Nicolás Olivera: “La senda del progreso es un esfuerzo de muchos, de muchos años y de muchas décadas”

“¡Feliz cumpleaños Paysandú! ¡Viva Paysandú! ¡Vivan los sanduceros!” dijo el intendente Nicolás Olivera en la parte culminante de la festiva tarde de ayer, tras un desfile por el centro de la ciudad y un acto al pie del monumento a Artigas en la plaza homónima.
Entre otras autoridades se encontraban presentes el presidente de la Junta Departamental, Claudio Zanoniani, el comandante del Batallón “General Leandro Gómez” de Infantería Nº 8, teniente coronel Gustavo Negrín, el prefecto de Puerto, teniente de Navío Luis Zinno y los alcaldes de Guichón, Martín Álvarez, y de Piedras Coloradas, Jhonn Cáceres. El ministro de Defensa, Javier García, presenció el desfile y de inmediato se dirigió al aeropuerto Tydeo Larre Borges para volar de retorno a Montevideo.
Tras felicitar a todos los participantes del desfile sostuvo que “sería estéril celebrar un cumpleaños más de Paysandú sin detenernos unos minutos a reflexionar por qué lo hacemos. No es celebrar solamente un año más de vida, hacer galas al transcurso del tiempo. La pregunta que se impone es ¿por qué celebramos? ¿Por lo que fuimos? ¿por lo que somos?”.

EL PROYECTO DE 1838

“Quizás mucho no se sabe, pero en 1838 ya podría haber sido declarada ciudad la entonces villa de Paysandú, porque el Poder Ejecutivo de aquella época, durante la presidencia de Manuel Oribe, envió al Parlamento una solicitud para declarar y elevar a ciudad lo que era la villa en aquel momento. Las razones radicaban en designar a Paysandú la benemérita de la patria por razones de valentía y de resistencia. Ya por aquella época Paysandú era valiente, era heroica, resistía, Pero esa época nos fue esquiva por razones de peleas, de rencillas entre orientales, entre uruguayos”.
“Tuvimos que esperar 25 años, hasta 1863, para que el presidente Bernardo Prudencio Berro, el 8 de junio pusiera la firma del cúmplase y elevara a Paysandú a categoría de ciudad. Pero fueron otros los motivos que dieron razón a elevar de categoría lo que era una villa. Ya no eran los de los valientes, la resistencia, no era un reconocimiento de un gobierno nacional a la participación hasta militar de buena parte de su gente”, expresó Olivera ante cientos de personas que quedaron para escucharlo tras terminar el desfile.
Se refería así al proyecto presentado el 17 de junio de 1861 por Justo Corta, diputado por el departamento de Paysandú, quien buscaba resucitar la iniciativa de 1838. Justo Corta, nacido en Montevideo el 19 de julio de 1824, representó al departamento sanducero en la novena legislatura, afiliado al partido blanco tuvo honrosa actuación cívica y falleció en la capital el 18 de junio de 1904.
Finalmente en 1863 se aprobó –junto con Salto– pero el panorama de la república, tan promisorio en los días laboriosos y apacibles en que el diputado Corta presentara su proyecto, había cambiado de modo fundamental. Vivía entonces los meses iniciales de una guerra civil que iba a prolongarse, sangrienta y dura, para tener culminación trágica justamente en Paysandú, con la Defensa de 1864-1865.

LA PUJANZA DE LA CIUDAD

Nicolás Olivera aseguró que en 1863 “nos reconocieron como ciudad por nuestra pujanza, porque en aquel momento se estaban dando serias y profundas transformaciones acá en Paysandú, de la mano de un hombre que aun tengo dudas de si los sanduceros hemos sido diligentes en homenajear y en recordar su legado. Me refiero al jefe político de aquel entonces, Basilio Pinilla, un verdadero transformador. El hombre que explica la presencia de nuestra Jefatura de Policía, la Casa de Policía por aquel entonces. Una cárcel modelo, un hospital, un cementerio, un templo –lo que es hoy la Basílica–, un teatro. Dice alguna crónica de por aquel entonces: ‘Los horneros no descansan y a veces se paran las obras por falta de ladrillos, que no alcanzan a llenar las exigencias de lo que construyen”.
“En aquel momento nos elevaron a categoría de ciudad porque Paysandu había ofrecido ya satisfactoria fianza de que marcharía prospera y sin detenerse en la vía del progreso”, subrayó.
“Cada año que celebramos obviamente es una dicha, pero no es solamente eso. Para nosotros, para quienes tenemos responsabilidades públicas, nos genera un deber. Cada año nos interpela para ver si ese año que transcurrió se hicieron cosas a la altura de lo que la gente se merece, si hicimos todo lo que teníamos que hacer, si dimos todo lo que teníamos que dar, para hacer de nuestro pueblo, nuestra ciudad un lugar mejor para vivir”, aseguró.

ESFUERZO DE MUCHOS Y DE DÉCADAS

“Este nuevo aniversario obviamente nos encuentra después de una pandemia en un año de mucho esfuerzo, de mucho trabajo. Estoy convencido que Paysandú está recorriendo la senda del progreso que no nace, no aparece producto de la generación espontánea y no del esfuerzo de uno. Es un esfuerzo de muchos, de muchos años y de muchas décadas, en un proceso acumulativo en donde todos venimos a poner un ladrillo más sobre lo que había. Nuestra contribución será dejada hasta la última gota”, destacó el intendente de Paysandú.
“Este proceso –estimados sanduceros– lo tenemos que transitar sin nostalgias, sin anclarnos en glorias pasadas sino más preocupados por el mañana antes que por lo que vivimos tiempo atrás”.
“Somos sanduceros, tenemos un ADN especial, un genoma distinto, hay un cromosoma del ser sanducero que nos hace diferentes al resto. Somos heroicos, pero ya no solo heroicos por lo que hicimos sino por lo que hacemos todos los días”.
“El verdadero heroísmo está en transformar los deseos en realidades y las ideas en hechos. Mejor que decir es hacer y mejor que prometer es realizar; y eso no es una tarea de unos pocos, sino de todos”, indicó antes de culminar diciendo: “Esa es la invitación que queda hecha para cuando nos veamos dentro de un año en estas mismas circunstancias, cuando nos interpele el próximo aniversario, el 160, y nos diga la ciudad ‘¿Qué hicieron durante este año para vivir en un lugar como el que viven?’. Estoy convencido que vivimos en el lugar más maravilloso para vivir. Así que a eso nos abocaremos. Esa es la invitación a todos los sanduceros, a construir eso”.

HOMENAJE DE LAS APARCERÍAS

La Asociación de Sociedades Tradicionalistas de Paysandú realizó en el mismo lugar varios homenajes. El primero de ellos a Manuel Bercianos, entregando dos plaquetas a la familia, una en nombre de la asociación y otra de la Unión de Aparcerías y Asociaciones Tradicionalistas del Uruguay.
Se realizó también un homenaje a Oriental Cruz, destacado como “gran persona y jinete”; se hizo hincapié que frente al monumento a Artigas estaba, ensillada, la criolla mora, en honor “a nuestro querido Jorge Guapo Larrañaga; un minuto de silencio ante el reciente fallecimiento del tropillero Cacho Onorato y de “doña Elvira, quien en cuanta fiesta campera estaba con su puesto de tortas”.