Experta considera que es necesario controlar la sismicidad en el Litoral

Leda Sánchez y equipo trabajando en Polanco del Yí, donde se ubica una de las estaciones de control que aporta datos al Observatorio Geofísico de Uruguay.

El Litoral oeste del país, desde Bella Unión a Colonia, debería tener al menos dos estaciones más de monitoreo de actividad sísmica, dijo a EL TELEGRAFO Leda Sánchez, geóloga del Observatorio Geofísico de Uruguay. De buenas a primeras se podrá pensar que es innecesario este control, porque en Uruguay no hay terremotos. Pero, ¿es cierta esta afirmación?
El terremoto más reciente registrado en nuestro país ocurrió en mayo de 2021. Sí, hace menos de un año. Pero no fue un episodio aislado. Sin mediciones, pero con referencias en medios de prensa, hay noticias de movimientos telúricos desde 1884 a la fecha en esta región del país.

Sánchez indicó que hay que considerar la existencia de un riesgo tan significativo como la central atómica Atucha, en la vecina orilla, que próximamente serán dos, porque está en construcción una nueva unidad. “Eso, más la sismicidad histórica que hay asociada al Litoral oeste hace que sea una zona importante para tener equipos”, dijo.
Sin embargo la realidad es muy otra, y en vez de estar previendo una ampliación de la red de estaciones, hoy los expertos están pensando en cómo recuperar los seis que están próximo a perderse al finalizar los proyectos internacionales a través de los cuales se consiguieron.
“No tenemos plata para equipos, entonces se complica. Tengo cinco equipos que son de un proyecto con China, que me queda un año más y después tengo un equipo brasilero también en el marco de otro proyecto. Son seis estaciones que en breve las perdemos. Habría que recuperar seis equipos, o sea, la situación siempre complicada”, expresó.

RED

Hoy en el país el observatorio tiene 16 estaciones funcionando, “de las cuales seis son estaciones de bajo costo, o sea que la calidad del equipo no es la misma que un equipo robusto; son equipos de bajo costo, salen 2.000 dólares, con lo que estoy cubriendo el país en distintos puntos”. Los equipos “buenos” cuestan entre 20.000 y 35.000 mil dólares. “Voy poniendo esos equipos de bajo costo por si hay algún terremoto o algo, para por lo menos tener la información, pero para estudios más profundos necesitamos equipos de los buenos”, aseguró.

Hasta ahora el Estado no ha visto la necesidad de hacer las inversiones necesarias para tener una red sólida. “La sismicidad es un tema de ‘bajo riesgo’, y en el mito está de que si es bajo el riesgo, no hay riesgo”, hasta que ocurre algo. “Aparte está el tema de que capaz que tengo bajo riesgo, pero la vulnerabilidad es muy alta, dependiendo la zona”, agregó. Uruguay está muy por detrás respecto a países que tienen una actividad sísmica similar. Eso no quiere decir que no haya apoyo, “tenemos conectividad, tenemos un servidor en Agesic, los routers y los chips nos los da Antel, tenemos el apoyo continuo del Ejército, donde estamos instalando las estaciones, también en algunas comisarías, pero no estamos teniendo recursos para el mantenimiento de las estaciones”.
Muchas veces, casi todas, este mantenimiento se hace con recursos propios. “Todo eso sale de una plata que la estoy poniendo yo de mi bolsillo, más el traslado, el hotel, la comida. Que no son montos millonarios, pero son importantes para una persona, que lo cubro yo con mi sueldo; es una torta de guita que invierto todos los meses en esto. Llega un momento que te quemás”, manifestó.

Pero cuando ocurre algún episodio no demoran en exigirse resultados. El año pasado llegaron a estar operativas solamente tres de las estaciones, entre otras razones a causa de la pandemia, que resintió el mantenimiento. “Por suerte estaban funcionando esas tres, que fueron las que nos permitieron caracterizar el terremoto de Florida, de Montecoral. Pero es todo a pulmón, todo a pulmón”, lamentó. “La gente hace siete u ocho años que vienen laburando gratis y se empiezan a ir. Si el Estado no tiene la posibilidad de generar cinco cargos para estas personas que son las únicas que saben, es muy difícil. Porque gratis ya laburaron demasiado. Les encanta la sismología, pero no pueden trabajar gratis. Tienen que comer y hacer su vida”, afirmó.

HISTORIA

El Litoral oeste es una zona en la que hay registros históricos de actividad sísmica, “obviamente no había equipos como para medirlo, pero están los registros en la prensa, y entendemos que es desde Bella Unión hasta Colonia, también de Colonia a Montevideo. Hay un conjunto de registros históricos importantes, de 1848 a la fecha”, señaló. “La única manera que podemos monitorear es si tenemos estaciones sismológicas con equipos, y a partir de ahí hacer este un análisis de la sismicidad”. Mientras tanto las evaluaciones se guían por lo que la gente les dice.

“A veces nos ponemos a procesar algún día algo con las prestaciones y vemos que ha temblado en algunos lugares, con signos que son muchas veces poco perceptible para la gente, de magnitudes bajas, de 1,8 hasta 2,5, que la gente no lo siente pero sigue temblando, entonces con esa información uno hace el mapa de riesgos y análisis de la vulnerabilidad de una ciudad”, relató. Eso funcionaría si no fuesen tan pocos. “En este momento somos tres personas, no nos da para todo”. Y es que ese “todo” incluye también dar respuestas a la Base Artigas de la Antártida, que sigue temblando. “Tenemos una dotación de personas todo el año y a esa gente hay que responderle a ver de cuánto fue la magnitud (en 2020 y 2021 hubo fuerte actividad sísmica bajo la base científica uruguaya), por una cuestión de también de seguridad y tranquilidad para la dotación que está en la base”, indicó. Desde el comienzo de febrero hubo al menos tres sismos que llegaron a una magnitud de 5. “Hay que estar ahí, porque no es que se toman un bote y vuelven a la casa”, advirtió Sánchez.

El registro sismográfico más grande en el territorio fue de 4,62, el año pasado en la zona de Montecoral, en el departamento de Florida. “O sea, sismicidad hay. Claro, antes, al no haber equipamiento era ‘cosa de Mandinga’, asignado a algo raro. Hay reportes en la prensa de grietas que se formaron en el suelo, que sintieron ruidos y eso habría que ir a los sitios a hacer un estudio para ver cómo es el terreno, pero corresponde, están vinculados seguramente a sismicidad”.

SIN DATOS

Pese a esta constatación de que la actividad sísmica existe, no parece haber demasiada preocupación en los alrededores. “Hicimos todo un catálogo de la actividad sísmica en el Uruguay y en la región del Río de la Plata, y hay que estar prestando atención. Ni provincia de Buenos Aires ni Uruguay están haciendo mucho en este tema”. La central de Atucha y la próxima Atucha II, se ubican a unos 75 kilómetros en línea recta de Nueva Palmira, unos 140 de Colonia del Sacramento y a 300 de Montevideo.
“Los ríos que tenemos, el Paraná, el Uruguay, son estructuras geológicas. Son fallas por donde hoy circulan las aguas. Eso son zonas potenciales para que se generen roturas y generen terremotos. A eso hay que sumarle que tenemos una planta atómica, que van a hacer otra nueva ahora, son cosas que hay que tener un control”, dijo.