Imprevisiones y “desinformación preventiva” explica que se extendieran grandes incendios

El vicepresidente de la Comisión Departamental Nacionalista, Ing. Agrim. Ramón Appratto, indicó a EL TELEGRAFO que los grandes incendios forestales de la zona de principios de año dejan lecciones y reflexiones, cuando unas 37.000 hectáreas fueron alcanzadas por el fuego, en “una trágica instancia que gracias a la naturaleza y su lluvia del 1° de año, no fue peor. Pero en todo eso hubo enormes imprevisiones y, por lo que apreciamos, desinformación preventiva. Aquí estuvo el subsecretario del Ministerio de Ambiente y dijo que no había legislación respecto a la distancia que debe haber entre los montes y los pueblos. Pero así como se hizo con la fumigación de pesticidas (glifosato) y las franjas sin arar junto a los cursos de agua para aliviar la erosión, se pueden hacer decretos departamentales que no sean contrarios o complementen a leyes nacionales y fijen, por ejemplo, que a menos de 500 metros de los centros poblados no se puedan plantar montes”.

Destacó que “además la distancia mínima a dejar entre montes (calles-cortafuegos) también debe establecerse un mínimo, por ejemplo de 100 a 200 metros. Cuando los montes quedan separados por 20 o 30 metros –y a veces mucho menos–, esa separación se convierte en un corredor de viento donde se enardece el fuego. Máxime que la mayoría de las veces están muy sucios”.

Respecto a instalar un cuartelillo de bomberos más o menos en el epicentro de las zonas forestadas, subrayó que “es una necesidad urgente. Pero hay que analizar donde ponerlo, qué tiempo lleva y que eso no sirva para que las empresas luego de instalado, se desentiendan de sus propias responsabilidades. Hay que recordar que para que se pudiera poner un puesto policial en una esquina de las Termas de Almirón, se discutió años primero para ponerlo y luego dónde ponerlo”.

Evaluó que “aquí la zona para instalar un cuartelillo del Cuerpo de Bomberos del Ministerio del Interior indudablemente debe ser Piedras Coloradas. Y su capacidad y tamaño lo deben determinar los técnicos de Bomberos. Pero teniendo en cuenta además, la dimensión de los montes y aserraderos o depósitos de madera aserrada, las empresas tienen que tener sus equipos de emergencia con los vehículos, herramientas y elementos que determinen técnicamente los bomberos. Y esos equipos de primera emergencia deben contar con personal de las empresas, adiestrado por los bomberos a tales efectos. A la Dirección Nacional de Bomberos hay que reconocerle sus conocimientos técnicos actuales, incrementarlos y dotarlos de medios materiales y de más personal”.

Destacó la gran utilidad del uso de aviones o helicópteros en el combate de esos incendios de montes, en tanto advirtió que hay que tener en las zonas a proteger, reservorios de agua en el caso de los helicópteros y además, para los aviones, pistas para operar y donde se les provea el agua para esparcir, asegurando la recarga de los mismos en forma rápida.

“Hace años, estando becado por el Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario de España, asistí a jornadas de plantaciones de montes en las sierras de la provincia de Guadalajara. Plantaban en las sierras pedregosas con un transcavator que iba recorriendo en curvas de nivel, quebrando la roca e iba esparciendo las plantas en macetas desde un cilindro ubicado en la zona de la toma de fuerza. Del 100% de las plantas se perdía un porcentaje de entre el 20 al 30%, pero la realidad era que al ver las sierras, lo que se apreciaba era que quedaban cubiertas de bosque. ¿Cómo no van a venir las empresas extranjeras al Uruguay, si aquí en vez de plantar en tierras pedregosas, en las sierras o en la nieve, plantan en suelos levemente ondulados que generalmente fueron estancias de ganadería extensiva?”, cuenta Appratto.

Lugares para forestar
En este sentido dijo que las limitaciones a las empresas forestales deberían ser “las que surgen de razonamientos de lógica elemental. La cuestión está centrada no en la cantidad de tierra ocupada por los montes, sino en qué lugares se deben plantar los montes. Y también en el tiempo en que se puede, a determinada industria como es la celulósica, amparar con ventajas impositivas. Una cosa es ayudar a fomentar una industria y otra diferente es que luego de desarrollarse y obtener muy buenas ganancias, sigan gozando de privilegios impositivos que otras industrias quizás estén esperando que les lleguen, para tener volumen y luego trabajar exclusivamente por su propia cuenta”.
“Una cosa es clara: desde la década de los ‘80 existe el dato de que podíamos llegar a ocupar unos dos millones de hectáreas con montes productivos de madera de distintos tipos, no solo para celulosa. Ya pasamos el millón. Y todavía estamos lejos de formalizar un objetivo importante de la forestación, avizorado hace más de 40 años, que era la exportación de muebles en tableros para armar. Incorporando mano de obra calificada y exportando trabajo elaborado y no solo materia prima. En aquel tiempo el referente era Dinamarca. Un país pequeño que, no obstante no tener materia prima, exportaba tableros para armar muebles reconocidos por sus excelentes diseños, calidad y practicidad. Hoy no sé si no hay otros que siguieron ese camino”.