En camino hacia TLC con China, una oportunidad sin certezas

Por cierto que ha tenido impacto, no solo en Uruguay sino en la región mercosureña –léase Argentina– el anuncio del mandatario uruguayo Luis Lacalle Pou en el sentido de que nuestro país decidió avanzar en un estudio de prefactibilidad para concretar un Tratado de Libre Comercio (TLC) con China, porque ha generado un sacudón geopolítico, pese a la pequeñez y muy bajo peso relativo de nuestro país.

Y no es para menos, porque ante la quietud y cierre a cal y canto dentro de la región del Mercosur, sin que el bloque haya suscripto siquiera un solo acuerdo de libre comercio con otro bloque, contrasta la perspectiva de una salida al mundo por fuera del acuerdo o en el marco de una flexibilización que permita zafar del corsé que implica este rígido y disminuido acuerdo regional, donde hay intereses contrapuestos sobre todo entre economías muy asimétricas y filosóficamente hasta opuestas en esencia, como el caso notorio de Argentina con sus pares del acuerdo regional.

“El que avisa no traiciona”, dice el refrán, y desde que asumió el mandatario Lacalle Pou ha señalado la intención de su gobierno de promover una flexibilización del bloque regional que permita incrementar las exportaciones extrarregión, con un rotundo rechazo del gobierno de Alberto Fernández, fundamentalmente.
Al anunciar que Uruguay avanza en un tratado de libre comercio (TLC) bilateral con China, las repercusiones no se han hecho esperar y dentro de nuestro país los operadores han reaccionado con cierta cautela, pero en general abiertamente a favor de esta perspectiva, sobre todo en el caso del agro, en tanto hay reservas en sectores como la industria, que consideran que la competencia de productos chinos les sería abiertamente perjudicial.

Según comentó a Montevideo Portal Ignacio Bartesaghi, experto en relaciones internacionales, la flexibilización del Mercosur, algo muy discutido a nivel regional, “tenía sentido con China. Tenía sentido si es que dábamos un paso hacia el cierre de un acuerdo de importancia económica comercial para el país como es China y eso va a tener impactos en el desarrollo”.
Opinó que este anuncio de un inicio de un proceso para pactar un TLC con su principal socio comercial desde hace algunos años “es de las decisiones más importantes que ha tomado Uruguay en política exterior en los últimos 30 años”.

El ingreso a la Organización Mundial del Comercio fue la primera; la firma del Tratado de Asunción que creó el Mercosur fue la segunda; y esta última es la tercera decisión más importante de política internacional de la historia del país, enfatizó el experto, a la vez de señalar que “es muy bueno” que el mandatario haya convocado a todos los partidos políticos para anunciarles este hecho. “Ojalá que todos los actores nacionales acompañen esta gran decisión”, dijo Bartesaghi.
Por otro lado, es importante también considerar que es China quien tomó la iniciativa con Uruguay sin el resto de los miembros del bloque. Y en esto sin dudas debe pesar mucho el acercamiento que mantuvo con los gobiernos anteriores, en manos del Frente Amplio, por lo cual no sería descabellado pensar que en este caso sería una política de Estado que se continúa y profundiza en la actual Administración.

Por supuesto, de lo que se trata es de abrir nuevas oportunidades para el país, con o sin Mercosur, y en la discriminación por sectores, habrá algunos netamente favorecidos y otros que serán más vulnerables o expuestos al avance del gigante asiático, pero lo que debe primar es la visión país del tema, sin olvidar que no se trata solo de comercio, sino de una puerta abierta para inversiones significativas transferencia de tecnología y asociaciones con cadenas de valor que podrían potenciar nuestra economía y el bienestar general, viendo las cosas desde su lado positivo.

Todo indica que aunque sin hacerlo abiertamente, Brasil no ve con malos ojos la decisión de Uruguay de avanzar con China, pero la interrogante surge en los demás miembros del bloque. A partir del anuncio de Lacalle Pou se inició un proceso de estudio de prefactibilidad para la firma del TLC, por lo que hay que ver qué pasa en los próximos meses, qué pasa con las propias dinámicas internas de Argentina y con la propia estabilidad de Brasil.

Por su lado, para el secretario de la Presidencia de la República, Dr. Alvaro Delgado, el avance de negociación con China es un acto “de una política exterior como hacía tiempo no se daba”, y apuntó que lo que se busca es que Uruguay “sea punta de lanza de un proceso”, “que Uruguay sea puerta de entrada del Mercosur, con el Mercosur mismo”.
“Avanzar en este caso es un acto de responsabilidad política con mayúscula, de una política exterior como hacía tiempo no se daba, que es una política exterior de Estado”, destacó este miércoles en rueda de prensa el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, y recordó que la intención de firmar un TLC con China no es nueva.

“Todos los gobiernos intentaron este proceso”, dijo y señaló que así viene siendo desde el año 1988, además de que el expresidente Tabaré Vázquez había anunciado un acuerdo de este tipo, que finalmente no se pudo concretar.
En ese sentido, también mencionó la resolución 32, suscrita por los países del Mercosur en el año 2000, que impide la negociación individual de cada uno de los miembros con terceros países, pero recordó que en ocasión del TLC entre Uruguay y México hubo una “no objeción” y se pudo avanzar.
Delgado consideró además que “avanzar en un estudio de factibilidad habla muy bien de Uruguay, de China y de la política del gobierno en materia exterior y comercial y habla de una oportunidad que no solo va a ser para Uruguay”. Por eso, afirmó, es que el presidente Luis Lacalle Pou pidió al canciller que informe a los países del Mercosur antes de la reunión que se mantuvo este martes en Torre Ejecutiva con representantes de todos los partidos con representación parlamentaria.

A su vez, el anuncio del presidente Luis Lacalle Pou descolocó a las autoridades argentinas, que no se imaginaban la rapidez con que el gobierno uruguayo llevaría a la realidad su anuncio de salir a buscar acuerdos comerciales por afuera del Mercosur, según evalúan los observadores.
El gobierno uruguayo defiende la movida diplomática con China, asegurando que la decisión política se hace sin violar ninguna norma mercosuriana, y que no hay una intención de abandonar el bloque, en tanto las primeras reacciones del gobierno de Alberto Fernández sostienen que Uruguay es un país soberano, libre de tomar la decisión que considere más pertinente, pero que un acuerdo de ese tipo y magnitud solo puede hacerse dentro del Mercosur con el resto de los socios plenos (Argentina, Brasil y Paraguay) o fuera del bloque fundado el 26 de marzo de 1991.

Claro, se trata de un país gobernado por el peronismo desde hace décadas, que aplica políticas proteccionistas y un encierro económico basado en subsidios cruzados, con retenciones a las exportaciones y un tramado de ayuda “social” y planes para hacer depender del Estado a vastos sectores de la población como enganche electoral.
Desatar este “paquete” no puede hacerse de un día para otro y menos en proceso electoral, como ahora, sin más o menos transparentar y abrir la economía, por lo que la Argentina seguirá haciendo esta bicicleta por mucho tiempo y al margen del rumbo por el que va el mundo.

Pero no es el caso de Uruguay, felizmente, que desde hace ya tiempo incursiona por un camino diferente, de apertura y sinceramiento de la economía. Está por lo tanto en condiciones de por lo menos intentar algo mejor en el intercambio comercial, como una apertura a un futuro TLC con China, en el que habrá complejidades y vicisitudes, pero sin dudas una oportunidad en la que hay más para ganar que para perder, si se negocia bien, con o sin Mercosur.