“La situación es desesperante” en Fray Bentos, aseguró el diputado Constante Mendiondo

El diputado sanducero electo por Río Negro, Constante Mendiondo.

El legislador rionegrense Constante Mendiondo afirmó que en la capital del vecino departamento “la situación es desesperante”, citando “lo que está viviendo la ciudad de Fray Bentos en particular, que está peor que Rivera, y en los medios ha salido lo del hogar de ancianos, una asociación civil (Victoriano Sosa) frente al Hospital, que tenía 67 internos con una dotación de personal de 37 personas, y que el día previo a la vacunación de Pfizer apareció un brote, no se pudieron vacunar y hasta el mediodía (de ayer) van 23 fallecidos en 10 días. Y todo esto está generando un gran impacto, porque además vemos que se están muriendo vecinos jóvenes, no solo del hogar de ancianos”.
Dijo que “el resto del departamento tiene muy poco COVID, pero en Fray Bentos ha pegado duro”.
Mendiondo señaló que “Río Negro, a diferencia de Paysandú, tiene muy distribuida su población. Fray Bentos con un 42%, unos 25.000 habitantes, Young 17.000, Nuevo Berlín y San Javier entre 2.000 y 2.500 y la campaña. Está muy desparramado, pero mirado desde el punto de vista de la pandemia estamos en rojo, ya entró la cepa P1 o Manaos por un vínculo con Rivera, y hace mas de 15 días estamos muy complicados”.

FRAY BENTOS, 90% DE CASOS

Especificó que “Fray Bentos tiene el 90% de los casos, el sistema de salud está saturado, hay vecinos en los CTI de varios lugares del país como Paysandú, Salto, Colonia, Carmelo, Rosario, en Las Piedras y en Montevideo hay en dos prestadoras, porque en Fray Bentos hay seis camas de CTI –en Young también hay– y lo que hay debido a la demanda son las llamadas ‘salas Covid’, tanto en el prestador público como en el privado, que es Amedrin. Y estas salas tienen unas 50 camas donde se provee medicación y oxígeno, pero es una especie de intermedio”.
En cuanto al comportamiento social de los fraybentinos, dijo que “esta situación ha impactado y vemos menos movilidad, pero hubo un período a partir de marzo del año pasado hasta mayo, donde el ‘quedate en casa’ funcionó, la gente se cuidaba y estaba aquello de cuidarse para no colapsar los CTI en invierno. Todo se fue dando a favor, se había bajado el nivel de contagio y había seguimiento epidemiológico. Pero ahora eso se perdió, hubo un triunfalismo –de lo que creo todos somos responsables como sociedad– y la gente se descuidó e hizo cosas que no se debían. Y hay algunas señales que debemos dar entre todos, la sociedad pero sobre todo las dirigencias, que no hemos podido dar”.

“ABRIR LA CANCHA”

Mendiondo aseguró que “quiero ser objetivo, hay un gobierno que en la crisis es el mano y quien tiene que abrir la cancha, pero no lo hace para que haya puntos de contacto. Y la oposición es un poco el reflejo de eso, nadie cede”. Aseguró que “tenemos dificultades, y lo peor que nos puede pasar es esconderlas, no decir lo que pasa. Pero hay que ser claros y contundentes, acá hay una responsabilidad del Poder Ejecutivo. Yo soy un integrante del Parlamento, y nosotros hemos votado más de 40 leyes que nos mandaron de un día para el otro. Pero la responsabilidad mayor es del gobierno”.
El legislador frenteamplista afirmó que “el GACH, que es el orgullo uruguayo, nuestros científicos que no son de partidos políticos y son más de 50 asesorando honorariamente no solo al Poder Ejecutivo, sino a todo el sistema sanitario, habían dado el 7 de febrero una serie de soluciones”.
Mencionó que “cuando se confirmó que había la cepa P1 en Fray Bentos, se sabía que se multiplicaba la cantidad de contagios y lo primero que dije es que no puede salir nadie de Fray Bentos. Pero para esas decisiones hay que tener mucho coraje político”.

EXHORTACIÓN A VACUNARSE

Mendiondo llamó a vacunarse, “hay que hacerlo, porque lo único que termina con esto es la vacuna. Y necesitamos un tiempo para que comience a hacer efecto. Y en eso estamos, llamando a la sociedad sin cobrarnos cuentas, que ya llegará el momento de analizar”.
Puso como ejemplo que “soy sanducero con muchos años viviendo en Río Negro. Nosotros vivíamos en un campo entre el Bacacuá y el Queguay, y recuerdo que nuestros padres nos traían a vacunar al hospital, donde el vacunador era Villarreal. No me olvido que le disparábamos con mi hermano Pato, y una vez le tiramos la cajita de acero inoxidable donde iban las jeringas y agujas. Eso fue en el viejo centro de salud, era el vacunatorio del hospital. Y ese era un acto de amor de nuestros padres. Mientras no hubo vacunas, la expectativa de vida era de 40 o 50 años, y las vacunas cambiaron el mundo. No defiendo a los laboratorios que todos sabemos cuáles son sus intereses que no son solo las vacunas sino otros medicamentos de alto precio, pero hoy quien se oponga a las vacunas debe saber que esto mata gente, y la mayoría son los más vulnerables, por eso la vacuna es un acto de amor”.