Un tempranero gol de Ángel Di María, fuera del contexto en que se presentó el arranque del partido, le dio a victoria al albiceleste en su visita a Montevideo. Un resultado que a Uruguay lo complicó sobremanera en la tabla de posiciones, en la que cayó hasta el 6º lugar, y se ubica por primera vez en mucho tiempo fuera de la zona de clasificación directa o al repechaje.
La Celeste comenzó con mucha intensidad, presionando alto sobre la salida argentina y con buen despliegue por las bandas, y en apenas 4 minutos ya había obligado por medio de Nandez a la primera intervención del golero Martínez, la gran figura que tuvo el encuentro. Pero para sorpresa de todos, llegaría el gol visitante tras un error de Joaquín Piquerez, que trató de salir jugando por izquierda y la perdió con Dybala, que asistió a Ángel Di María que la colocó alto y lejos de Muslera, al ángulo. 1 a 0 y pelota al medio.
De a ratos Argentina se apropió de la pelota y se defendió manejándola y bajando el ritmo, pero en líneas generales el control territorial fue de Uruguay, que con más ganas y amor propio que fútbol buscó el empate hasta el último minuto, infructuosamente. Luis Suárez mandó una pelota al palo sobre la media hora de juego en una acción desordenada, en la que defeccionó en el segundo remate, que se perdió afuera. Antes del cierre de la primera parte Martínez volvería a detener un intento de Vecino.
Para la segunda mitad ingresó Torres por Brian Rodríguez buscando algo diferente, luego ingresaría Álvarez por Vecino, tratando de volcar al equipo hacia adelante, pero sin que mejorara el orden, y si bien hizo pasar calor a Argentina, no logró quebrar el cero en el arco de Martínez, que con una acrobacia rechazó al córner una pelota en centro que rebotó en un defensa y se cerró, y fue la más complicada que generó Uruguay. Los celestes dispusieron de varios tiros de esquina que no pudieron conectar. Martínez tuvo otra atajada en la que parecía que se le escapaba por debajo del cuerpo, pero no, ni así.
A la vista de la seguidilla de los resultados adversos, propios y ajenos, los dirigidos por Tabárez viajarán a La Paz con la obligación de traer una victoria que cambie la pisada. Si no se logra, el camino hacia Catar se seguirá oscureciendo.