“Salís corriendo o acomodás el cuerpo y aguantás”

(Segunda parte)

Después de haber elegido el silencio durante más de dos años, Wimar Valdez volvió para contar su verdad a través de las páginas de un libro, en la que repasa situaciones insólitas que le tocó vivir como presidente de la AUF, al llegar a la presidencia de Conmebol y estar inmerso en el mundillo de la FIFA.
Su salida traumática de la dirigencia, ya conocida pero explicada al detalle en el libro “El fútbol y mi verdad”, es solo una parte de la historia.
“Quise hacer todo el recorrido, desde mi infancia de Tala, mis padres, mi venida a la capital, el relator de fútbol, la pasión por el deporte más popular del mundo, porque es una historia que le puede pasar a cualquiera”, dijo quien casi por casualidad se vio de un momento a otro como presidente de la AUF, sin pretenderlo.
Valdez que el apoyo de su familia ha resultado clave para sobrellevar momentos complicados, pese a que los suyos no estaban muy de acuerdo en que se sumergiera en el alto nivel dirigencial del fútbol uruguayo y continental.
La pregunta es por qué se aspira a llegar a la AUF. ¿Poder, dinero? “Nunca me lo propuse, porque yo ya tenía 20 y pico de años de dirigente en Rentistas. Ya conocía la parte política y de gestión. Pero esa Asamblea en la que fui electo fue una película por todo lo que pasó. Bien podría ser de ficción, pero me terminó llevando a la presidencia de la AUF”, señaló.
Y una vez ahí, dentro de ese círculo, Valdez admite que “el ego del ser humano está siempre presente”.
“El fútbol es poder y dinero a todo nivel. Y somos seres humanos y te va a trayendo, pero no al punto de estar por estar. Abandoné cosas muy importantes, me bajé de la candidatura de la Conmebol, una oportunidad importantísima de poder y económico. Pero en aquel momento, más allá de que no estaba el apoyo político, pesó muchísimo el tema familiar, porque la familia no estaba de acuerdo”.
Quien fuera presidente interino de Conmebol recordó que “estaba complicado” para ser elegido en las elecciones posteriores, “pero reconozco que si la hubiera peleado… Todavía había varias fichas por mover, pero lo lo hice. No sé qué hubiera pasado si hubiera ido con todo”.
Valdez afirma además que “cuando estaba en la cresta de la ola, para la reelección en la AUF y el Consejo de la FIFA, pasó ese episodio a cinco días de la elección, lo primero que pensé fue en mi familia. Tuve una actitud irreflexiva y adopté una estrategia equivocada de protección porque creo que antes de protegerla ocasioné un perjuicio debido a todo el escándalo mediático que hubo”.
Hoy, poniendo algunas cosas en la balanza, Valdez reconoce que en ese mundo “lo más complicado es toda la parte política y los entretelones”, muchos de los cuales están reflejados en la página del libro. “Ahí está el recorrido que hizo una persona común, un apasionado del fútbol como la mayoría de los uruguayos, que como todos toma el fútbol como es, con esa pasión inigualable, pero cuando vas creciendo y accedés a los lugares en los que yo estuve, hay otras cosas, se juegan otros partidos- Hay otros terrenos complicados que nada tienen que ver con esa pasión. Uno está ahí y tenés que salir corriendo, como salí corriendo en la última parte, o acomodar el cuerpo y muchas veces aguantar cosas que tal vez no estarías dispuesto a bancar si lo pensás fríamente”.
Valdez miró desde adentro el escándalo del FIFAgate, que también golpeó a Conmebol. “Estuve en medio de todo, y recorro todo eso en el libro”, pero remarca que “sinceramente no puedo decir que vi algo”.
“Sabía de lo que había escuchado, lo que se decía, de las denuncias de los clubes uruguayos a la Conmebol en su momento, las cosas que decía el propio Paco Casal con respecto a la Conmebol. Pero cuando estuve ahí –yo agarré la estructura vieja de la Conmebol–, lo que sí vi y participé fue de determinados acuerdos políticos. Cuento en un capítulo el desbarajuste que se arma después de la muerte de Grondona: en el mismo sepelio se estaba arreglando el reparto de cargos, y unos pocos días después cambió todo. Eso sí lo ví, lo viví, pero lo otro que pasó con el FIFAgate, coimas, la parte económica y demás no me lo esperaba”, dijo,.
Y contó una de las tantas anécdotas: “Y nadie se lo esperaba. Estábamos con varios dirigentes en Zúrich, sudamericanos y uruguayos, y nadie sabía absolutamente nada. Fue una noche increíble esa, que pasó en la previa (a que explotara con detenciones el FIFAgate). Vamos a una cena con los dirigentes sudamericanos, a brindar que el otro día era el Congreso, y alguien dice: ‘hoy es la última cena’. Pero esa última cena no estaba referida a lo que iba a pasar, sino a que había muchos que no iban a continuar en sus cargos por acuerdo político. Sin embargo esa frase se transformó al otro día, con la persona que la dijo sin querer, haciendo una broma, no caíamos en razón de la relevancia y significado que había tenido esa frase. Es de película, pero fue así”.