En la mañana de la víspera, el vecino departamento de Río Negro llegó a su víctima fatal 100 a causa del COVID-19. El fallecimiento de la periodista Sandra Dodera (57 años) caló hondo en quienes la conocían no solo como periodista, sino como activa luchadora por los sin voz. Su rostro recorrió las páginas de varios diarios y demás medios de prensa en 1992 cuando aún los efectivos policiales no contaban con sindicatos donde se luchara por la reivindicación de sus derechos, y Sandra lideró el reclamo debido al mal estado de alimentos que entregaban en las canastas a los uniformados. Era esposa de uno de los huelguistas y se convirtió en la vocera y rostro visible de la causa, sobre la que años más tarde escribió un libro.
Sandra había sido vacunada y contaba ya con las dos dosis de Sinovac desde el 8 de abril. Sin embargo, el 13 comenzó a tener síntomas compatibles con coronavirus y el 16 de abril se confirmó el diagnóstico, se había contagiado con el virus (al igual que su esposo, según lo había confirmado la propia Dodera en la red social.
El 18 de abril pasado, la comunicadora publicó en su perfil de Facebook: “me faltaba el aire, me hice disparos cada 15 minutos, mi saturómetro indica que saturo bien, pero me desmayaba… Vuelvo a despertar con fiebre, no puedo caminar me deben ayudar para ir al baño a ducharme, casi con agua fría, hasta hoy nadie me ha llamado para ver como estoy… Siento que el aire frío y el turbo ya no son suficientes para mantenerme aliviada, sigo con los disparos pero necesito algo de oxígeno más directo que me ayude por mi asma”. Horas después contó que la habían atendido en emergencias. “Si saturo bien debo quedarme tranquila, si me saturara mal tengo que ir. Caminar no puedo, taxi no puedo tomar, espero no necesitar salir de casa…”, publicó en comentario a las preguntas que recibía.
Dos días después debió ser internada en el Hospital de Fray Bentos en cuidados moderados y el 21 pasó al CTI, donde falleció próximo a las 6 de la mañana de este viernes. Se sospecha que cuando se vacunó ya había contraído el virus, aunque ella misma expresó su arrepentimiento por haberse inoculado.
De acuerdo a lo recogido en sus redes sociales, se definía como periodista, abuela, tía abuela, ama de casa, amante de los animales, batllista y creyente. Autodefinida como batllista, supo integrar listas del Partido Colorado y luego del Partido Nacional. Dirigió durante años la revista digital La Fraybentina, hizo radio y televisión, y se distinguió por sus acciones en defensa del bienestar animal. Fue edil nacionalista entre 2010 y 2015.
