Pasando la hoja

A comienzos de este mes el presidente de la República, Luis Alberto Lacalle Pou, se mostró muy optimista respecto a la posibilidad de dar por terminada la emergencia sanitaria que rige en el país desde el 13 de marzo de 2020. Entiéndase bien: dar por terminada la emergencia sanitaria, que no es sinónimo de decretar la conclusión de la pandemia, que es otra cosa. La Emergencia sanitaria es una declaración de excepcionalidad que le permite al gobierno tomar decisiones para hacer frente de mejor manera a una situación extraordinaria que afecta al país.
El mandatario, en declaraciones que formulara a radio El Espectador, decía que considerando tanto el contexto actual del país, como la situación a escala internacional, se podría levantar esta situación de excepcionalidad, pero que las limitaciones eran justamente algunas de estas “herramientas” que el decreto le otorga al gobierno. De todos modos, se dijo optimista respecto a que “en los próximos tiempos” se pueda dar ese paso.
“Todos los días me levanto con la intención de que cese esa emergencia. El tema son las herramientas que le genera esa emergencia sanitaria al gobierno y hay que tener claro si no se van a necesitar, pero ya debería ser hora de cesarla, según lo que está pasando en el mundo y en Uruguay. Lo venimos pensando hace bastante tiempo, hace siete meses. Después hubo un pico de contagios, quizás en estos próximos tiempos podremos avanzar en este sentido”, fueron las expresiones del presidente.
A comienzos de esta semana en Uruguay se habían contagiado el coronavirus más de 882.700 personas, de las cuales la gran mayoría superó la enfermedad incluso sin presentar síntomas, aunque muchos compatriotas sí los sufrieron y 7.154 perdieron la vida en el contexto de esta pandemia.
En el mundo las muertes, de acuerdo a los datos que publica el Sinae en su Monitor Integral de Riesgos y Afectaciones (MIRA) las muertes ocasionadas por este mal han alcanzado los 6.126.493.
La variante Omicron, cuyas principales características son una mayor contagiosidad, pero a la vez una menor mortalidad, sigue siendo la predominante en el mundo, y no se puede decir que se esté acercando a su desaparición. De hecho desde hace pocas semanas China enfrenta el mayor brote de casos de COVID-19 desde la primera ola de la pandemia, con confinamientos gigantescos entre la población, por ejemplo en las grandes ciudades de Shenzhen, de 17 millones de habitantes, y Changchun, con nueve millones de residentes, luego que ambas superaran la barrera de los 1.000 contagios. Considerando otros brotes localizados por el resto del país, ahora mismo hay más de 37 millones de personas confinadas en China.
¿Pero qué se espera que ocurra? Porque si bien estos casos se detectan y las medidas se deben tomar de acuerdo a los protocolos vigentes, no deja de tener esta enfermedad características bien diferentes a las de cuando todo comenzó, al menos con esta variante (que puede ser reemplazada por otra más agresiva, si tiene a mano toque madera).
En Europa, tal vez en aras de dar un mensaje optimista (y porque también tienen otras preocupaciones ahora mismo), esperan que la salida a la pandemia sea cuestión de algunos meses. Se dirá que ya se habló de algunos meses de duración cuando todo empezó, en los primeros meses del 2020, pero se supone que ahora es diferente, que se conoce más sobre el virus y su comportamiento.
Hans Kluge, director regional de la Organización Mundial de la Salud en Europa, considera que el fin de la pandemia podría estar cerca y cree que la COVID-19 se transformará en enfermedad estacional en los próximos meses.
Estimó que “a medida que disminuya la ola de Omicron, habrá unas semanas o meses de inmunidad global, gracias a las vacunas o porque la gente se habrá inmunizado al contagiarse y a la baja estacionalidad. Así que anticipamos que habrá un periodo tranquilo antes de que a finales de año vuelva la COVID-19, aunque no necesariamente la pandemia”. Agregó que considera que “plausible que la región camine hacia una especie de fin de la pandemia, no de la COVID-19, pero sí un fin de juego pandémico”.
Claro que no en todo el mundo están de acuerdo con esta visión. En un artículo que escribió invitado por el New York Times, John M. Barry, investigador distinguido en la Escuela de Salud Pública y Medicina Tropical de la Universidad de Tulane –autor de La gran gripe: la pandemia más mortal de la historia, sobre la pandemia de 1918, conocida como la Gripe Española–, advirtió a comienzos de este año que no se debería repetir el error de dar por terminada la pandemia de forma anticipada.
Recordó en su artículo que la mayoría de las historias sobre la pandemia de gripe de 1918, que cobró la vida de al menos 50 millones de personas en todo el mundo, dicen que concluyó en el verano de 1919, cuando la tercera ola de este contagio de las vías respiratorias amainó por fin.
Sin embargo, afirma, “el virus siguió causando la muerte de más personas. Una variante aparecida en 1920 fue tan letal que debería haberse considerado una cuarta oleada. En algunas ciudades, entre ellas Detroit, Milwaukee, Mineápolis y Kansas City, Misuri, hubo más muertes incluso que en la segunda ola, la responsable de la mayoría de las muertes de la pandemia en Estados Unidos”. Esto, dijo Barry, “ocurrió a pesar de que la población estadounidense tenía suficiente inmunidad natural contra el virus de la gripe luego de dos años de varias olas de infecciones y después de que la letalidad viral de la tercera ola había disminuido”.
En casi ninguna ciudad de Estados Unidos hubo una respuesta durante 1920. “La gente estaba cansada de la gripe, al igual que las autoridades. En los periódicos abundaban noticias aterradoras sobre el virus, pero a nadie le importaba. La gente de esa época ignoró la cuarta ola, y los historiadores hicieron lo mismo. El virus mutó y se convirtió en la gripe ordinaria de temporada en 1921, pero el mundo ya había pasado página desde mucho antes”, indicó.
Ante este escenario, y aun conociéndose algunas flexibilizaciones que el gobierno está pensando adoptar por ejemplo en cuanto a las exigencias para ingresar al país, parece cuando menos prudente que no se haya dado todavía ese paso de dar por terminada la emergencia. Al fin y al cabo, con emergencia y todo hemos podido, por ejemplo, celebrar recientemente un nuevo masivo acto eleccionario con altísima concurrencia a las urnas, cumplir con toda la programación de carnaval sin restricciones, ver a Uruguay clasificar al mundial con un Estadio Centenario colmado al límite de sus posibilidades y esperemos, dentro de pocos días, reencontrarnos con una nueva Semana de la Cerveza, que tan importante es para tantos sanduceros.