Los grupos de interés golpean la puerta

La incertidumbre sigue machacando sobre el fútbol del Interior, que no encuentra respiro en la pandemia. El deporte amateur está prohibido al menos hasta el próximo 30 de abril, con algunas excepciones, pero lo cierto es que el fútbol especialmente no encuentra consuelo.
Mientras en OFI se modifican los calendarios a los efectos de que en algún momento la pelota pueda volver a rodar, y está claro que con público dada la importancia del hincha que pasa por boleterías para hacer viable una temporada, por estos lados la Liga de Fútbol encara una reforma estatutaria a los efectos de reformular la forma de gobierno.
Aquellas viejas reuniones por divisional, eternas y numerosas por cierto, fueron dejadas de lado hace ya una década. En aquel momento se pensó en dar un vuelco a esa forma de gobierno, y se pensó en un Consejo Directivo Central conformado por neutrales y por delegados de los clubes.
Claro que nadie pensó que se superpondrían intereses y que los delegados quedarían en más de una ocasión expuestos y con la soga al cuello cuando debiera defender los intereses de los clubes que representaban, y que las instituciones tuvieran posiciones diferentes sobre determinado tema.
Pasó muy poco tiempo para que todos se dieran cuenta de que esa forma de gobierno era contraproducente. Lo entendieron los neutrales en cada período (siempre con Nelson Manzor como presidente de aquel momento a la actualidad) y también los clubes.
Ahora, se intenta encontrar otro camino. Si bien se barajó la posibilidad de volver a funcionar con aquel viejo esquema de reuniones por divisional, está claro que el fútbol debe trazar otra ruta para no volver a cometer viejos errores. El propio Manzor ha señalado en más de una ocasión que se acerca más a conformar un Ejecutivo ampliado, como sucede en OFI o bien en AUF.
Es justamente ese camino, el que ha tomado la asociación, el que debería ser analizado en profundidad por la Liga. Sobre todo teniendo en cuenta que es el que ha recorrido la FIFA, lo que a esta altura no puede ser desconocido. Y menos todavía cuando fue el organismo que rige los destinos del fútbol mundial el que, con mano firme, cambió la matriz estatutaria de la asociación, incluyendo al fútbol del Interior.
Uno de los mayores cambios en el estatuto de AUF es la inclusión de los grupos de interés. Y justamente en Paysandú, los gremios de los futbolistas, entrenadores y árbitros pretenden comenzar a recorrer ese mismo camino, y formar parte de las decisiones del fútbol doméstico.
Varios dirigentes clubistas han plantado bandera con respecto a la situación, dejando en claro que no están de acuerdo porque son ellos los que trabajan en y por el fútbol, y los que abren la billetera cuando es necesario.
No es otro que exactamente el mismo planteo realizado por los clubes de la AUF, cuando dieron vueltas y vueltas sobre el tema hasta que FIFA obligó a incluir a los grupos de interés.
¿Hasta dónde pueden perder poder de decisión los clubes? Esa es la pregunta que se hacen los dirigentes.
Primero hay que tener en cuenta cómo se forma el Ejecutivo de la AUF, que cuenta con un presidente, un vicepresidente y otros cinco integrantes. Dentro de ellos, debe estar representado el fútbol profesional, el fútbol amateur y los grupos de interés con un miembro cada uno.
Imaginando lo que podría llegar a implementarse por estos lados, tranquilamente se podría contar con un representante de la Primera División del fútbol sanducero, un representante del ascenso y un representante de los grupos de interés.
¿Todas las decisiones pasan por el Ejecutivo? ¿El Ejecutivo digita lo que sucede en cada una de las divisionales? Se está lejos de esto, al punto que las funciones del Ejecutivo están totalmente delimitadas. Y hay que tener en cuenta que cada una de las divisionales cuenta con su respectivo Consejo de Liga, que tienen sus correspondientes reglamentos para definir, entre otros aspectos, cómo se juegan sus competencias. Exactamente lo mismo podría implementarse por estos lados.
Entonces ¿por dónde pasaría la pérdida de decisión, si además se establece un Congreso que es el órgano supremo y soberano, y que tiene facultades legislativas y de contralor según el propio estatuto establece?
La conformación del Congreso fue lo que más costó en la AUF, hasta que llegó el verticalazo de FIFA. En este caso, se divide en 76 votos: 32 para la Primera División, 14 para la Segunda División Profesional, seis para la Primera División Amateur, nueve para OFI, y uno para el fútbol sala, otro para el fútbol femenino, y luego aparecen los grupos de interés: 11 para los futbolistas, uno para los entrenadores y otro para los árbitros.
Como puede verse, la mayor cantidad de votos los lleva la Primera División, aunque nadie tiene la mayoría. Lo que lleva, sencillamente, a que los temas deban salir por consenso y, por lo tanto, se deban poner todas las cartas sobre la mesa y escuchar lo que opinan no solo los clubes, sino también los protagonistas directos del fútbol, es decir los jugadores, entrenadores y árbitros.
Los grupos de interés, por derecho propio, deberían ser tenidos en cuenta también en el ámbito de OFI para acompañar a la asociación en la que se encuentra inmersa. Y sería interesante comenzar a discutir en serio el tema a nivel local. Las voces en contra están a la orden del día, pero sería bueno preguntarse si jugadores, entrenadores y árbitros no tienen algo para aportar pensando en el crecimiento del fútbol.
Y sería bueno aprovechar este parate para discutir la situación y así, cuando la pelota pueda comenzar a rodar, el fútbol pueda dedicarse solo a jugar adentro de la cancha, teniendo reglas claras afuera.