Presentaron estrategias de 15 años en un tambo para solucionar los principales cuellos de botella

Doctor Daniel Laborde.

El manejo de los establecimientos lecheros de base pastoril en Uruguay es bastante más complejo al de otros países con producción lechera basada en pasturas, fundamentalmente por el mayor y más variado número de actividades que hay que desarrollar eficientemente al mismo tiempo para lograr rentabilidad, señaló el doctor Daniel Laborde durante su exposición este martes en el Simposio de Lechería de las 48ª Jornadas Uruguayas de Buiatría.

En un trabajo presentado en la actividad que se desarrolla 100% virtual, el médico veterinario de la profesión liberal, describió las estrategias desarrolladas en el Establecimiento Lechero “El Pedregal” en 5 temáticas consideradas claves: producción y consumo de pasto, manejo reproductivo, sanidad de ubre, estabilidad del capital humano y mejoramiento genético.

Sostuvo que estos quince años en la producción lechera han sido una aventura de continuos aprendizajes. Desde aquellos inicios en los que pensamos un tambo de 300 vacas, al tambo de hoy, que ordeña 1.300-1.400, existieron 4 reformas de salas, 4 cambios de máquinas de ordeñe, varias sequías, innumerables temporales, varias crisis de precios, pero muy poco recambio de colaboradores. Seguramente ahí esté una de las claves para poder hacer que el crecimiento de la empresa haya sido sustentable productiva, económica y socialmente. En trabajar mejor con el capital humano está una de las claves del crecimiento de la lechería en Uruguay. Creemos que todavía existe mucha gente dispuesta a trabajar en los tambos si les damos las condiciones para su desarrollo personal y familiar”.
Para Laborde la producción de leche “es, de las actividades agropecuarias, la más demandante en tiempo y esfuerzo diario a lo largo del año. Es posible que allí esté una de las principales razones por la cual la lechería no ha logrado captar en forma significativa nuevos productores, ni aun en los mejores momentos de precios de la leche”. Y agregó que muchos de los cambios tecnológicos que se proponen en lechería “han logrado optimizar la producción, pero a un costo muy alto de inversión en capital y tiempo de las personas”.

Entiende que la lechería debe buscar simplificar los procesos de forma que no sea tan demandante en horas de trabajo, “y que los mismos sean compatibles con lograr una calidad de vida razonable”. A modo de ejemplo se pregunta: ¿no habrá que pensar formas de no ordeñar a las 12 PM y a las 12 AM?, ¿de no tener que chequear los partos y las vacas en celo las 24 horas del día de los 365 días del año?, ¿de tener que “despuntar” diariamente? etcétera, etcétera.

Indicó que en el caso de El Pedregal, todo cambio tecnológico que se intenta implementar “debe pasar previamente por el tamiz de la lógica de lo posible y realizable en las 8 horas de trabajo. Tratamos de poner foco en lo más importante en cada momento, desarrollando una logística para poder cumplir las metas en las 8 horas de trabajo”. Y subrayó que “estamos convencidos en que la parición estacional es clave en aumentar la eficiencia y en simplificar los numerosos procesos operativos de un tambo”.

Para mantener la competitividad de la lechería uruguaya en el mundo, “es necesario tener al crecimiento y consumo de pasto como foco central de las decisiones diarias. Los resultados que comienzan a surgir de esta nueva forma de investigar en Uruguay basada en ‘farmlets’, parecen indicar que aumentar la producción y el consumo de pasto, incrementar la dotación y ordeñar un biotipo lechero más chico, con más sólidos y más fértil, es el camino que debería seguir la lechería en Uruguay en los próximos años”.

Es más, enfatiza que “es muy posible que cuando se le ponga racionalidad a los factores que inciden en el precio de la leche, los biotipos lecheros con mayor producción de grasa van a tener otra relevancia en el Uruguay lechero. ¿Cuánto tiempo perdió la investigación nacional y por ende nosotros los productores, pensando en la vaca como individuo y no como integrante de un sistema de producción?”, se pregunta Daniel Laborde.

Mejoramiento genético

En lo que refiere al mejoramiento genético, “sin duda ha habido en Uruguay una evolución “rezagada” en el tiempo pero en la dirección correcta. El nuevo indicador económico de selección utilizado por Mejoramiento Uruguayo pone énfasis en las características productivas de mayor relevancia en Uruguay”.
Sostiene que “tal vez esté faltando incluir el peso vivo para lograr mayor precisión en la elección de los toros padres. La pregunta en este tema es: ¿estamos los productores lecheros utilizando la información que ese indicador ofrece en la elección de los toros padres de nuestras futuras terneras? Es necesario tener en cuenta que elegir correctamente los toros padres es una decisión muy importante, ya que es la única vía de progreso genético en Uruguay, teniendo en cuenta las altas tasas de descarte de vacas y las altas tasas de mortalidad de terneras”.

Explicó en su exposición en Buiatría, que “el cuidado del medio ambiente, el bienestar animal y usar cada vez menos antibióticos son algunos de los desafíos que tiene la lechería nacional en el muy corto plazo. El primero de ellos es tal vez el más importante y en el cual hay que poner el foco central. A pesar de que se ha avanzado, existe mucho por hacer si queremos compatibilizar el Uruguay lechero con la imagen de Uruguay Natural”.

Sostiene que “seguramente este y los futuros gobiernos deberán seguir buscando alternativas para subsidiar una parte importante de las inversiones necesarias en el tratamiento de efluentes y en tecnologías de bajo impacto ambiental. Por otro lado, medir el impacto que los sistemas lecheros nacionales tienen en la producción de gases de efecto invernadero parece ser un debe de la investigación nacional. Es una información muy relevante para contraponer a esa estigmatización de los rumiantes como principales productores de los gases del efecto invernadero”, dijo Laborde.

Precisó que “racionalizar el uso de antibióticos y en especial de aquellos de última generación implica un cambio cultural de la profesión veterinaria y de los laboratorios proveedores de antibióticos. ¿No habrá que prohibir el uso de antibióticos de última generación en animales con fines productivos?”

Bienestar animal

En lo que refiere al bienestar animal, explica que “se hace necesario separar la paja del trigo, ubicándonos en el centro entre los que proclaman que vale todo y los veganos con sus planteos de que no se pueden inseminar las vacas porque es una violación de sus derechos como animales. Hacen un poco de ruido los planteos de que con el uso de anestésico local en la castrada de los machos y en el “descorne” de los animales se es mucho más animal ‘friendly’”.
Parecería que el efecto del anestésico perdurara para siempre en el tiempo. Seguramente hacer esas tareas a edades muy tempranas tengan un impacto mucho menor en el stress animal, pero eso habría que medirlo y evaluarlo”. Y aclaró que es posible que “en el largo plazo las soluciones en estos temas pasen por apostar al buen manejo y a futuros desarrollos en la biotecnología genética”.

Nuevas generaciones

A las nuevas generaciones de veterinarios y agrónomos con inclinación a trabajar en producción lechera, “les espera un mundo muy desafiante y lleno de incertidumbres. Con un 70-80% de la producción que se exporta, cualquier estornudo en el mundo provocado por un coronavirus, tiene un impacto brutal en la demanda y por ende en los precios de los productos lácteos exportados. De allí la necesidad de diseñar sistemas lecheros competitivos internacionalmente y resilientes a estos vaivenes de precios internacionales que parecerían van a ser cada vez más frecuentes”.

Sin duda que los “futuros” asesores de los sistemas lecheros, “deberían tener una formación distinta a la actual”, expresa Laborde. Además del conocimiento de las nuevas tecnologías y su aplicación rentable en la logística diaria de un tambo, “deberán tener impreso en su ADN, la visión de lo que es un sistema lechero de base pastoril y todo lo que ello representa. Deberán manejar también los conocimientos y la sensibilidad necesaria de cómo trabajar con el capital humano de la lechería”.

Las exigencias en el respeto del medio ambiente, la inocuidad alimentaria y el bienestar animal “serán mucho mayores”, aseveró. “Como viejo integrante del Plapipa 88, lograr una formación distinta en clave de sistema y muy cercana a la realidad, eran nuestros sueños y anhelos hace más de treinta años. ¿Se habrán logrado? Es posible que en parte sí. Sin embargo, por lo que he podido percibir recibiendo estudiantes y conversando con los colegas más jóvenes, estamos todavía muy lejos de cumplir en un 100% esos sueños”, finalizó diciendo el doctor Laborde.