Mipymes y economía digital

El componente tecnológico está cada vez más omnipresente en nuestras vidas, impactando hasta en los mínimos hábitos cotidianos. Nos comunicamos, informamos, abastecemos, consumimos y hasta realizamos actividades recreativas utilizando dispositivos digitales.
Se trata de un estilo de vida que tiene un impacto directo en la actividad empresarial y, por eso, no es disparatado pensar que, en la mayoría de los casos, el futuro de las pequeñas y medianas empresas uruguayas estará directamente relacionado con su capacidad de adaptarse a este proceso de transformación.
Las grandes empresas nacionales o internacionales ya lo han hecho y disponen de potentes plataformas de gestión de procesos, captación de clientes y ventas de productos y servicios en Internet.
Hoy en día es una parte de la actividad empresarial prácticamente imposible soslayar debido al alto nivel de digitalización de la vida de los propios consumidores. Pensemos por ejemplo, en nuestras propias prácticas cotidianas y cuántas veces recurrimos a buscar un producto en Internet, las plataformas de compra y venta como Amazon, MercadoPago o tantas otras, o buscamos en las redes sociales y sitios web de las empresas en lugar de llamar por teléfono, mirar vidrieras o ir hasta el comercio y preguntar.
En este contexto, podríamos preguntarnos qué tan bien posicionado está nuestro país en la economía digital. La respuesta es que desde el exterior se lo ve ubicado en una región económicamente atractiva y como uno de los países más confiables para hacer negocios. Por esta razón, muchas firmas internacionales de tecnología y compañías globales, lo eligen como base de sus oficinas centrales internacionales o regionales.
Entre las ventajas competitivas de Uruguay destacan el talento multilingüe y altamente calificado, su huso horario beneficioso a la hora de hacer negocios con los grandes mercados globales y la afinidad cultural. A éstas se suman su avanzada infraestructura en telecomunicaciones, una sociedad ampliamente digitalizada y excelentes beneficios fiscales e incentivos gubernamentales. Por ejemplo, de acuerdo con una de las empresas más grandes del mundo, Google, Uruguay es un “velocista digital” destacado en América Latina.
De acuerdo con el gigante de Internet, el país sobresale por sus políticas de conectividad, inclusión, acceso y educación. La compañía multinacional explicó sobre el país que “es una economía emergente con potencial para avanzar y acelerar su desarrollo económico de la mano de la digitalización”.
El gigante tecnológico estadounidense eligió en 2021 a Uruguay para mejorar desde allí sus operaciones hacia Sudamérica. Inicialmente adquirió un predio de 30 hectáreas en el Parque de las Ciencias, ubicado en el departamento de Canelones, a pocos minutos de Montevideo, con la finalidad de garantizar opciones para continuar expandiendo sus centros de datos.
Según un comunicado de Google esto fue un “hito importante” en el proceso de expansión de la compañía y “refuerza su compromiso con Uruguay y América Latina, así como el desarrollo del ecosistema tecnológico local”. Luego, anunció la construcción del cable submarino más extenso del mundo, que unirá Estados Unidos con, Punta del Este. Este nuevo proyecto, denominado Firmina, mejorará el acceso a los servicios de Google para los usuarios de América del Sur.
Por otra parte, Uruguay cuenta con muy buena reputación internacional habiendo presidido, por ejemplo, Grupo Digital 9 (D9), un espacio de trabajo de los países con gobiernos más digitalizados del mundo.
A diferencia de la mayoría de las economías de América Latina y el Caribe, que no se han sumado a tiempo a la revolución de las TIC y de Internet, perdiendo una oportunidad única de realizar grandes avances en materia de innovación y presentan distintos grados de retraso respecto a indicadores referidos a aspectos básicos como el acceso a banda ancha y la cantidad de computadoras entre la población, Uruguay se ubica a la cabeza y muy bien posicionado.
Trabajando fuertemente los conceptos de gobierno abierto y digital, nuestro país ha desarrollado una sólida infraestructura de banda ancha fija, en especial la fibra óptica, pero también ha mejorado la conectividad internacional y ha desarrollado una fuerte concepción administrativa relacionada con la Sociedad de la Información y la trasformación digital del Estado, el desarrollo de software de seguridad y el abatimiento de la brecha digital a nivel ciudadano.
Ahora bien, ¿qué pasa en Uruguay con la transformación digital de las PYMES? La verdad es que aunque Uruguay se ubica en la posición 26 entre 193 países en el Índice de gobierno digital de Naciones Unidas de 2020, “la situación de la transformación digital de las empresas uruguayas en comparación con sus pares de la región es mucho menos alentadora”, según lo expresado por un reciente informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Es un dato a tener muy en cuenta si consideramos que las micro, pequeñas y medianas empresas son el 99,5% de las empresas existentes y generan el 65% del empleo, según datos de la Agencia Nacional de Desarrollo, siendo además las que más problemas han tenido para encarrilarse en la denominada transformación digital.
Siendo un país en el que las pequeñas y medianas industrias tienen un peso tan grande en la actividad económica y el empleo, también debemos preparar el cambio hacia la transformación digital –que está muy lejos de consistir en hacer una página web y comprar un software- sino que involucra cuestiones mucho más complejas como modelos de negocios totalmente nuevos y diferentes, basados en la economía compartida, la desintermediación y la innovación abierta que quizá demanden nuevas regulaciones y políticas públicas.
Resulta bastante claro a estas alturas que la forma en que se gestione y apoye la transformación digital de las mipymes posiblemente sea determinante para su posibilidad de sobrevivencia, desarrollo futuro e impacto en el empleo local. Y que, por otra parte, el tema requiere de políticas públicas específicas para este importante sector de la economía nacional.
En este sentido, se ubica el reciente préstamo negociado por la Agencia Nacional de Desarrollo de nuestro país (ANDE) junto con el BID, que involucra una operación de préstamo de 15 millones de dólares para el Programa de Transformación Digital de mipymes, con el objetivo acompañar a las micro, pequeñas y medianas empresas en el proceso de digitalización.
Es un apoyo necesario que habrá que ver como se materializa en la práctica pero también es necesario pensar en programas a largo plazo que involucre la formación y la innovación. Porque así lo exigen los tiempos que vivimos y porque la transformación digital puede ser, según los expertos, una de las claves para lograr la recuperación económica tras el impacto de la pandemia. Queda mucho por hacer todavía.