Ataque isquémico transitorio (AIT)

El AIT es un episodio de tipo isquémico (falta de sangre) por lo general, breve y transitorio de disfunción neurológica. Es causado por un disturbio focal por isquemia cerebral, retiniana o medular, con síntomas que duran de minutos hasta 2 horas sin evidencia de infarto cerebral permanente. Se debe a la falta de aporte sanguíneo a una parte del cerebro, de forma transitoria. Se llama a los AIT “episodios de advertencia” porque cualquier persona que tenga un AIT tiene un riesgo alto de tener un infarto cerebral inminente.

Síntomas

  • Debilidad, entumecimiento o parálisis en la cara, los brazos o las piernas, sobre todo en un lado del cuerpo.
  • Hablar arrastrando las palabras, dificultad para entender a los demás.
  • Pérdida de la visión en uno o ambos ojos, o visión doble.
  • Pérdida de equilibrio o coordinación.
  • El mecanismo del AIT obedece a 3 causas: AIT embólico, cóagulo que viaja al cerebro, que puede originarse en la carótida, en cavidades cardíacas u otro foco. Por oclusión de pequeños vasos penetrantes del cerebro. Por trombosis de la arteria cerebral lesionada.

Factores de riesgo

  • Varones mayores de 50 años.
  • Predisposición familiar.
  • Grupo étnico.
  • Presión arterial alta. El riesgo de un AIT comienza cuando las lecturas de la presión arterial son superiores a 140/90 milímetros de mercurio.
  • Colesterol alto.
  • Insuficiencia cardíaca, defecto cardíaco, infección cardíaca o ritmo cardíaco anormal.
  • Aterosclerosis de carótida.
  • Diabetes.
  • Parto reciente.
  • Antecedentes pasados de trombosis.
  • Sedentarismo y obesidad.
  • Tabaquismo.
  • Antecedentes de ACV.
  • Mala alimentación.
  • Consumo excesivo de alcohol.
  • Adicción a drogas ilícitas.

Diagnóstico

  • Historia, examen clínico y neurológico.
  • Paraclínica básica.
  • Estudio de imágenes cerebrales: Tomografía y resonancia de cráneo.
  • ECG y Ecocardiograma.
  • Ecografía de cuello para ver carótidas.
  • Fondo de ojo (ver embolias).

Tratamiento

  • Depende de la causa.
  • Tratar factores de riesgo en juego, por ejemplo, hipertensión arterial, diabetes.
  • Antiagregantes plaquetarios: Aspirina.
  • Estatinas (bajan colesterol).
  • Anticoagulantes: Heparina, Choice.
  • Cirugía de carótida o colocación de stent.

Conclusión

  • El AIT es una emergencia médica y debe encararse como tal. El conocimiento de los factores de riesgo individuales y el control médico periódico son las mejores estrategias preventivas.