Calentamiento global: ¿“la vaca les gana”?

Desde el 31 de octubre y hasta el 12 de noviembre se desarrolla en la ciudad escocesa de Glasgow la 26ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, conocida también como COP26 y de la cual están participando importantes líderes de diferentes países.
En la ceremonia inaugural el Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, dijo que “los seis años que han transcurrido desde el Acuerdo de París sobre el Clima han sido los años más calurosos registrados. Nuestra adicción a los combustibles fósiles está empujando a la humanidad hacia el abismo. Tenemos por delante una difícil decisión: o acabamos con ella o ella acaba con nosotros”. (…) “Basta de maltratar la biodiversidad. Basta de matarnos a nosotros mismos con el carbono. Basta de tratar la naturaleza como un retrete. Basta de quemas, perforaciones y minas cada vez más profundas. Estamos cavando nuestra propia tumba”. Para ello deberán tomarse acciones concretas e inmediatas para reducir las emisiones globales en un 45% para 2030; un esfuerzo que debe ser liderado por los países desarrollados. Los países del G20 tienen una responsabilidad especial, dado que representan alrededor del 80% de las emisiones”, sin perjuicio del esfuerzo que deberán hacer las economías emergentes para lograr dicho objetivo.
En el marco de esta conferencia, y de acuerdo con lo informado por el diario El País de Madrid, “103 países se comprometieron a reducir esta década un 30% sus emisiones de metano, el gas responsable del 25% del calentamiento. Estados Unidos y la Unión Europea (UE) han apadrinado un pacto que busca limitar el incremento de la temperatura mundial. (…) El metano es un potente gas de efecto invernadero que siempre ha quedado a la sombra del dióxido de carbono (CO2), el principal de los precursores del calentamiento, pero en la lucha climática internacional se están intentando impulsar también compromisos concretos contra él. Según el último informe del IPCC –el panel internacional de expertos encargados de sentar las bases científicas sobre el cambio climático–, el metano es responsable del 25% del aumento de la temperatura global registrado en el planeta desde la era preindustrial. Y sus niveles no han parado de aumentar en los últimos dos siglos. Los 103 países que han firmado este acuerdo suponen el 70% de la economía mundial y son responsables de casi la mitad de las emisiones antropogénicas de metano, según ha detallado el Departamento de Estado de EE. UU. Inicialmente, este compromiso del metano fue apoyado por 31 países, que anunciaron en setiembre su intención de sumarse. Según los datos facilitados este martes por la Administración de EE. UU. en estos momentos rondan ya el centenar. Además, de EE. UU. y la UE, también están dentro Brasil, Indonesia, Canadá, Arabia Saudí y el Reino Unido. Aunque entre las ausencias destacan tres de los grandes emisores: China, Rusia y la India”.
El diario español destaca, asimismo que “un reciente estudio de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) detallaba que el 40% de las emisiones mundiales de metano provienen de fuentes naturales, principalmente de los humedales. El 60% restante está ligado a las actividades humanas: casi un 25% se corresponde con la agricultura y la ganadería, otro 21% se debe a los combustibles fósiles y casi otro 12% a los residuos.”
Desde la publicación del reporte “La larga sombra de la ganadería” por parte de la FAO (la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) en el año 2006, la ganadería ha sido señalada como una actividad que contribuye en gran medida al calentamiento global y, en consecuencia, al cambio climático, además de provocar otras consecuencias no deseadas para la salud del planeta. De acuerdo con este informe, “por la magnitud de su impacto, la ganadería es uno de los dos o tres sectores con repercusiones más graves en los principales problemas medioambientales a todos los niveles, desde el ámbito local hasta el mundial. Los resultados de este informe indican que la consideración de este sector es fundamental a la hora de diseñar políticas encaminadas a la solución de los problemas relacionados con la degradación de las tierras, el cambio climático, la contaminación atmosférica, la escasez y contaminación del agua y la pérdida de biodiversidad”.
Ante este panorama global, en el cual el ganado vacuno será “sentado” en el banquillo de los acusados por las grandes potencias internacionales (las mismas que nos imponen obligaciones en materia de prevención de lavados de activos que ellos mismos no cumplen), resulta importante que Uruguay tome conciencia de esta nueva tendencia contra la carne vacuna, la cual es atacada en forma incesante a nivel internacional no sólo por motivos medioambientales sino también como supuesta generadora de obesidad, por el cáncer de colon que supuestamente produce, por el maltrato animal y por la aparición de la llamada “carne vegana” (que obviamente no es carne), un gran negocio emergente para empresas multinacionales y que ya se ofrece en diversos supermercados de nuestro país. La carne vacuna ya venía siendo “la mala de la película” pero la Conferencia que se está celebrando en la ciudad de Glasgow claramente acelerará esos ataques.
De acuerdo con lo informado por la página web de la Presidencia de la República, el 25 de octubre la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche, y el ministro de Ambiente, Adrián Peña, den una conferencia de prensa en la residencia de la embajadora británica, Faye O’Connor, para presentar la posición uruguaya en COP26. La ministra Arbeleche recordó que en esta administración se creó el Ministerio de Ambiente y que por primera vez la política económica incorpora esta temática. “No se trata de coordinar entre ministerios, sino de que la política económica internalice que se debe diseñar a partir del tema ambiental”. ¿Qué alcance tienen las palabras de la ministra Arbeleche? ¿Otra vez Uruguay seguirá las reglas que le dictan los países desarrollados sin siquiera hacer escuchar su voz para proteger el ambiente, sin descuidar el trabajo de miles de trabajadores de la carne y sus familias? ¿Cómo piensa la ministra Arbeleche reemplazar las fuentes de trabajo y el movimiento económico que genera la industria frigorífica y las industrias derivadas (por ejemplo las curtiembres) ante este nuevo embate contra la carne?
Nadie puede ni debe dudar la importancia de la protección del ambiente, tarea que debe ser de primera importancia no sólo para la comunidad internacional sino también para Uruguay como integrantes de la misma y para cada uno de sus ciudadanos. Sin perjuicio de ello, nuestro país debe marcar una estrategia clara e inteligente para que ese objetivo no se haga a costa de la desocupación y la pérdida de exportaciones. En un mundo donde las potencias mundiales han elegido a la carne y a la ganadería como “su nuevo enemigo” debemos dar una batalla desigual pero necesaria para que defender la producción ganadera ambientalmente sustentable y económicamente redituable junto con los puestos de trabajos directos e indirectos de miles de uruguayos. Es una tarea compleja pero al final, “la vaca les gana”, como dijo el expresidente de la República, Jorge Batlle, en medio de la crisis financiera del año 2002, en un discurso realizado en el marco de la Expo Prado.