Un golazo le dio a Paranaense la Copa Sudamericana

El Athletico Paranaense ganó el duelo brasileño ante el Red Bull Bragantino y festejó el título de la Copa Sudamericana, al imponerse por 1 a 0 en el Estadio Centenario, que lució su nueva cara tras la remodelación a la que fue sometido para recibir esta final, y el próximo sábado la de la Libertadores.
El rojinegro de Curitiba sumó su segunda Sudamericana, tras un partido chato, que se definió con un golazo de Nikao, de tijera.

En la cancha, Bragantino se paró mejor en los primeros minutos del partido, con Cuello intentando tomar la batuta del juego, generando peligro claro en un par de ocasiones en una misma jugada: el golero evitó un gol de córner, y luego vio como el remate del argentino se iba apenas afuera. Pero Paranaense, que tuvo el debut de su entrenador en esta Copa Sudamericana, comenzó a encontrar una buena versión de David Terans, que fue de las principales armas que tuvo el equipo. Con el aliento permanente de su hinchada, Paranaense salió del asedio rival y a los 29’ encontró el gol que terminaría siendo el del triunfo: cambio de frente para el uruguayo, que le quemó las manos al arquero, y Nikao utilizó una tijera como recurso para festejar.

El partido estaba lejos de ser bueno. Pero el gol pareció sumergirlo definitivamente en un pozo, sin emociones y con dos posturas claras, que se repitieron en el complemento.

Es que Paranaense puso el pie en el freno, enfrió las cosas y optó por hacer girar la pelota y muchas veces cediendo el juego al rival que, obligado, poco supo hacer.

El finalmente campeón no tuvo problemas para encarar el complemento con una clara línea de cinco jugadores en el fondo, ante la falta de ideas de un Bragantino que llegó hasta el área grande, atinó a algún centro, pero poco más.

Las cosas no cambiaron y el Paranaense festejó su segunda Copa Sudamericana, la primera en un Estadio Centenario que se transformó en el centro de las miradas del fútbol sudamericano.

Ayer el monumento del fútbol mundial mostró su nueva cara. Y en medio del circo de la Conmebol, la realidad es que la diferencia es notoria en todo sentido y a lo largo y ancho de las instalaciones.

La final contó con su espectáculo previo, fuegos artificiales, tuvo a la Torres de los Homenajes como protagonista, pero el alto costo de las entradas llevó a que el público fuera escaso. Según allegados a la organización, solo se vendieron unos 15 mil boletos. Lo cierto es que Las Tribunas Ámsterdam y Colombes finalmente no se habilitaron dada la escasa cantidad de entradas vendidas, por lo que la mayoría del público estuvo ubicado en la Olímpica, donde las entradas tenían un costo de 200 dólares.

El color lo dieron los hinchas del Paranaense, tanto en los alrededores del Estadio como durante la final en la tribuna, que tuvo a cientos de uruguayos como invitados, dado que se regalaron buen número de entradas. Los hinchas del campeón, igual, le dieron a la fiesta su colorido.

Vacío: así lució el Estadio Centenario el día que mostró su nueva cara.