Ante las amenazas de Rafael Michelini

Como es de conocimiento público, nuestro país atraviesa uno de los peores momentos desde la aparición de los primeros casos de coronavirus COVID-19 hace poco más de un año. Al aumento de casos se le suman los casos de pacientes fallecidos y una recarga de todo el sistema de salud, especialmente de los centros de tratamiento intensivo (CTI). En efecto, acalladas las voces triunfalistas que tempranamente auguraban un “Maracanazo sanitario”, los números son los que mandan y expresan una realidad respecto de la cual nos creíamos inmunes. Al igual que sucede con nuestras selecciones de fútbol, pensamos que todo era cuestión de “garra charrúa” y que más tarde o más temprano llegaría un gol que mágicamente nos daría la victoria contra esta nueva enfermedad.
En este contexto crítico y de preocupación generalizada, en el cual muchos uruguayos pierden a sus seres queridos sin poder despedirse de los mismos al mismo tiempo que las consecuencias económicas, sociales y psicológicas afectan a una gran parte de la población uruguaya, el primero de los mandatos de cada uno de los habitantes de este país debe ser la unidad y el compromiso por encima de partidos políticos o de otras variables.
Es precisamente en este terrible momento, que el secretario político del Frente Amplio, Rafael Michelini, declaró a un medio capitalino alineado a la izquierda que si no se amplía el plazo constitucional para recabar las firmas para someter a referéndum la Ley de Urgente Consideración (LUC), se tomarían medidas por parte de quienes apoyan tal iniciativa. La amenaza del exlegislador no pudo ser más clara: “Si no hay ampliación del plazo, nosotros vamos a ir a juntar las firmas a los barrios y nos aglomeraremos. Actuará la Policía, nos pondrán presos”. Resulta difícil imaginar una frase más irrespondable y carente de sentido común y empatía.
Lo cierto es que la prórroga del plazo constitucional de un año para la recolección de firmas necesitaría, lógicamente de una reforma constitucional, pero ello no parece ser impedimento para Michelini y por ello reclama su modificación, convencido de que “lo político está sobre lo jurídico”. Resulta particularmente ilustrativo conocer la opinión que sobre esta reforma tiene Oscar Botinelli, politólogo, Profesor Titular Grado 5 de Sistema Electoral y Régimen Electoral Nacional de la Universidad de la República y exsecretario de Líber Seregni, para quien “No queda claro si quienes promueven esa prórroga son conscientes que lo que proponen es afectar seriamente las fuertes garantías electorales que se fueron consolidando en el Uruguay a lo largo de un siglo. Una vez que se puede prorrogar algo una vez, y luego otra, ya nadie podrá detener que se encuentren razones de fuerza mayor para prorrogar las elecciones nacionales o el balotaje, y con ello se prorroguen los períodos de gobierno y las legislaturas. Es mucho lo que está en juego en términos históricos. (…) Lo que está en juego es la certeza absoluta de las garantías electorales. (…) Como no se ha presentado ninguna iniciativa escrita y solo se han hecho manifestaciones verbales de algunos dirigentes, no todas coincidentes, no se conocen los fundamentos de este pedido de incumplimiento de la Constitución de la República. (…) La no pertinencia de la prórroga parece claro”.
Queda claro que tanto para Michelini como para el resto de los dirigentes políticos, sociales y sindicalistas que piden la prórroga del plazo constitucional, “lo político está por encima de lo jurídico” y las garantías previstas en nuestra carta magna son tan sólo “letra muerta” que se puede y debe ajustar a sus necesidades y ambiciones personales. Así las cosas, las amenazas de Michelini ponen en peligro no sólo al país considerado como un todo (una suerte de “comunidad espiritual” tal como lo definió en alguna ocasión Wilson Ferreira Aldunate), sino también de todos y cada uno de sus habitantes, ya sea que se trate de ancianos, niños, jóvenes o adultos, algunos de los cuales no tienen la oportunidad de quedarse en casa y deben salir a “parar la olla” todos los días. En el peor momento Rafael Michelini, quien ostenta nada más y nada menos que el cargo de Secretario Político del Frente Amplio, formula la peor de las declaraciones, con una falta absoluta de espíritu patriótico y de empatía con el mismo pueblo al cual se jacta de representar. Tanto el exsenador Michelini como el resto de quienes impulsan esta iniciativa para derogar algunos artículos de la LUC deberían pensar cuál es la razón por la cual la población no apoya esta iniciativa y deberán controlar sus nervios ante la posibilidad cada día más cierta de que no se llegue a juntar las firmas necesarias para ello. Lamentablemente no se trata de una actitud aislada y todos los días y en diferentes ámbitos vemos actitudes provocadoras que buscan una reacción de las autoridades para poder victimizarse y hasta lograr algún “mártir” al cual transformar en símbolo de una trasnochada y equivocada forma de entender la política y la convivencia. Los impulsores que creen “que cuanto peor, mejor” ya desplegaron sus tácticas en las décadas de los ‘60 y ‘70 del siglo pasado, y por eso es muy importante que nuestro país no sea arrastrado nuevamente a ese espiral de enfrentamiento y violencia.
Resulta importante destacar que amenazas de Michelini de realizar aglomeraciones en plena pandemia fueron rápidamente rechazadas por todo el sistema político, incluido algunas figuras del propio Frente Amplio como Alejandro Sánchez, Yamandú Orsi o Enrique Rubio entre otros. Por su parte el politólogo Daniel Chasquetti afirmó en su cuenta de Twitter que “el pedido de renuncia al ministro Salinas que largó hace unos días un diputado y la amenaza de aglomeraciones que hoy realizó Michelini, muestran que una parte del Frente Amplio tiene grandes problemas para comprender la tragedia sanitaria que transita el país.” En cuestión de horas el exlegislador, figura de amplia trayectoria y peso dentro del partido fue removido de su cargo de Secretario Político del Frente Amplio.
Más temprano que tarde los uruguayos dejaremos atrás esta pandemia que tantos efectos negativos tiene para nuestro país. No será un camino corto y tampoco será fácil de recorrer, pero podremos hacerlo porque en la esencia del ser humano se encuentra el empuje y el temple necesarios para sobrellevar infortunios como éste. Vamos a lograrlo a pesar del propio COVID-19 y de quienes, como Rafael Michelini, ponen primero sus intereses personales y políticos partidarios antes que los de nuestro querido país. Gracias por nada, señor exlegislador; los uruguayos podremos superar este duro y triste momento sin su ayuda y a pesar de sus amenazas.