importante, en particular el descenso de la finura (de 22,5 micras a 18-19 micras), un mejoramiento notable en el color y en el largo de mecha, lo cual ha sido reconocido por los clientes del exterior”.
En este sentido, marcó el fuerte incremento que ha tenido la producción de este tipo de lanas, ya que “en 1997 se estimaba que la producción de lanas con menos de 22,5 micras apenas superaba los 3 millones de kilos base sucia, y significaba un 3,75% del total de lanas producidas”, mientras que en la actualidad “se estima en 7,5 millones de kilogramos y representa un 32% de la producción total”.
Dentro de ese volumen de 7,5 millones de kilogramos, “la gran mayoría de estas categorías de lanas (86%) se ubica entre 17,1 y 20 micras, lo cual indica que la mayor parte de la categoría superfinas se ubicó, en el rango de micronajes con mayores posibilidades de colocación. No aparece hoy como una prioridad continuar afinando por debajo de 17 micras, aspecto que seguramente será objeto de análisis del nuevo Crilu”, según Cardellino.