Solicitada – El temor a ofenderlos

En la procesión de pensamientos, ideas no entendidas, ideas no acabadas, palpitaciones por las ansias de encontrar algo que resuelva esa búsqueda de lo que nos contemple y proyecte, entramos por caminos desconocidos y nuestra formación de carácter a veces toma demasiado tiempo, sin darnos cuenta que la vida y los acontecimientos sí tienen una sucesión de gestión y concreción sorprendentemente sólida, cruda, imperturbable, de tiempos más allá de los nuestros con consecuencias imprevisibles y muchas veces dañinas.

Esto que coloco en referencia al individuo pasa de igual forma con la sociedad y con los países. Países más rápidos en encontrar su bienestar y países más lentos y sufridos.

¿Será que los países desarrollados sacaron la lotería y nacieron de temple maduro? Creo que no viene por ahí la explicación.

Son sociedades mucho más ajustadas a la realidad, al reloj que marca el tiempo que no se puede perder, a la justicia que sabe diferenciar al malo del bueno y los separa, a la nobleza de carácter que disfruta y premia el éxito de las conquistas de otros, a la aceptación de que hay seres más inteligentes que nosotros y que de ellos podemos nutrirnos, al cultivo del sentimiento de pueblo y de patria.

Y bueno, como dice el refrán, para muestra basta un botón.

Después de 30 años el Uruguay dice en voz audible que el Mercosur es un precinto, que no lo deja respirar y que es un lastre para sí y para el grupo. Una verdad más grande que una casa y que debe decirse a gritos para que nadie quede sin enterarse. Y gritarlo de nuevo para que nadie se haga el bobo y diga que no imaginaba que podría estar haciéndonos mal.

Este inicial ejercicio internacional abriendo alas para encontrar un vuelo fecundo, debe repetirse día a día en todos los ámbitos, o sea para afuera y para adentro del país. También debe gritarse más fuerte aquí adentro para que la uruguayada displicente lo entienda y reaccione en su propio beneficio. No hay progreso con miedos, tolerancia enfermiza y compatriotas de dudosa definición.

¿Por qué somos así? ¿Será que crecimos tomando sopa de ameba?

Desde hace mucho tiempo, creo que ya pasa de un siglo, fuimos contagiados por una enfermedad parasitaria exógena muy invasora y resistente llamada socialismo/comunismo y que nos ha marcado profundamente. Esta enfermedad entre tantas cosas, se caracteriza por favorecer el ablandamiento de la personalidad de los individuos, pérdida de la definición de realidad, pérdida del interés de superación, aumento de pensamiento ambiguo, crecimiento de la superficialidad de intereses, aumento de la dependencia por lo no conquistado (proteccionismo y dependencia del Estado), transferencia de la responsabilidad a terceros, falsedad, hipocresía, envidia, la impunidad como nuevo paradigma de brillo social; en fin, un sinnúmero de descalificaciones para distorsionar el tránsito por la vida y descomponer la sociedad como resultado final.

Sabemos que la vida real está hecha de todo tipo de trampas así como de oportunidades y que el bienestar no se regala, no se distribuye, no se crea obligatoriamente por legislación. Surge de la continuidad del trabajoso esfuerzo de producir, de inventar, de crear, de tomar riesgos, de exponerse a la naturaleza, a los hombres y a los gobiernos. Y no basta con satisfacer estos predicados sino que también hay que ser crudo,

protector de lo suyo y de sus proyectos, ser defensor y combatiente ante los que quieren tomar lo de uno, ante de los que dicen saber y no saben, ser claro y agresivo si es necesario y no dudar en defender su vida

frente a los que se la quieren tomar.

La vida es una continua oportunidad y nada se regala. Por todo hay que pagar de alguna manera y hasta la esperanza puede jugarnos una mala pasada si no se tiene sano criterio.

Regresemos al tema del escrito –El temor a ofenderlos– ¿Por qué nos reprimimos de

decirles a los socialistas/comunistas que son un peso para la sociedad? ¿Por qué siempre andamos con paños tibios adoptando conductas parecidas a la de los políticamente correctos?

Creo que 100 años de socialismo fueron mucho y que también a nosotros (que somos los otros) nos carcomió, ablandó y acostumbró a tolerar innumerables conductas de la sociedad como cosas normales, como cosas que sabidamente son malas pero no se pueden comentar para no molestar a alguien que podrá ser un vecino o un pariente, un Jefe de departamento de cualquier cosa que un día podremos tener que pedirle algo. O un político importante, pero ¡cómo vamos a hablar mal de él en voz alta! (decir verdades = hablar mal).

Somos tremendamente culpables de todo lo que permitimos pasar para que llegásemos hoy a tener este tipo de sociedad tan descalabrada. Deberemos primero aceptar nuestro grado de cobardía (cómodos si quieren ser más suaves) que por tanto tiempo nos amordazó y mantuvo en el silencio cómplice, devastador de una sociedad que tuvo que recurrir a la emigración para salvar millares de sus hijos. (y para que estos después manden plata desde afuera)

Debemos ejercitar a decir que tenemos compatriotas falsos y que en su mayoría son de izquierda. ¿Por qué digo que tenemos compatriotas falsos?

Digo porque hay una inmensa masa de gente que no tiene sentido de pueblo, menos de patria. Ahí tenemos uno de nuestros graves problemas que es la falta de identificación con el sentido de patria.

Hay uruguayos que no saben y no sienten el terruño, no saben lo que es el pago, no tienen la menor idea de lo que es la tierra, no sospechan que la patria se hace con patriotas y que éstos surgieron de un sufrido y agudo impulso que resultó en la definición de un pedazo de tierra en un país.

Este problema sí que es un lastre y ya tiene más de 100 años y todavía no decimos nada. Es demasiado tiempo perdido. No hay dudas de que todos o la mayoría de los que no son izquierdistas/comunistas también actúan en muchas situaciones como socialistas porque ésta fue la educación que recibieron en el ambiente donde han vivido.

¡Un siglo de esperanzas infértiles interminables es mucho tiempo! ¡Un siglo de dictadura estatista oculta en democracia es mucho tiempo!

No se sorprenda estimado lector. No leyó mal, es lo que es y nos han dejado.

Escribí “esperanzas interminables” porque esto es realmente la prédica del socialismo/comunismo y en masa humana irrelevante transformaron a mucha gente para poder unos pocos dominar al todo. El socialismo es la base social servil para la expansión y consolidación del comunismo, que finalmente es quien toma el mando dictatorial y lo ejerce a su gusto. (sin piedad ni consulta popular)

Por eso, a todos aquellos (nosotros o los otros) que entiendan y que les quede claro que ya resta muy poco tiempo para salvar el país del desastre mayor. (¿estamos esperando a que toda Sudamérica se comunice y seamos Cuba?)

Es necesario un cambio de conducta en lo personal y un cambio de dinámica como grupos sociales frente al resto de la ciudadanía izquierdista/comunista, haciendo valer la diferencia entre lo que es ciudadano apátrida escabullidizo y el ciudadano que sostiene y honra sus instituciones y su país, manteniéndolo vivo con su trabajo no importando el nivel de sacrificio.

No tema ofenderlos llamándolos de incapaces, ineficientes y vendepatrias. Ellos lo saben.

Piérdale el miedo a no decir lo que piensa y lo que es necesario manifestar para que la vida corra libre, constructiva, generadora de riquezas y generosa en lo anhelos de cada uno en su natural medida para alcanzarlos.

Rodolfo Angel Beccaría Pesce