La Semana bien nuestra, para disfrutar y compartir

Tras dos años de interrupción –la primera en su historia de más de medio siglo– Paysandú recupera su fiesta popular esencial, la Semana de la Cerveza. Desde 1966 en adelante, en aquellos años de esplendor de Cervecería y Maltería Paysandú, de cerveza Norteña para el mercado interno y Paysandú para la exportación, los sanduceros fuimos construyendo la celebración, coincidente con la Semana de Turismo o con Semana Santa para los creyentes.
Este año, además, se celebran los 25 años de la inauguración de una de las obras emblemáticas de Jorge Larrañaga como intendente del departamento, el Anfiteatro del Río Uruguay. El año cincuenta y cinco, a cincuenta y siete años de aquel 1966, cuando se realizó por primera vez. Jorge Gavarí, conocido como el “Chino” fue quien llevó la idea a los directores de la cervecería, que tuvieron la visión de apoyar y darle impulso. Aunque desde el comienzo la Semana fue organizada para toda la comunidad, en principio se puso énfasis en los obreros cerveceros.
Fue un año –1966– en el que los sanduceros luchaban por varios proyectos que a nosotros nos parece que están desde siempre. Pero no. En aquella primera edición, el presidente del Consejo de Gobierno, Alberto Heber Usher, visitó Paysandú, confirmó la construcción del intercambiador vial a la entrada de la ciudad conocido como Trébol (aunque casi termina construyéndose como Trompeta), vio el empuje de los directivos del club Remeros por construir su piscina interior y observó la maqueta del puente que iba a unir Paysandú con Colón, por aquellos años del tipo colgante.
Unido a todo eso, las actividades de la Semana de la Cerveza, que se desarrollaban por toda la ciudad, incluyendo la planta cervecera. Pasarían décadas para el concepto de predio ferial, pero por otra parte, entonces toda la ciudad era una fiesta.
Han pasado cincuenta y siete años y estamos a las puertas de la 55ª edición. Ciertamente, en muchos aspectos este es “otro” Paysandú. En realidad, este mundo en que vivimos, en medio siglo ha transformado la sociedad entera. Pero se mantienen las cosas que se han convertido en esencia, como lo es la Semana de la Cerveza para Paysandú.
Sin dudas, a lo largo de los años, con las etapas que ha vivido la fiesta, con los diversos conceptos aplicados por quienes se han sucedido en la organización, de aquella primera edición solo queda el empuje, la idea primigenia. Se ha ido la cerveza hecha en Paysandú, desde que a fines de los noventa se cerró la fábrica y desde hace años la celebración se concentra en la playa, en derredor al anfiteatro.
Cada año, un tiempo antes de comenzar, como si se tratara de un acontecimiento comunitario ineludible, exacerbado en los últimos años por el uso de las redes, la previa de la Semana muestra una de las costumbres más arraigadas de los uruguayos en general y sanduceros en particular: somos 113.000 organizadores de la Semana de la Cerveza. De las misma manera que algo más de tres millones de directores técnicos cuando juega la selección nacional. Y hay obviamente más ejemplos.
Es habitual leer o escuchar críticas a la grilla de artistas. Falta este o aquel; alguno de los que viene –al parecer– ya no despierta interés en el público. Hay muchos frentes de lucha, desde el precio de la entrada hasta por qué cobran entradas, desde el cerramiento del predio ferial al precio de los juegos infantiles. Todo lo que se relaciona con la Semana de la Cerveza se somete a la crítica, con la mirada del medio vaso vacío.
De pronto, parece que todos somos organizadores, sabemos de presupuestos, de artistas, de los miles de detalles que se necesitan ajustar antes del momento del espichado del primer barril.
Sin dudas que la edición a punto de comenzar, como todas las por venir, podría ser mejorada. Siempre tendrá detalles no bien resueltos, siempre quedará un artista que de haber sido contratado hubiera sido un suceso.
Es lo que ocurre cada día con nuestras propias vidas. Aunque cueste reconocerlo (a veces al menos) no pasa una sola jornada sin que algo de lo hecho pudo haberse hecho mejor. Y –felizmente– no somos especialmente críticos con nosotros mismos, porque sabemos que buena parte de lo vivido ha sido tan bien concretado como se pudo.
Quizás sea el momento de cambiar la mirada. Seguir viendo el medio vaso, pero el lleno. Porque no puede dudarse que la Semana de la Cerveza hace a la esencia de los sanduceros, que nos reconocen por esta celebración. Quienes decidan venir en esos días no solamente colmarán los hoteles y restaurantes sino que –lo más importante– recorrerán y conocerán nuestra ciudad, lo mismo que a nosotros. Es la gran oportunidad de mostrar lo mejor de Paysandú. Esto es, sus habitantes y –en esta época– la Semana de la Cerveza.
Es buen momento para cambiar la mirada, para dejar de lado la crítica como deporte y considerar a la Semana como lo que es, parte de nosotros mismos, que merece y debe ser impulsada. Es una oportunidad para poner en movimiento la ciudad, en una semana en la que miles de personas salen en busca de diversión, salen de turismo.
La Intendencia de Paysandú ha tomado la apropiada decisión de invertir en la organización de la Semana. Como todas las intendencias del país invierten en el desarrollo turístico. Organizar eventos es una de las principales maneras. No sabremos hasta después de terminada el monto de esa inversión. Pero será importante, aun cuando el presupuesto global es realmente modesto, de un millón de dólares. Para una celebración de estas características, de nueve días de duración, lo es. De todas maneras, la mayor parte se recauda de múltiples maneras. Habrá un monto faltante, que deberá pagar la Intendencia, como lo hace desde años más allá de las diferentes administraciones.
Pero no es una cuestión de cual será la inversión necesaria, sino el derrame que la 55ª Semana de la Cerveza tendrá sobre muy diversos sectores, incluyendo cooperativas que administrarán lugares de estacionamiento y vecinos que aprovecharán para vender –fuera del predio ferial– comidas rápidas, cerveza y gaseosas.
Todos los sanduceros sin excepción debemos apoyar la Semana y hacer nuestra parte, aun cuando solo sea ayudar a un turista a llegar a su destino por el camino más corto. Es algo que debe unirnos, no solamente porque muy probablemente visitaremos el predio ferial aunque sea para que los más pequeños puedan disfrutar del Parque de Diversiones.
El vaso está medio lleno. De buena y deliciosa cerveza. Un brindis por todos los sanduceros, que podremos demostrar que somos los mejores anfitriones, orgullosos de nuestra ciudad, dispuestos a compartirla y deseosos de disfrutar una nueva edición de la Semana de la Cerveza. Nuestra gran fiesta.