Resignifiquemos las fechas patrias (que no los feriados)

El 25 de Agosto es feriado no laborable; un día que muchos uruguayos, la mayoría podría decirse, aprovecha para descansar. Es además uno de esos feriados que “no se mueven”, y por ello esta noche, la del 24 de Agosto, ha cobrado desde hace varios años otra connotación, habiéndosela proclamado la “Noche de la Nostalgia”, como es el nombre comercial de un evento que se realiza en Montevideo o, más genéricamente, Noche de los Recuerdos.
¿Qué hay de malo en el párrafo anterior? Técnicamente nada, en la secuencia todas las afirmaciones son correctas. Sin embargo en todo eso que nos pasa con el 24 y 25 de agosto se nos ha desdibujado el sentido original de una fecha tan relevante como la de la Declaratoria de la Independencia.
El 25 de Agosto de 1825, en la asamblea llevada a cabo en Florida, se declaró la independencia de este territorio –que antes había sido Banda Oriental, Provincia Oriental y Provincia Cisplatina por esos años– de todo poder extranjero. Fue una de las tres leyes fundamentales que pusieron a consideración en ese ámbito que presidió Francisco Larrobla, al cabo de la campaña liderada por Juan Antonio Lavalleja que comenzó con la Cruzada Libertadora, del 19 de Abril de ese mismo año.
Hay quienes consideran una contradicción que en ese mismo acto se proclamara además una Ley de Unión, que ligaba a los pueblos orientales a las Provincias Unidas del Río de la Plata. Sin embargo no la hay, en la medida que se trató de un acto voluntario decidido por un pueblo que estaba declarando su libertad. Claro que después hubo otros episodios que torcieron esa voluntad y nació la República Oriental, pero eso es otra apasionante historia.
Pero volviendo al tema, hemos dejado de lado –como sociedad, entiéndase– el sentido original con el que se determinaron las fechas patrias, los días feriados, y el 25 de Agosto no es feriado porque se “conmemora” la “Noche de la Nostalgia”, vale la pena aclarar.
No es el propósito el de tener un día de asueto, o que trabajen los locales bailables o los organizadores de fiestas, o favorecer el turismo. No, el sentido único que tiene celebrar estas fechas es el de reafirmar nuestro sentimiento de nación, el reconocernos como partícipes en esas gestas que dieron origen a nuestra nación, a nuestra patria y, finalmente, al Estado uruguayo. Ojo, tampoco es que acá estemos argumentando para terminar pidiendo que se vuelvan a organizar desfiles civiles y militares, que hay a quienes les gustan por supuesto, pero que, de nuevo, carecen absolutamente de sentido si no van acompañados de todo un entorno de cosas que hagan al significado de la fecha, caso contrario serán solamente un entretenimiento más y para muchos niños y adultos no más que una especie de castigo sin sentido. Hay un cuento muy bueno de Roberto Fontanarrosa, titulado “Un día de la bandera” que refleja bastante bien esto.
¿Tiene sentido hoy, en plena era de la globalización, celebrar una fecha patria? Todo el sentido tiene. Cuanta más globalización, más necesario es que nos identifiquemos y que nos reconozcamos en esa serie de rasgos en común que llamamos nacionalidad. Esa esencia es la que se debería trabajar para preservar –para recuperar–, en cada fecha patria.
Lo ideal sería que cada fecha patria fuese una mezcla de Día del Patrimonio con un día de partido de Uruguay por el mundial (y si es uno que gana, mejor). Que se viva con esa intensidad, con ese colorido, recuperar a través de expresiones artísticas el sentimiento que invadía a los protagonistas de los hechos que dieron lugar a esa conmemoración.
En vez de eso, estas fechas se han vuelto lo que se describe en el primer párrafo: un día de descanso cuyo sentido se lo termina dando un evento netamente comercial.
Al respecto de este asunto, el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, anunció durante los festejos por el 18 de Julio, en Las Piedras, que el Poder Ejecutivo presentará un proyecto de ley para que todos los feriados correspondientes a las fechas patrias se observen en el día correspondiente. De aprobarse, quedaría sin efecto la ley 16.805, del año 1996, que abarca a tres de esos feriados: el 19 de Abril, el 18 de Mayo, y el 12 de Octubre.
La norma hoy vigente establece que si estos feriados coincidieran con sábado, domingo o lunes, se observarán en esos días; si ocurrieran en martes o miércoles, se observarán el lunes inmediato anterior y, si ocurrieren en jueves o viernes, se observarán el lunes inmediato siguiente.
Lacalle dijo tras ese acto, en improvisada rueda de prensa, que si bien el corrimiento de los feriados puede ser útil para el turismo, se termina “desvirtuando el símbolo de esas fechas”. Y le asiste razón. Los feriados no nacieron para favorecer al sector turístico, pero sí que se ha mirado su incidencia en esta actividad, de hecho cuando en el país se mantuvo un feriado que nació con connotación religiosa, como la Semana Santa, la denominación que se eligió fue específica: Semana de Turismo.
Pero los feriados tienen un sentido de recordación, de detenernos un instante a reflexionar sobre nuestra historia, de dónde venimos y a dónde queremos ir y eso es lo que deberíamos tender a recuperar. Tiene incluso más sentido lo que se aplicó en Argentina, que en vez de “mover” los feriados, se institucionalizó la práctica popularmente conocida como “sandwich”, que es el tomarse el día hábil que queda entre un fin de semana y un feriado. Estos “feriados turísticos”, como se los denominó fueron un impulso importante para el sector turístico en el vecino país y no hubo necesidad de cambiar las fechas relacionadas con hechos históricos.