España: diez años sin la ETA

En los últimos días se han cumplido diez años del anuncio, por parte de la organización terrorista vasca ETA, del “cese definitivo de su actividad armada”, asumiendo un “compromiso claro, firme y definitivo” de “superar la confrontación armada”. Tanto la difusión de esa noticia hace más de una década como el aniversario producido en estos días han estado marcados por fuertes polémicas entre los familiares de las víctimas del terrorismo de ETA y los defensores de esta violenta organización. La ETA era un grupo armado que perseguía la independencia del País Vasco, una región que se extiende por parte del norte de España y el suroeste de Francia con arraigadas instituciones y tradiciones propias. ETA (“Euskadi Ta Askatasuna”, expresión en euskera que podría traducirse al español como “País Vasco y libertad”) tenía una ideología nacionalista, socialista y revolucionaria.
A modo de ejemplo del accionar de ETA se puede mencionar que la Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia, ECRI, expresó en su informe de diciembre de 2002 “su inquietud por la existencia de un nacionalismo agresivo en Euskadi, donde una parte importante de la población no nacionalista es objeto de exclusión social, amenazas y violencia”. Los crímenes del entramado de ETA, fueron estratégicamente planificados causando 858 víctimas mortales, más de 10.000 asesinatos en grado de tentativa, al menos 16.000 heridos, y un diez por ciento de la población desplazada por violencia de persecución de carácter discriminatorio”. Tan grande y dolorosa ha sido la herida que ETA ha causado en el seno de la sociedad española que el Congreso de los Diputados de ese país aprobó en el año 2010 una declaración institucional para instaurar el 27 de junio como Día de las Víctimas del Terrorismo. Se eligió esa fecha en memoria de Begoña Urroz, asesinada con 22 meses en 1960 por una bomba colocada en la estación de ferrocarril de Amara (Guipúzcoa) y considerada la primera víctima del terrorismo en España.
El cese de la actividad armada de ETA en el año 2011 despertó diversas reacciones en la sociedad española. A modo de ejemplo, el cantautor Joaquín Sabina ha señalado: “El cese definitivo de la violencia por parte de ETA es una gran noticia, pero la paz no llegará mientras no entreguen las armas, mientras no pidan perdón a las víctimas y mientras uno no pueda tranquilamente, sin escoltas, ir a tomarse un chupito a la parte vieja de San Sebastián. Para eso creo que todavía queda, va a tardar años, no se dará mientras existan los escoltas y ese clima de cainismo en los pequeños pueblos”. En el año 2000 la entonces Presidenta de las Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, defendió a la ETA, declaraciones que el cantautor español Joan Manuel Serrat calificó como “sumamente desafortunadas”, agregando que “entiendo su condición de madre, pero me gustaría que participara del sufrimiento de las madres y de los miles de damnificados que la ETA va dejando en su camino”. En el año 2015, Serrat fue igualmente claro y lapidario en sus conceptos: “la ETA mataba a personas que luchaban por la democracia”.
Años más tarde, concretamente el 8 de abril de 2018 ETA sorprendió a la opinión pública de España y del mundo al emitir un comunicado en el cual “ETA, organización socialista revolucionaria vasca de liberación nacional, quiere reconocer mediante esta declaración el daño que ha causado en el transcurso de su trayectoria armada, así como mostrar su compromiso con la superación definitiva de las consecuencias del conflicto y con la no repetición. En estas décadas se ha padecido mucho en nuestro pueblo: muertos, heridos, torturados, secuestrados o personas que se han visto obligadas a huir al extranjero. Un sufrimiento desmedido. ETA reconoce la responsabilidad directa que ha adquirido en ese dolor, y desea manifestar que nada de todo ello debió producirse jamás o que no debió prolongarse tanto en el tiempo, pues hace ya mucho que este conflicto político e histórico debía contar con una solución democrática justa. (…) Somos conscientes de que en este largo período de lucha armada hemos provocado mucho dolor, incluidos muchos daños que no tienen solución. Queremos mostrar respeto a los muertos, los heridos y las víctimas que han causado las acciones de ETA, en la medida que han resultado damnificados por el conflicto. Lo sentimos de veras. A consecuencia de errores o de decisiones erróneas, ETA ha provocado también víctimas que no tenían una participación directa en el conflicto, tanto en Euskal Herria como fuera de ella. Sabemos que, obligados por las necesidades de todo tipo de la lucha armada, nuestra actuación ha perjudicado a ciudadanos y ciudadanas sin responsabilidad alguna. También hemos provocado graves daños que no tienen vuelta atrás. A estas personas y a sus familiares les pedimos perdón. Estas palabras no solucionarán lo sucedido, ni mitigarán tanto dolor. Lo decimos con respeto, sin querer provocar de nuevo aflicción alguna. (…) Nadie puede cambiar el pasado, pero una de las cosas más perjudiciales que se podría hacer ahora sería intentar desfigurarlo u ocultar determinados episodios. Reconozcamos todos la responsabilidad contraída y el daño causado. Pese a no tener ni el mismo punto de vista ni los mismos sentimientos, todos deberíamos reconocer, con respeto, el sufrimiento padecido por los demás”.
Lamentablemente nuestro país no estuvo ajeno a la acción de ETA, cuya presencia era coordinada desde un restaurante de comida vasca llamado “La Trainera” que se ubicaba en el barrio capitalino de Pocitos. Como fruto de esas actividades fueron detenidos los terroristas Mikel Ibáñez, Luis María Lizarralde y Jesús Goitia. La extradición de los mismos a España (un procedimiento dispuesto en el marco de un proceso judicial con todas las garantías y aplicando tratados internacionales vigentes) fue la oportunidad para que grupos de izquierda se opusieran a la misma y desataran una ola de violencia en las inmediaciones del Hospital Filtro de Montevideo. Como señaló el diario El País José Mujica y Eleuterio Fernández Huidobro “clamaban” para que ese día fuera “un bautismo de fuego para sus jóvenes militantes” (…) “Seregni, Vázquez y Astori estuvieron allí en señal de solidaridad, aunque en honor a Seregni hay que decir que muy preocupado denunció en radio Carve que había visto “civiles armados”. No hace mucho, el propio Vázquez reconoció que su presencia en el lugar fue un error”. El balance de esa jornada trágica fue de un muerto y un centenar de heridos. A pesar de las distancias, ETA hacía sentir su mensaje de intolerancia y violencia contra todo y contra todos.
Años más tarde el exintegrante histórico del Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros (MLN), Jorge Zabalza, reconoció ante la justicia que los tupamaros tenían un ómnibus lleno de bombas molotov y “miguelitos” para ser usados contra la Policía ese día y que ETA financió parte de las acciones del MLN.
No cabe duda que el MLN ha aprendido muchas cosas de la ETA a lo largo de los años. Lamentablemente, el MLN no aprendió a pedir perdón a los familiares de sus víctimas por los crímenes y asesinatos que cometieron.