Anuncian reglamentación para favorecer a la industria textil en compras públicas

Directora nacional de Industria, Susana Pecoy.

La directora nacional de Industrias, Susana Pecoy, anunció que se acaba de firmar la reglamentación que otorga a la industria textil 30% de ventaja y 10% de reserva de mercado en las compras públicas.
El anuncio fue formulado durante el desarrollo de la mesa redonda “El futuro de la industria textil”, organizada por la CDU (Cámara de Diseño del Uruguay), con la participación de empresarios, trabajadores y el Estado.
La jerarca detalló en la oportunidad las dificultades y oportunidades con las que cuenta hoy el sector de la vestimenta y señaló las herramientas del MIEM (Ministerio de Industria, Energía y Minería) con las que hoy se promueve este sector y anunció que se acaba de firmar la reglamentación que otorga a la industria textil 30% de ventaja y 10% de reserva de mercado en las compras públicas. A esto se suma que el MIEM lanzará en el segundo semestre un nuevo instrumento, el Fondo de Economía Naranja, enfocado en las industrias creativas.
Luego de analizar la situación general del sector, la directora nacional de Industrias dijo que el Estado apoya a esta actividad a través de distintos programas, y anunció una medida que pretende aumentar la participación de la producción nacional en las compras estatales con ventajas y reservas de mercado.
Entre los apoyos existentes, Pecoy mencionó a Prodiseño, un programa de la Dirección Nacional de Artesanías, Pequeñas y Medianas Empresas del MIEM que, con apoyo de la CDU, promueve la incorporación de diseño en las mipymes. El Fondo Industrial, abierto actualmente, “es siempre una herramienta para desarrollar sus procesos” y adquirir equipamientos. “Específicamente, en el sector vestimenta se promueve la incorporación de tecnología”, sostuvo.
A estos programas del MIEM se suman Uruguay XXI, aliado para la internacionalización de las empresas, y el Subprograma de Contratación Pública para el Desarrollo de la Industria Textil. “Su objetivo es atender las dificultades del acceso al mercado público de las empresas nacionales del sector de la vestimenta, desarrollando proveedores nacionales del Estado, mientras que se busca mantener el nivel de empleo”, enfatizó.
Este programa se encontraba detenido, pero “se acaba de firmar la reglamentación que da 30% de ventaja en las compras públicas y un 10% de reserva de mercado para la industria textil”, aclaró la directora.

Ventaja comparativa

Subrayó en este sentido que “es importante saber que la industria textil va a poder competir en las compras públicas con una ventaja comparativa, con la que realmente va a poder estar en capacidad de competir con lo que viene del exterior”, y agregó que habrá un subprograma muy similar para el sector del calzado.
Pecoy también anunció que pronto se lanzará el Fondo de Economía Naranja, una nueva herramienta del MIEM que se abrirá en el segundo semestre de 2021. Se enfocará en proyectos innovadores de las industrias creativas, lo que incluye al diseño y la vestimenta.
“Para nosotros es muy importante que estos instrumentos que tratamos de potenciar desde el ministerio puedan ser utilizados por parte de ustedes, para su crecimiento, para su desarrollo, para poder mantener activas las empresas y los puestos de trabajo”, dijo la directora.
“Este sector tiene un componente social muy interesante para nosotros, porque tiene una apertura hacia el género femenino muy grande”, agregó.
El objetivo de esta actividad fue que quienes integran la industria, la academia y el Estado, reflexionaran sobre los posibles caminos de reconstrucción y diálogo en la industria textil, con una mirada hacia un futuro sostenible.
Además de Pecoy en representación del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM), participaron Adriana Reigía y María José Rey, representantes de la Cámara de la Vestimenta; Flor de Liz Feijoo, del Sindicato Único de la Aguja; y Lucrecia de León, de la Escuela Universitaria Centro de Diseño de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de la República.
Las integrantes dialogaron acerca de la realidad del sector, lo que incluyó los caminos posibles para reposicionar el sector y el análisis de la crisis actual.

Una caída continua

La directora recordó a su vez que desde hace 15 años la producción de vestimenta “viene en una caída continua” que “responde a varios factores”. En 2019, la producción representó el 14% del total de 2008, y en 2020 se redujo 30% respecto a la de 2019, en un contexto de pandemia que profundizó los problemas.
La jerarca analizó que en esta situación influyen las dificultades de competitividad frente a productos importados. “Las importaciones pasaron de 170 millones de dólares en el año 2008 a 260 millones en el 2019”, explicó. No obstante, “la cifra fue de 200 millones de dólares en 2020, nuevamente por efectos de la pandemia. China y otros países asiáticos representan el 80% de las importaciones”, expresó, a la vez que en contrapartida, la participación de la producción nacional en la demanda interna cayó de 61% en 2010 a 19% en 2019.
Además, existen dificultades para competir en otros mercados externos, explicó. Más del 80% de la producción nacional se destina al mercado interno. En tanto, las exportaciones cayeron de 61 millones de dólares en 2010 a 10 millones de dólares en 2020.
“A esto se le suma el problema de la baja calidad del empleo del sector”, dijo la directora. Existen altos niveles de informalidad y bajas remuneraciones. Hoy hay 5.000 empleados formales en esta industria, y el 78% son mujeres que reciben una remuneración promedio de $ 23.000. El Ministerio de Trabajo y Seguridad social estima que, si se suman los empleos informales, el total de personas que trabajan en el sector llega a 12.500. Asimismo, se calcula que se perdieron 6.000 puestos de trabajo desde 2010.
Pecoy sostuvo que, a pesar de estos números, “es necesario mirar el futuro del sector con optimismo”. “La tradicional industria textil de vestimenta en Uruguay, con las grandes plantas, dejó de existir. Con ello se discontinuaron, lamentablemente, la cultura y el conocimiento de la producción en serie y masiva”, señaló.
Esto ocurrió de la mano de las dificultades para competir con países como China. Al mismo tiempo, eso generó cambios en la producción tradicional uruguaya, precisó, en tanto acotó que “es importante conservar el know how –saber cómo– obtenido durante décadas de tradición industrial que se está perdiendo con la retracción del sector, y ese quizás es uno de los desafíos más grandes que tenemos”.
A esto se suman otros retos que debe enfrentar el sector para ser competitivo, como la falta de materias primas locales básicas, que deben importarse y generan sobrecostos o dificultades para su adquisición.