Uruguay Recicla: transforma, reutiliza y educa sobre la basura

José Ramírez, en labor docente con estudiantes sobre reciclaje y construcción de muebles.

Cada 1º de marzo se conmemora el Día del Reciclador, en recuerdo a la tragedia ocurrida en Colombia en 1992, con el asesinato de once recicladores en la Universidad Libre de Barranquilla. El Banco Mundial estima que más de 15 millones de personas viven del reciclaje a nivel global.
Por otro lado, un grupo de ecologistas de Texas creó el Día Mundial del Reciclaje, declarado por la Unesco el 17 de mayo para recordar el cometido de reducir, reutilizar y reciclar, a fin de mejorar la clasificación de los residuos.
Uruguay Recicla nació hace más de 25 años en la cantina del Liceo Nº1 de Melo, en Cerro Largo, cuando José Carlos Ramírez se vinculó al centro educativo para vender productos locales. Allí comenzó a observar la cantidad de residuos generados a diario y durante varios años evaluó la forma de su reutilización.
Aquella iniciativa lo impulsó a retornar a su Montevideo natal, conformar una cooperativa de reciclado dedicada a la economía circular en forma independiente, para trabajar con empresas privadas y sus funcionarios e impartir docencia sobre el reciclaje en distintos centros educativos.
En el proceso de reconversión, construye ladrillos con envases, calentadores solares, bloques de hormigón a partir de residuos inorgánicos y muebles. A los restos orgánicos los utiliza en una huerta y en lombricultura.

No hay controles

“Se recupera un 12 por ciento –a lo sumo un 15 por ciento– de materiales que llegan al país, es decir, sobre lo importado. Pero no hay controles sobre lo que se puede reciclar. Todo lo demás, termina contaminando ríos, arroyos, vertederos privados o públicos. Es decir, Uruguay atraviesa por un momento complicado porque la industria, en general, se encargó de hacer cosas cada vez más descartables que impiden su recuperación”, dijo Ramírez a EL TELEGRAFO.
“En segundo lugar, hay un trasfondo político, económico y empresarial ya que el Estado no puede intervenir en el precio que pagan los privados por los materiales para reciclar. Ahora, si la salud está en manos del Estado y la basura es un problema de salubridad, entonces la basura no puede quedar en manos de privados. Porque el privado compra lo que le sirve para exportar y hoy el negocio se encuentra en manos de tres familias”, cuestionó.
Por ejemplo, “de cien productos que se compran, cinco es lo que pueden exportar. Los restantes 95 van a disposición final, no se usa geomembrana, ni se cuidan los lixiviados de la basura y solo se tapa con tierra. Por eso, Uruguay tiene un alto nivel de contaminación y no hay departamentos que tenga una disposición final con controles en los líquidos de fermentación. Los vertederos son a cielo abierto y faltan controles”.
Según Ramírez, “el cambio se consigue con el reciclado puerta a puerta. Porque los contenedores en las calles terminan transformándose en un basurero y las personas no reciclan en sus casas. Van al contenedor y tiran el contenido lo más rápido posible. Todo eso ocurre porque nunca se enseñó que la basura no es un problema, sino una solución y la educación tiene que empezar en la escuela. Como eso no se hace, porque no se estudia como una materia, entonces no habrá una solución”.
Además aseguró que “las políticas tienen que ser punitivas, si es que queremos cambiar, y establecer multas” para corregir los incumplimientos.

Su proyecto

Uruguay Recicla presentó su proyecto para trabajar en educación ambiental y reciclaje ante el Congreso Nacional de Intendentes. “Nos recibieron y escucharon, además presentamos trabajos ante el LATU. Nuestra propuesta es la construcción de bloques con hormigón y basura inorgánica, con el fin de construir viviendas para realojos. Todo se hace con materiales que van a disposición final y allí generan un daño ambiental. Además, con este tipo de vivienda se solucionan dos problemas. Uno son las emisiones de gases de efecto invernadero y otro, es el problema habitacional que hay en el país”.
Ramírez explicó que “se trata de una vivienda cuyo metro cuadrado no cuesta ni 700 dólares. Nuestro proyecto es para construir 52 metros cuadrados de una vivienda tipo, en planta baja, en 250 metros de terreno. Porque se completará con el reciclaje de la materia orgánica para instalar una huerta”.
Consultado sobre la respuesta recibida a la iniciativa de la cooperativa, precisó que “debe estar guardada en un cajón de la Facultad de Arquitectura. La ministra de Vivienda, Irene Moreira, conoce este proyecto y autorizó a hacer ensayos en la facultad, pero hace más de un año que está guardado”.

Vender servicios

Uruguay Recicla cuenta con un predio donde realiza la recuperación de diversos materiales, construyen bloques, muebles y llevan adelante una huerta orgánica. “Vendemos servicios a varias empresas de Montevideo, porque se aplica una ley que señala que todo lo que no sea domiciliario, se traslade a una planta final. Cada producto terminado con el reciclado, no se puede vender, sino donar”.
Ramírez coincide con las mediciones que indican que en el país se generan más de un kilo de basura por persona por día, “pero la industria genera más productos y aumenta su producción inorgánica. Cuatro millones de basura todos los días es un disparate porque, al menos en Montevideo, ya no hay dónde poner más basura. En el Interior puede ser diferente porque algunos departamentos tienen mucha tierra para seguir tapando. Puedo ir una ciudad y no ver basura, pero no significa que no exista, sino que está enterrada”, aseguró.