“Perforaciones” en el Mercosur, mientras se continúa postergando lo sustancial

Con distintas interpretaciones –por lo menos hacia lo externo– ha sido recibida en los gobiernos de los países del Mercosur la reciente decisión del gobierno de Brasil de rebajar los aranceles de importación sobre el 87% de los bienes y servicios, adelantándose a un movimiento esperado por el bloque comercial sudamericano.
El gobierno de Bolsonaro anunció el viernes una reducción del 10% en los aranceles de importación que durará hasta fines de 2022, según un comunicado conjunto del Ministerio de Economía y el Ministerio de Relaciones Exteriores, que agregó que fue un movimiento excepcional dentro de las reglas del Mercosur.
Más temprano el viernes, el ministro de Economía, Paulo Guedes, dijo que esperaba que el Mercosur anunciara la misma reducción para el arancel externo común del grupo en los próximos días. La medida preventiva de Brasil puede agregar presión sobre otros miembros de Mercorsur para que sigan su ejemplo.
“Brasil sigue plenamente comprometido con las negociaciones en curso en el Mercosur”, según el comunicado, que agrega que la reducción del 10% “sigue los parámetros ya acordados con algunos de los socios del Mercosur en las negociaciones” en torno al arancel externo común.
Los miembros del Mercosur, –Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay– han discutido durante años una reducción arancelaria para ayudar a incrementar el comercio entre los países del bloque y el resto del mundo.
La inflación en Brasil ha subido a dos dígitos este año, impulsada en parte por una moneda más débil que eleva el costo de las importaciones, creando un dolor de cabeza político para el presidente Jair Bolsonaro antes de las elecciones del próximo año. En un comunicado, el gobierno de Brasil dijo que la reducción se había realizado bajo una disposición del Mercosur que permite “la posibilidad de adoptar medidas destinadas a proteger la vida y la salud de las personas”.
El equipo de Bolsonaro entiende que la reducción de 10% en los aranceles a las importaciones será una herramienta eficaz para contener la inflación, pero la medida fue tomada antes de contar con el acuerdo de todos los socios.
El comité ejecutivo de la Cámara de Comercio Exterior (Camex) “redujo en 10% los aranceles del impuesto a la importación en aproximadamente 87% del universo tarifario, sin cubrir las excepciones ya existentes en el Mercosur”, indicaron en comunicado los ministerios de Economía y Relaciones Exteriores.
La medida se aplicará “temporalmente” hasta el 31 de diciembre de 2022 y se basa en el artículo 50 del Tratado de Montevideo del 1980, “que prevé la posibilidad de la adopción de medidas enfocadas a la protección de la vida y la salud de las personas”, indicó la nota.
La decisión “se justifica por la situación de emergencia derivada de la pandemia de la COVID-19 y por la necesidad de poder contar, de forma inmediata, con un instrumento que pueda contribuir para aliviar sus efectos negativos en la vida y salud” de los brasileños, agregó.
Debe tenerse en cuenta que el 8 de octubre, Brasil y Argentina acordaron reducir un 10% el arancel externo común del Mercosur tras meses de tensiones en torno a la flexibilización del bloque, lo que reafirma la tradicional bilateralidad de los dos grandes del Mercosur, y su práctica común de presentar medidas ya “cocinadas” para un tómenlo o déjenlo a los socios menores Uruguay y Paraguay.
La cancillería uruguaya consideró en su cuenta de Twitter que la decisión brasileña “refleja la necesidad de modernizar y sincerar el Mercosur, como forma de lograr una mejor apertura e inserción internacional”.
En los últimos meses, el gobierno brasileño ha impulsado una serie de medidas para contener la inflación, que acumula un aumento a 10,25% en 12 meses hasta setiembre, superando los dos dígitos por primera vez en más de cinco años.
“En un momento como el actual, en que tenemos una presión inflacionaria fuerte en la economía brasileña, nos gustaría dar un choque de oferta, facilitando la entrada de importaciones para moderar los reajustes de precios”, dijo antes del anuncio el ministro de Economía, el liberal Paulo Guedes, citado por el diario O Globo.
Según el diario, la medida se aplica solo a Brasil y a pedido de Argentina se excluyeron rubros considerados “sensibles” por ese país, como automóviles, autopartes, lácteos, textiles, duraznos y juguetes.
La reducción del arancel externo común a importaciones de terceros países ha sido, junto a la posibilidad de negociar individualmente acuerdos comerciales con terceros países, uno de los temas más espinosos del bloque en los últimos años.
La flexibilización del acuerdo regional, impulsada sobre todo por Brasil y Uruguay, en pos de una mayor integración a la economía global, chocó con el inmovilismo de Argentina y ha sido motivo de grandes tensiones entre los miembros, sobre todo entre Argentina y Uruguay, con disímiles posturas ideológicas, además.
Igualmente, la decisión intempestiva de Brasil, en base al “argumento” de su situación interna (¿qué país no la tiene, sobre todo en el Mercosur?) es más que nada un decisión controlada de “patear los tarros”, ante la parálisis del bloque en temas que rompen los ojos, y que Uruguay ha denunciado durante sucesivos gobiernos, con matices.
Con todo, mientras en Paraguay hay una reacción muy superficial, en Uruguay se considera que es un “buena noticia” porque va en la línea de la postura de la flexibilización del Mercosur, mientras en Argentina, si bien su gobierno dice que “no hay sorpresas” la realidad es que con su derrotero errático en política económica, el gobierno kirchnerista sigue afín a su proteccionismo a ultranza y suicida, por lo que está lejos de estar en sintonía con la medida de Brasil.
El tema a dilucidar trasciende en los hechos el acuerdo sobre arancel externo común del bloque, pese a que este es un aspecto importante para quebrar el tinte proteccionista, sino que tiene que ver con la necesidad de apertura del Mercosur al mundo, a suscribir acuerdos con otros bloques y países, lo que hasta ahora ha sido inviable por la cerrada negativa sobre todo de Argentina.
La perspectiva de que Uruguay pueda avanzar en un TLC con China, ha sido incluso planteada por el canciller uruguayo Francisco Bustillo a su par brasileño en el pasado mes de octubre, en la línea de atar la rebaja del arancel externo común a la flexibilización del bloque.
El punto es que las “perforaciones” puntuales solo generan más rispideces e imprevisibilidad al acuerdo regional, donde el gran problema, además de las asimetrías en las economías, es la incapacidad para coincidir en el interés común porque siempre prima el escenario interno, donde funcionan aceitadamente los lobbies sectoriales, los condicionamientos, y se opta por trabar a los que como Uruguay procuran una cosa distinta a los más de 20 años de inamovilidad que ha caracterizado al bloque, mientras el resto del mundo ha seguido avanzando.