Palmeiras se quedó con la final de la Libertadores

Más allá de los pulmones establecidos, el Centenario esta vez sí lució con mucho público.

Escenario: Estadio Centenario. Árbitros: Néstor Pitana, Juan Belatti, Gabriel Chade (Argentina).

Palmeiras: Weverton; Mayke (105’ Gabriel Menino), Luan García, Gustavo Gómez, Joaquín Piquerez (112’ Felipe Melo); Zé Rafael (81’ Danilo Barbosa), Danilo (69’, Patrick De Paula); Gustavo Scarpa, Raphael Veiga (90’ Deyverson), Dudu (77’ Wesley Ribeiro) y Rony. DT: Abel Ferreira.

Flamengo: Diego Alves; Mauricio Isla (79’ Matheuzinho), Rodrigo Caio, David Luiz, Filipe Luis (31’ René); Willian Arao, Andreas Pereira (110’ Pedro); Éverton Ribeiro (63’ Michael), Giorgian de Arrascaeta (110’ Vitinho); Bruno Henrique (90’ Kenedy) y Gabigol. DT: Renato Gaúcho.

Goles: 5’ Raphael Veiga, 72’ Gabriel Barbosa, 96’ Deyverson.

Amonestados: Gustavo Gómez, Felipe Melo y Joaquín Piquerez (P); Rodrigo Caio, Giorgian de Arrascaeta, Gabigol (F).

Se fue la última. Montevideo recibió ayer la última final del fútbol continental tras la Sudamericana y la Libertadores femenina, y la despedida fue a lo grande: Palmeiras se quedó con el título de la Copa Libertadores, por segunda vez consecutiva, al vencer a Flamengo por 2 a 1 en la gran final única disputada en el Estadio Centenario.

A diferencia de lo que fue la final de la Sudamericana siete días atrás, la final de la Libertadores cumplió con creces, más allá de algunos pasajes sin ideas, y Palmeiras resultó justo ganador, pudiendo definir el partido en el primer tiempo del alargue, luego de que el tiempo reglamentario terminara 1 a 1.

Flamengo quiso ser protagonista desde el principio, apostando a hacerse fuerte arriba, lo que le permitió dominar e incluso llegar al arco de los de Sao Paulo, gracias a un error defensivo, que minimizó el golero Weverton.
Pero fue casi un espejismo, porque Palmeiras pegó primero y rápido: un pase largo a Mayke por la derecha, el centro atrás con destino a Raphael Veiga que llegó solo para definir.

Mazazo y pico para Flamengo, que intentó rápidamente recomponerse, y tuvo un par de ocasiones para hacerlo, que Bruno Henrique y Gabigol desperdiciaron. A esa altura Palmeiras había cambiado el libreto, y estaba lejos de cambiar ataque por ataque. Por el contrario, se mostró fuerte atrás y apostó al contragolpe aunque sin poder cristalizar.

Flamengo no le encontraba la vuelta. Estaba nervioso en el fondo, y se quedó rápido, por lesión, sin Filipe Luis, perdiendo ideas.

Lo más claro llegó de los pies de De Arrascaeta, a quien le bajaron la pelota de cabeza para que definiera, forzado y encontrando buena respuesta del golero.

Estaba claro que en el complemento Flamengo tenía que salir a buscarlo.

Y en poco tiempo tuvo un par de ocasiones que no pudo concretar, aunque Palmeiras se las ingenió y un remate de media distancia de Rony obligó al golero rival.

Sin que Flamengo le encontrara la vuelta, y sin que Palmeiras mostrara otras intenciones que controlar al rival, el partido entró en un pozo, aunque Gabigol lo sacó de ahí luego de que De Arrascaeta le devolviera la pelota y definiera de gran manera.
Entonado, Flamengo quiso más, pero no pudo evitar ir al alargue. La incertidumbre se adueñaba del máximo escenario futbolístico de nuestro país, donde los hinchas de uno y otro equipo daban su espectáculo.

Pero la cosa se terminó rápido. A poco de comenzado el primer tiempo del alargue un grueso error de Andreas Pereira fue aprovechado por Deyverson, que no perdonó.
Quiso luego el Flamengo, pero se fue apagando y sumergiendo en la desesperación, ante un rival que apostó a no pasar zozobras.

Y la receta le dio resultado: logró su segundo campeonato consecutivo, algo que no se lograba desde 2001, cuando Boca festejó por segunda vez al hilo.
Después, la locura. El colorido, el festejo alocado con los hinchas en la Ámsterdam, mientras del otro lado la Colombes y la Olímpica, prácticamente en su mayoría ocupada por hinchas del Flamengo, se vaciaba rápidamente.
La final de la Libertadores ya es historia. Y Montevideo fue protagonista importante de esta finalísima que lo tuvo todo, y que permitió que la capital viviera una fiesta impresionante antes, durante y después de la final.