Nuestra percepción de la sexualidad de las personas mayores

“La sexualidad constituye una importante faceta del ser humano a lo largo de toda su vida. Pero sabemos que la vejez es una etapa asociada a varias falsas creencias, y la referida a la pérdida de interés hacia la sexualidad por parte de las personas mayores es una muy arraigada. Independientemente de la edad, todas las personas tienen las mismas necesidades de experimentar contacto físico, de sentir placer y disfrutar de la intimidad”, sostuvo el técnico Sebastián Cobas, integrante del equipo de Soluciones Mayores.
“En los últimos años, y en concordancia con el aumento de la expectativa de vida que se evidencia en todo el mundo, el tema de la sexualidad en esta etapa ha comenzado a tener algo más de visibilidad y ha despertado el interés de los profesionales, lo que ha llevado a la realización de nuevos estudios, encuestas e investigaciones. La evidencia aportada parece desmentir la creencia de que las personas mayores no tienen intereses sexuales o que no realizan ninguna práctica para satisfacerlos debido a que no poseen la capacidad funcional para hacerlo”, explicó.
Según Cobas, “está claro que con el avance de los años experimentamos varios cambios físicos que pueden ser percibidos como negativos, percepción que en varios aspectos va ligada a nuestra sexualidad, pero difícilmente podríamos trazar una unión directa entre la edad en sí misma y la disminución o desaparición del interés sexual. En todo caso sería más correcto decir sí, que existen una serie de factores de mayor probabilidad de incidencia a medida que envejecemos y que la aparición de estos podrían llevar a esa disminución de interés”. Definió que “entre estos podemos citar la posibilidad de padecer determinadas enfermedades o de consumir ciertos fármacos que pueden aparejarse a problemas sexuales como la disfunción eréctil o a niveles más bajos de actividad sexual. Pero estos factores no son solamente biológicos, gran parte de ellos están ligados al contexto sociocultural, a tabúes, mitos e ideas estereotipadas y equivocadas sobre cómo pensar la sexualidad en la vejez”.

Ejemplos

Como ejemplo de esto, mencionó “la incidencia de un contexto predominantemente machista, en el que al varón se le exige presentarse siempre como un individuo fuerte y viril, lo que puede tener a edades avanzadas un efecto limitante de respuesta ante el temor de ser confrontado en su estatus de varón. La incapacidad para realizar ciertas tareas que antes no nos significaban reto alguno, o el ingreso a un residencial son situaciones que conllevan el transitar un duelo, proceso que también influye en la vida sexual”.
Incluso, “las creencias religiosas de las personas mayores también pueden tener un peso importante en este tema, ya que disfrutar de la sexualidad o del sexo podría ser bien visto en tanto se dé en el contexto de una relación marital, en la que eventualmente se permita la formación de un hogar y la procreación de los hijos. Algunas de estas investigaciones antes mencionadas presentan resultados que nos muestras cómo las personas casadas evidencian más oportunidades de expresar la importancia de la sexualidad, en detrimento de aquellas que estaban viudas, solteras o separadas”.
Por otro lado, “los estándares físicos y sociales a la hora de encontrar pareja, parecen a su vez, jugar un rol negativo en la percepción de las posibilidades de encontrar una nueva pareja”.
Aclaró que “mucho hay para profundizar sobre este tema, pero lo que se busca recalcar es que si bien en este momento vital se pueden presentar varias afectaciones (por factores biológicos, psicológicos o sociales) en el interés sexual y la libido, estos no desparecen con la edad como una causal directa. Incluso factores como un menor estrés laboral y la posibilidad de contar con más tiempo que la población más joven pueden considerarse positivos para construir una vida sexualmente activa”.
El técnico aseguró que “debemos derrumbar nuestras creencias sobre una vejez asexuada, no hay una edad que determine las diferentes expresiones de la sexualidad y la intimidad y estas abarcan cuestiones de tanta importancia como el amor, la compañía, la autoestima, la plenitud y la satisfacción. ¿Y acaso no son estos ingredientes de la felicidad?”.
Cobas invitó “a detenerse y mirar hacia adentro, reconocer cuales son nuestros pensamientos y la importancia que hoy le damos a nuestra vida sexual y luego hacer el ejercicio de visualizarnos respecto a esto en nuestra vejez y así juzgar nosotros mismos si nuestra percepción, nuestros discursos y actitudes hacia esta temática están construyendo ese futuro que imaginamos hoy”.